"Tal y como están las cosas…" Antonio Aradillas: "¡Francisco, NO vengas a España!"

España
España

"Son muchos ya, cristianos o no, quienes manifiestan no creer oportuna la visita de Francisco a España, por muy “pastoral” y evangelizadora que sea presentada"

"Visitar España…" "¿Qué significan este concepto y esta expresión? ¿Se trata de un eufemismo?"

"¿Además de con cuántas Españas, con cuántas Iglesias se habría de encontrar el papa Francisco en su hipotética visita al "Ruedo Ibérico" de nuestros afanes?"

"¿Y quien trazaría el “iter” de la visita del papa Francisco?. ¿Serían los políticos, la Conferencia Episcopal –CEE- , personas o empresas particulares “pudientes”, o los movimientos “piadosos” que afronten los gastos?"

Son muchos ya, cristianos o no, quienes ante la posibilidad de que el papa Francisco se decidiera a venir a España, manifiestan no creer oportuna tal visita, por muy “pastoral” y evangelizadora que sea presentada. Las razones teóricas “oficiales” para la justificación del desplazamiento pontificio a España, se centran fundamentalmente en conmemoraciones programadas para el año venidero, tales como el “Año Santo de Santiago”, las celebraciones de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, y el sempiterno recuerdo hispanoamericano concentrado en Guadalupe, obsequiado, es decir, indulgenciado, con alguna de las “santas” fórmulas al uso canónico o litúrgico.

No obstante, creo que son tantos o más, en número, peso y en discernimiento, quienes están convencidos de que tal visita pontificia no sería procedente, ni hoy por hoy, recomendable, ni realizable. Me limito en esta ocasión a recopilar y exponer las razones que a estos les instan a mantener su opinión.

“Visitar España…” ¿Qué significan este concepto y esta expresión? ¿Se trata de un eufemismo, por mucha “constitucionalidad” con que se le equipe y por muy democráticamente que se explique y aplique a las 17 Comunidades Autónomas –y a las dos ciudades también autónomas?. Dentro de las referidas Comunidades, los partidos políticos que representan a sus electores ¿se aúnan alrededor de una idea constitucional de la mínima unidad exigida al concepto de “nación” o de “Estado”, o a otras distintas y aún opuestas?

Por santamente que sea estudiado y realizado el programa –“iter”- de la estancia, los discursos del papa, sin salirse un ápice de la “pastoralidad” y del dogma, ¿qué de positivo le aportaría el papa a los españoles –personas y partidos políticos- tal y como se comportan –nos comportamos- en la actualidad, por muy “católicos, apostólicos y hasta romanos”, que nos profesemos? ¿Quién o quienes, cómo y por qué serán los que encarnen la realidad del pueblo de España, con valor y calor suficientes, para representarlo, al inicio y al final de las visitas papales a las diversas unidades administrativas, furiosamente independentistas unas, como anti-independentistas, otras?

¿Qué papel, o función, habrán de ejercer los obispos en toda esta liturgia, estatal o para- estatal? ¿Se distinguirá con la suficiente ejemplaridad la función del papa en su condición de “Pastor Supremo de la Iglesia Universal” –“siervo de los siervos de Dios”-, o en la de “Jefe del Estado Pontificio”, el último de los Estados censados en el mundo en cuanto se refiere al número de habitantes y a la extensión territorial, pero de los primeros en influencias, también de carácter político?

¿Qué papa, por muy “franciscano” que sea, y así intente actuar, será capaz de presentarse “a cuerpo limpio” ante el pueblo, como referencia ético-moral para toda la humanidad, necesitada como nunca de buenos –mejores- ejemplos, exigibles, por definición a una institución como la Iglesia, cuyos pecados graves –por acción u omisión- están a la vista de todos, se saben o se sabrán pronto, protagonizados por miembros de las más altas esferas o niveles eclesiásticos? ¿Cómo la Iglesia le va a exigir al Estado y a sus legisladores y funcionarios, lo que no se ha exigido y exige a sí misma en estas y otras cuestiones, como las sociales?

Apuesto a que los obispos recibirían al papa Francisco “como Dios manda y demandan los cánones” y los ritos, protocolos y preceptos litúrgicos. Pero, sin fiarme en demasía de las apariencias, estadísticas fiables refieren que el 30 por ciento del clero, con inclusión de su episcopado, en España, no es devoto –sino todo lo contrario-- de lo que es y como presenta y representa su misión el propio papa de sobrenombre, y a secas, Francisco. Además de las estadísticas y encuestas, así lo cantan no pocas declaraciones y comportamientos de “hermanos en el episcopado” y hasta algún que otro, otrora presidente.

Y, así las cosas, esta nueva pregunta, ¿Además de con cuantas Españas, con cuantas Iglesias se habría de encontrar el papa Francisco en su hipotética visita al “Ruedo Ibérico” de nuestros afanes, todavía patroneado por “obispos de toda la vida”, por tanto anteriores al concilio Vaticano II y al de Trento? ¿Acaso los cismas no se registran tanto o más entre los mismos católicos, que entre estos, y entre quienes profesan no serlo, por su pertenencia a otras Iglesias cristianas, o a religiones distintas?

¿Y quien trazaría el “iter” de la visita del papa Francisco?. ¿Serían los políticos, la Conferencia Episcopal –CEE- , personas o empresas particulares “pudientes”, o los movimientos “piadosos” que afronten los gastos?. De las informaciones de las que se tienen documentada constancia del “pagador”, o “pagadores”, de la visita “pastoral” a Valencia, del siempre “emérito” Benedicto XVI, es preferible “no meneallo”, al menos hasta que judicialmente no se pronuncie la última palabra, si todavía quedara alguien con vida que pudiera darse por aludido y pechar con sus consecuencias y reparaciones…

¡Por favor, por amor a la Iglesia y a España, rechace, papa Francisco, cualquier tentación de venir a nuestro país, tal y como están las cosas… ¡Si le apetece venir, hágalo, por ejemplo, con todos los respetos, como “tiffosi- partidario, o en calidad de capellán del equipo de fútbol argentino del “San Lorenzo” , del que sigue siendo socio con el número 88235n-0, con su cuota al corriente, desde el año 2008.

Volver arriba