"La injusticia cometida con Juan Cruz no tiene reparación posible" Carta abierta en defensa de Juan Cruz: "Kakux es inocente de lo que se le acusa"

Íñigo Lasagabaster y Juan Cruz
Íñigo Lasagabaster y Juan Cruz

"Tras ser sometido a un proceso canónico de Mortadelo, en un contexto de  oportunismos vergonzantes, en el que el juez-fiscal llegó a negar al acusado el  derecho a la defensa"

"Si a mí se me hubiera tratado públicamente y con publicidad como se hizo con  Kakux, hubiera presentado sin dudarlo una querella criminal contra el obispo por  difamación"

"Mi hijo pequeño es su ahijado. Ha dormido en su casa, ha ido con él al cine y ha sido  siempre tratado con cariño, respeto y alegría"

"Y me refiero no solo a la desacreditación de las llamadas “terapias de regresión gay” sino, de modo más amplio, a una homofobia-refugio de reprimidos e insatisfechos, que nos conduce a querer esconder los verdaderos escándalos de la Iglesia detrás de  supuestas actitudes ejemplarizantes y teatrales"

Estimados señores: Les escribo aquí como creyente y miembro de la Iglesia y porque me siento obligado a  transmitir mi malestar e indignación ante el trato que está volviendo a recibir Juan Kruz  Mendizabal, Kakux, con motivo del nombramiento de José Ignacio Munilla como nuevo  obispo de Orihuela-Alicante. He redactado las siguientes líneas, por si son de su interés: 

Escribo con la tranquilidad que da el haberme expresado públicamente sobre este  asunto en repetidas ocasiones antes de conocerse el nombramiento de José Ignacio Munilla como obispo de Orihuela-Alicante. 

Lo hago para afirmar que el trato que se ha dado a Kakux -de nuevo en la palestra a  raíz de la salida del citado Munilla de la diócesis de San Sebastián- mi amigo y  compadre, ha sido injusto y despiadado. Kakux es inocente de lo que se le acusa.

Tras  ser sometido a un proceso canónico de Mortadelo, en un contexto de oportunismos  vergonzantes, en el que el juez-fiscal llegó a negar al acusado el derecho a la defensa,  en un procedimiento que no hubiera aguantado media hora en la justicia ordinaria,  plagado de falsedades e irregularidades de forma y fondo, con la prohibición expresa  de realizar declaraciones públicas, con testificales manipuladas o inexistentes, sin la  posibilidad de presentar testigos de la defensa y tras más de treinta años realizando  pastoral con jóvenes sin un solo incidente reseñable, Kakux fue condenado. 

Munilla

Tras  ser sometido a un proceso canónico de Mortadelo, en un contexto de oportunismos  vergonzantes, en el que el juez-fiscal llegó a negar al acusado el derecho a la defensa,  en un procedimiento que no hubiera aguantado media hora en la justicia ordinaria,  plagado de falsedades e irregularidades de forma y fondo, con la prohibición expresa  de realizar declaraciones públicas, con testificales manipuladas o inexistentes, sin la  posibilidad de presentar testigos de la defensa y tras más de treinta años realizando  pastoral con jóvenes sin un solo incidente reseñable, Kakux fue condenado. 

Sí a mí se me hubiera tratado públicamente y con publicidad como se hizo con Kakux,  hubiera presentado sin dudarlo una querella criminal contra el obispo por difamación.  De hecho, mantuvimos entre nosotros dos, repetidas discusiones sobre el asunto.  Pero él decidió callar, por una cuestión vocacional y de fidelidad. Hizo lo que la  conciencia le decía que debía de hacer a pesar de ser consciente del costo personal  que ello conllevaba; solo puedo decir que le admiro y respeto profundamente por ello. 

Mi hijo pequeño es su ahijado. Ha dormido en su casa, ha ido con él al cine y ha sido siempre tratado con cariño, respeto y alegría. Cuando se enteró de lo que se acusaba  a su padrino, apenas acertó a decir, a sus trece años: ¿Cómo le pueden hacer esto a  Kakux? 

Homofobia

El problema de la homofobia en el seno de la Iglesia y de su jerarquía es que, tras la  supuesta denuncia de lo que se ha venido a denominar “ideología de género”, se  esconden cuestiones de carácter identitario y afectivo no resueltas adecuadamente, lo  que genera inmenso dolor y frustración, a veces con trágicas consecuencias. Y ocurría  que lo teníamos delante de las narices y no queríamos verlo. Pero parece que  últimamente, y a la luz del conocimiento público de todos los escándalos que van  saliendo a la palestra en relación con conductas intolerables generalizadas, esta  jerarquía ha adoptado un perfil bajo, se mantiene en silencio y se la ha tenido que  envainar. 

Y me refiero no solo a la desacreditación de las llamadas “terapias de regresión gay” sino, de modo más amplio, a una homofobia-refugio de reprimidos e insatisfechos, que nos conduce a querer esconder los verdaderos escándalos de la Iglesia detrás de  supuestas actitudes ejemplarizantes y teatrales. Se trata entonces del patético intento  de esconder un elefante detrás de una margarita. Un ejemplo de lo que acabo de decir es la injusticia cometida con Juan Cruz, que ya no tiene reparación posible, pero que no puedo callarme porque sé que él es inocente. 

Munilla
Munilla

A veces, como en este caso, la homofobia no solo yerra en su objetivo, sino que, con  acusaciones que buscan desviar la atención de lo verdaderamente grave, se muestra  además antievangélica, injusta, malvada y cruel

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