"La 'paridad' entre hombre y mujer está consagrada desde la génesis humana" "Carne de mi carne, huesos de mis huesos"

Adán y Eva
Adán y Eva

"Sin temor de reduccionismo digamos que, la civilización humana ha disociado esquizofrénicamente la esencia humana: el mundo masculino versus el mundo femenino siendo ambos interdependientes"

"El cosmos entero está atravesado por un Eros Universal irresistible, como lo son sus propias leyes gravitacionales'"

"Los sensores de nuestro cuerpo nos advierten de las miradas, de las manos que buscan usarnos y las distinguen de aquellas que nos levantan, que nos fortalecen en afectos"

PREDICAMENTO:

Tal expresión habría exultado Adán al abrazar a Eva. A su vez desde Eva los hombres nacemos desde el útero de las mujeres. Es indisoluble la unión sexual entre ambos para la multiplicación y diversidad humana. Igualmente lo es en la misma corresponsabilidad por los hijos. Ha sido la voluntad divina que así sea nuestra gestación humana. Las culturas, Instituciones que han menoscabado y menoscaban la integridad femenina de una u otra forma son opositoras a la voluntad divina.

La “paridad” entre hombre y mujer está consagrada desde la génesis humana. Dirigirse a Dios ignorando o “descordando” con el corazón de Dios en la igualdad y diferenciación entre hombre y mujer es dirigirse a un dios creado por el hombre. El teólogo Frei Betto nos agrega: “La Iglesia en su énfasis excesivo en el mito de la pureza y la exaltación de la virginidad hace que la sexualidad parezca un error de Dios”. Las distorsiones en las civilizaciones por nuestra ontogénesis han eclipsado el esplendor de la existencia humana y como comunidad “de todos en la mesa”.

Adán y Eva

PRESENTACIÓN:

Mujeres dan a luz: su verdad de libertad

He visto en vídeo youtube la Conferencia de una majestuosa dama, Waris Dirie, de África y de cultura islámica en las Naciones Unidas. En cinco minutos nos revela el horror infernal que están sometidas millones de mujeres a la extirpación de su preciado órgano genital. Práctica que no lo dicta el Corán. La fantasiosa mentalidad del hombre de creerse superior a la mujer, hacerla objeto de sus sadismos con fatuos paradigmas.

Las ardorosas protestas femeninas que presenciamos nos están sellando un antes y un después en los ríos caudalosos de la civilización humana: el ser de la feminidad, perfil de la creación toda es para ser respetada, amada. No para ser poseída, ni dominada, vale decir como todo ser humano, tallado, tallada a imagen y semejanza de Quién diseñó la creación. Sin temor de reduccionismo digamos que, la civilización humana ha disociado esquizofrénicamente la esencia humana: el mundo masculino versus el mundo femenino siendo ambos interdependientes. Al separarnos nos separamos a su vez de la naturaleza, la convertimos en objeto de dominio, de explotación.

La dignidad e identidad nace con nuestro cuerpo. Nos pertenecemos a nosotros mismos, “nadie camina por mí”, respondemos por nosotros mismos, somos sujetos, lo contrario a cualquier objeto - cosa. Las personas fundadas en su dignidad e identidad son para ser respetadas, amadas y los objetos, cosas para ser usados. Buda decía: “El cuerpo es el ojo, somos el universo de sí mismo”. .

Los Acosos del día a día:

Al parecer ya no hay lugar en el planeta donde revienta a la luz los acosos sexuales. Desde altos “dignatarios” a analfabetos son denunciados por acosos, por violaciones…. Los escándalos son más volcánicos por los hipócritas que parecen impolutos, o por los endiosados de su fama, o por sus dineros. Los que explotan la prostitución y los femicidas. Increíble de aquellos hombres que iban apedrear a la “mujer adúltera” y Jesús, más que defenderla, nos desnuda: “El que esté libre de culpa que tire la primera piedra”. La frase más revolucionaria que asienta una justicia. Pero, el cinismo culmen lo poseen quienes profesan religiones con votos de castidad: predican, se visten de atuendos sagrados para sus rituales sepultando las conciencias aunque hayan leído a Jesús: “El que escandaliza a un niño, más le vale ponerse una piedra al cuello y lanzarse al mar”. La brújula ya se pierde cuando son los padres que abusan.

Adán y Eva

El año 2018 podríamos definirlo como la irrupción incontenible de denuncias por las violaciones a la dignidad de la sexualidad humana.

El 5 de Octubre 2018 el Comité Nobel de Oslo dio el anuncio que el médico congoleño Denis Mukwege y la activista iraquí de derechos humanos

Nadia Murad fueron galardonados con el Nobel de la Paz “por sus esfuerzos para poner fin a la violencia sexual como arma de guerra y conflictos armados”.

Cabe agregar que el año 2018 no se entregó el Nobel de Literatura pues en el Jurado uno de sus miembros se detectó que estaba relacionado con abusos sexuales.

Nuestra Corporalidad sexuada y espiritualizada:

¿Ser sexuado, sexuada nos conflictúa? El desarrollo de nuestra corporalidad nos va diferenciando con nuestros entornos que a su vez en sus tejidos sociales se van generando confusos sentimientos de identidad, de vergüenzas, culpas, frustraciones. Sentimientos que penetran desde la piel al alma dejando huellas… Los premios y castigos que se reciben no pocos son imborrables para toda la vida.

En las tragedias griegas se presenta los conflictos de apego del hijo hacia la madre, de la hija hacia el padre en sus obras de Edipo y Electra.

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En el aprendizaje del vivir ya al nacer nuestra corporalidad sabe qué le es confortable, sentirse bien o mal. Sentimientos que también nuestro cuerpo los adentra. Su moralidad, vale decir “su casa íntima” es de puertas abiertas a la luz de la bondad como nutrirse de los pechos maternos. De puertas abiertas a sentir todo, distinguir y sorprenderse, es la edad de los por qué, de admiración, de extrañeza por la llegada de espermios y de “las lágrimas de los ovarios” Pablo Neruda. Se va naciendo al reino del espíritu del bien, de la belleza, de la verdad. Nuestra Corporalidad Humana forma su Conciencia.

Nuestros orígenes nos sellan. ¿Por qué se peregrina sin cesar hasta encontrar al padre o a la madre que no se conoció? Volvamos a ser cuerpo y alma , como lo son nuestras manos de nuestros ojos. El alma corporizada es el lenguaje para convivir. Sus flujos internos son insondables como el mismo orden del universo con sus galaxias. Nuestro cuerpo es un radar: cuando lo callamos grita en su piel que se irrita, tirita, contrae su musculatura, se enrojece o se palidece. Fruncimos la frente, el rostro. La angustia nos aprieta la garganta. Inhalar y exhalar nos infunde la bondad del oxígeno y nos distiende de nuestras tensiones, de “un post shock” emocional, suele decirse: “Volver en sí mismo”, un reposo interior. Recuperamos la conciencia de nuestra identidad.

Los sensores de nuestro cuerpo nos advierten de las miradas, de las manos que buscan usarnos y las distinguen de aquellas que nos levantan, que nos fortalecen en afectos, en abrazos no para poseernos sino para sentir que somos más que nuestro propio cuerpo. Ensanchamos nuestra humanidad en la amistad, en la fraternidad.

También “nuestros sensores” pueden ser engañados, “un lobo vestido de piel de oveja”. A su vez cuando nuestros sensores descubren haber sido engañados provienen las reacciones desde la violencia a la amarga frustración.

Creación

La naturaleza se recrea en sus coherencias

El Génesis nos dice que “Dios vio que todo lo que había creado es bueno”. La gloria de Dios es la gloria de su criatura humana y, la gloria humana es responder a semejanza del amor creador..

Las atracciones, las seducciones, las simpatías, las sintonías son las llamadas a aproximarnos para comunicarnos, para forjar “el nos-otros”. Crear familias. Nada en la naturaleza es insípido, la belleza sexualiza toda la naturaleza, sin su ternura no podríamos vivir… Sin embargo, no se puede respirar ternura en vendavales amenazantes…. Aprendimos a caminar hacia los brazos que nos llamaban. La ternura es tan sólida como el corazón e insufla vida para que tú vivas. Acaricia sin invadir, sin poseer.

La ternura se prosterna ante el misterio, ante un niño, ante un prójimo caído, ante una gota de rocío. Toda relación humana que sea para dominar, sadismo y masoquismo para someter a su prójimo en el trabajo, en la alcoba deja de ser relación pues se centra en el egoísmo absoluto. Pese que cueste reconocer: No son pocos los estudios que muestran que las relaciones sexuales no suelen ser gozosas, extasiantes sino lo contario, especialmente en el mundo femenino. Se pierde la fuente original: la reciprocidad en el don que se prodiga en toda la creación, como el bien cósmico que todo reúne.

El cosmos entero está atravesado por un Eros Universal irresistible, como lo son sus propias “leyes gravitacionales” de allí que nos lleva a trascendernos mutuamente, nos eyecta hacia el reino del espíritu. Martin Heidegger diría que “la muerte es el último orgasmo” del cual el alma se desprende del cuerpo a su máxima donación, como los ríos que abrazan los océanos.

Monjes

Las excepciones que confirman la regla:

Las personas que inmolan su vida sexual y no dejan de amar y servir a sus prójimos con la alegría de abrazar plenitudes, más que renunciar integran todo su potencial de amar desde su causa suprema. Abrazan sin los miedos de poseer y de ser poseídos. Pero, lamentablemente no todas las personas consagradas suelen mostrar el gozo de su alma en su rostro.

Las potencias de la vida son invencibles. Cuando pretenden ignorarlas, más se refuerzan, las neurosis reinantes son los nudos que se crean al torcer, truncar los flujos naturales. Así como “estudiamos” los potenciales de la tierra, la discernimos para fecundarla, igualmente nuestras pulsiones vitales son para reconocerlas y conducirlas.

Visualicemos las podas en el reino vegetal: ellas liberan y dan más frutos, pero en las personas sus nudos no se desanudan, quedan como tumores síquicos… Estos “tumores” cargados de violencia, de frustraciones, de hieles intoxican y minan sus ambientes. “No dejes que tu cuerpo sea la tumba de tu alma” (Pitágoras)

La armonía de nuestro cuerpo apetece de una armonía social.

Todo lo moral y toda la ética reside en qué mal o bien nos hacemos a nosotros mismos, hacemos a nuestros prójimos, hacia la sociedad y a nuestra madre tierra, nuestra casa común, como lo es también a nuestro propio cuerpo.

Considerando Final:

Nos ha correspondido vivir quizás el hito más crucial de nuestra historia, aun considerando los cataclismos que nos precedido. La pandemia del Covid 19, nuestra humanidad toda prisionera por el virus. No sólo por los confinamientos, sino por alteraciones radicales al modus vivendi que traíamos. Una vida frenética que sólo “un externo a nosotros” podría pararnos “en seco”. Sea esta la ocasión de enmendar nuestros rumbos.

40 días navegando con Laudato Si en la Querida Amazonía
40 días navegando con Laudato Si en la Querida Amazonía

Amigo, amiga, Ud podrá ser creyente o no pero lo invito sólo a imaginar por qué Jesús quiso “asumir nuestra corporalidad” y transformar su cuerpo en pan y su sangre en vino para ser asimilado por nuestro cuerpo y por nuestra alma, y vivir en nosotros respirando, amando con todo nuestro cuerpo. Es tan incomensurable que no lo hemos dimensionado ni en su profundidad y proyección. Lo íntimo de lo íntimo en la Divinidad es la UNIDAD TRINITARIA que impregna todo.

El Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si, “Cuidemos nuestra Casa Común” radicaliza algunas conclusiones que considero como las más desafiantes:

“Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo”. LS 207.

“Si se quiere conseguir cambios profundos, hay que tener presente que los paradigmas de pensamiento realmente influyen en los comportamientos. La educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza”. LS 215

En mi libro “Raíces y Comunión” (1992) compartía la vivencia de nuestra corporalidad:

“Si fui concebido en el abrazo de amor de mis padres, se abren mis poros al tú esencial:

Si camino es para volar más allá de mi nido.

Si abrazo es para revelarte que contigo soy más.

Si beso es para pronunciarte mi verbo intangible.

Si miro es porque tu puerta me llama.

Si inspiro y espiro es para recibir y dar.

21.-Si escucho es para captar la clarinada de presencias o la melodía del silencio.

Si conozco, re-nazco en otros latidos.

Si quiero porque emerjo hacia ti.

Si tengo médula espinal es para estar erguido ante ti.

Si tengo hombros podrás en ellos reposar.

Si tengo manos y rostro es para decirte lo que siento cuando las palabras no bastan.

Si nuestros cuerpos se abrazan por celebrarnos, por nuestro sufrir, por el éxtasis de llegar a tu océano…

¿no evocamos también la Unión Trinitaria?-

El océano es tan grande que también vibra en tus pupilas y aún en la muerte palpita como misterio del otro encuentro.

El sabio Pitágoras, matemático y filósofo, en sus lejanos siglos ante de Cristo exhortaba : “no hacer de nuestro cuerpo un ataúd de tu alma”.

Dios es amor
Dios es amor Eduardo González

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