"Incredulidad, desconfianza, desazón y hartazgo" entre los supervivientes ante la Plenaria El 'Basta ya' de las víctimas de abusos: "Estamos cansados, hartos de que se rían de todos nosotros"

Omella y víctimas de abusos
Omella y víctimas de abusos

"Una iglesia que no reacciona ante las graves secuelas ocasionadas por estos delitos, solo pidiendo perdón y a veces ni eso, ni es cristiana ni es nada"

"Nos hemos abierto a dialogar, a debatir. Y lejos de mostrarnos respeto, finalmente vemos que nuestro esfuerzo no es correspondido. Cada vez que nos piden perdón, como el que pide cien gramos de jamón york en el supermercado, nos ofenden porque no demuestran creer realmente en el perdón. Ni en la reparación, ni siquiera en el reconocimiento"

"Nada nuevo, amigo Juan. Pero si ya cruzaron la línea roja, lo de ahora y lo que viene en camino, es otro abuso y otra violación más. Y no se tu, pero yo no estoy dispuesto a tolerarlo"

"Cansado. Estoy cansado, Juan. Harto de que se rían de mi y de todos nosotros". Así se dirigía a mí el otro día un superviviente de pederastia en el ámbito eclesiástico español. Y proseguía : Una iglesia que no reacciona ante las graves secuelas ocasionadas por estos delitos, solo pidiendo perdón y a veces ni eso, ni es cristiana ni es nada.

Hemos hecho el tremendo esfuerzo de acudir al Defensor de Pueblo para relatar nuestro calvario existencial, incluso nos hemos reunido con Omella y con diputados, senadores y ministros. Nos hemos vaciado una y otra vez, con lo que ello supone de doble victimización.

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Nos hemos abierto a dialogar, a debatir. Y lejos de mostrarnos respeto, finalmente vemos que nuestro esfuerzo no es correspondido. Cada vez que nos piden perdón, como el que pide cien gramos de jamón york en el supermercado, nos ofenden porque no demuestran creer realmente en el perdón. Ni en la reparación, ni siquiera en el reconocimiento.

El superviviente me mira, desde detrás de sus lentes y respira hondo. "Y ahora encima nos enteramos de que la Conferencia Episcopal de España, está a punto de caer en manos del rigorismo negacionista. Esto ya es un pitorreo. Conmigo, al menos conmigo, que no cuenten".

Omella saluda a los periodistas junto a las víctimas
Omella saluda a los periodistas junto a las víctimas

"Me quedan ya pocos años de vida. Prefiero morir de pie y con dignidad, aunque sea siguiendo sorbiendo las secuelas de mi infanticidio, que arrastrándome como ellos hacen, prostituyendo la esencia cristiana, deshumanizados y sin dignidad". Así completaba sus lapidarias conclusiones, mi amigo superviviente. No son necesarias más palabras.

El estado real y actual de muchas víctimas y supervivientes de pederastia en el ámbito eclesiástico es, tal cual, de incredulidad, desconfianza, desazón y hartazgo. La estrategia de agotar al de enfrente por inacción, una secuela del efecto Gauche, toxicidad mediando la manipulación, al parecer les está dando sus frutos a los príncipes de la Iglesia.

¿Abusos en nombre de Dios?
¿Abusos en nombre de Dios?

Pero mientras esto ocurre, el desprestigio de la cara más negra de la iglesia española, de la que niega, minimiza sin rubor y lanza continuamente dardos en los rostros de víctimas y supervivientes, alcanza día a día cotas cada vez más elevadas. Ya poca gente cree en la filosofía del crucifijo de cristal. Solo ellos, los príncipes y algún papagayo y alguna cotorra.

"Nada nuevo, amigo Juan. Pero si ya cruzaron la línea roja, lo de ahora y lo que viene en camino, es otro abuso y otra violación más. Y no se tu, pero yo no estoy dispuesto a tolerarlo". FJ, el superviviente, se despide de mi, con una vena marcada en su frente. No sonríe como otras veces. Se da la vuelta y vuelve a respirar hondo. Da dos pasos, se gira y finaliza: "si a alguien le queda vergüenza en este pais, ya sabe lo que tiene que hacer. Lo llevamos explicando desde mucho tiempo atrás. Lo demás, es hablar a las piedras. No cuentan con nosotros, solo tratan de dilatarnos. Se ríen de nosotros".

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