Discurso íntegro de Bartolomé I a los periodistas en la CEe "Necesitamos abrir nuestros corazones y nuestras mentes al lenguaje del diálogo"

Bartolomé I, recibido por Osoro, Magán y el nuncio a la entrada a la CEE
Bartolomé I, recibido por Osoro, Magán y el nuncio a la entrada a la CEE CEE

"Nuestra unidad restaurada puede verse no sólo en nuestras conversaciones teológicas, sino también en nuestros esfuerzos colectivos por lograr la paz, la solidaridad y la reconciliación en el mundo"

"El diálogo bilateral entre nuestras dos Iglesias hermanas es un faro de esperanza y una demostración de nuestro compromiso con la unidad, la comprensión y la reconciliación cristianas"

Eminencias y Excelencias,
estimados miembros de la Conferencia Episcopal Española,
Queridos hermanos en Cristo,

Es un honor y un privilegio estar hoy ante vosotros, después de nuestro significativo y enriquecedor diálogo. Este encuentro ha sido testimonio de la fuerza y el propósito que une a nuestras respectivas Iglesias, para responder al mandamiento del Señor "que todos sean uno". Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado". (Juan 17:21)

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El diálogo bilateral entre nuestras dos Iglesias hermanas es un faro de esperanza y una demostración de nuestro compromiso con la unidad, la comprensión y la reconciliación cristianas. A través del diálogo, durante más de cincuenta años, hemos realizado progresos extraordinarios, tendiendo puentes de acercamiento, en lugar de erigir muros de separación, y superando diferencias eclesiales y controversias teológicas seculares. Los pasos vitales que hemos dado juntos, desde la apertura en 1964 de un "diálogo de amor", que en 1979 se convirtió en un "diálogo de verdad", son un compromiso irreversible que nos inspira en nuestro camino común hacia la plena comunión eclesial.

Bartolomé I, García Magán y Osoro en la CEE
Bartolomé I, García Magán y Osoro en la CEE

En este proceso, el Patriarcado Ecuménico siempre ha desempeñado un papel crucial, abogando por el diálogo, fomentando el entendimiento y defendiendo los principios fundamentales del amor y la unidad que están en el centro de nuestra búsqueda ecuménica compartida. Manteniendo la esperanza y el valor demostrados por el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras de bendita memoria durante su encuentro inicial en Jerusalén en 1964, necesitamos abrir nuestros corazones y nuestras mentes al lenguaje del diálogo. Esta es la condición última para el restablecimiento de la unidad entre los cristianos.

Al reflexionar sobre los pasos que hemos dado hasta ahora, tanto en el plano teológico como en términos de defensa espiritual, especialmente con nuestro hermano Su Santidad el Papa Francisco, para la protección del medio ambiente natural, es evidente que aún nos queda mucho por hacer para dar testimonio del Reino de Dios. Debemos seguir alimentando las semillas de diálogo y compasión que hemos sembrado. Nuestra unidad restaurada puede verse no sólo en nuestras conversaciones teológicas, sino también en nuestros esfuerzos colectivos por lograr la paz, la solidaridad y la reconciliación en el mundo.

A este respecto, aprovechamos la oportunidad para renovar nuestro reciente, sentido y ferviente llamamiento en favor de la paz en Oriente Medio. Esta región, que no sólo es para nosotros los cristianos una Tierra Santa, sino también sagrada para las tres tradiciones religiosas abrahámicas, se ve empañada por horribles tragedias y sufrimientos. Comprometámonos de nuevo a fomentar la paz y la justicia en Oriente Medio, pero también en Ucrania y en todo el mundo. Que nuestros esfuerzos estén guiados por la luz de la fe, la sabiduría de Dios y el amor sin límites que nos une como hermanos y hermanas en Cristo.

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