“De monserga clerical”, tachan ya muchos extremeños la explicación “oficial” Carta al cardenal Omella, mandamás de los obispos de España: "Extremadura ni siquiera tiene Patrona"

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"El caso de Guadalupe, por extraño e impensable que parezca, posiblemente es único en el orbe católico"

“No hay derecho ni humano ni divino a que Extremadura tenga que estar condenada también eclesiásticamente, y de idéntica manera a como lo está como entidad administrativa civil, a ocupar los últimos puestos en los índices del llamado desarrollo"

"Y es que, cuando una región como Extremadura ni siquiera tiene Patrona – es decir, AVE, (¡María Purísima¡), es que está “ abandonada de la mano de Dios”, según el catecismo popular”

Sin causarle excesivas molestias, la síntesis de mi carta podría formularse en este interrogante: “¿Qué hubiera dicho usted -y qué le hubieran dicho- , si al “tomar posesión” (sic) de la sede diocesana de Barcelona , algún periodista le hubiera pedido explicaciones , en el caso hipotético de que Monserrat -la Virgen, el Santuario y todo el complejo-, perteneciera canónicamente, por ejemplo, a la diócesis de Teruel-Albarracín o a la Alcalá de Henares en Madrid?”’.

Pues esta, y no otra, es la cuestión que justifica el envío de mi carta, en el nombre de tantos extremeños, aún a sabiendas en sus manos cardenalicias y de mandamás de los obispos, no esté la solución canónica al problema.

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El caso, por extraño e impensable que parezca, posiblemente único en el orbe católico, es que la Virgen de Guadalupe, patrona eclesiástica y “civil”, de Extremadura, su santuario , basílica, y todo el complejo -reconocido y declarado por la UNESCO, “Patrimonio e la Humanidad”- no pertenece administrativamente a ninguna de las tres diócesis que configuran la Provincia Eclesiástica de Extremadura, hoy Comunidad Autónoma constitucional, sino que está adscrita a la de Toledo, capital de la de Castilla-La Mancha.

Celebrada recientemente su fiesta solemne, el ex Primado de las Españas, arzobispo de Toledo, presidió la Eucaristía, -concelebrada por el arzobispo de Mérida-Badajoz, el de Coria-Cáceres , Administrador Apostólico de Plasencia, el emérito de Albacete, presentes además el emérito de Segovia y el Padre Guardián del Monasterio.

Se destaca que “la Virgen lucía este año el manto de cenefa marrón, del siglo XIX,”, y que, de entre las palabras que en su homilía subrayócon énfasis el celebrante principal, los informadores “religiosos! seleccionaron la frase de que “solo los humildes meten a Dios en el bolsillo” (Con el evangelio abierto por las páginas en las que se inserta el “Magníficat”, reconozco las invencibles dificultades de los laicos y de parte de la clerecía para hacerlas encajar en estas y similares solemnidades litúrgicas o para- litúrgicas )

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Y sin más, el meollo de mi carta que le dirijo, me lo redactaron con respeto y literalidad sinodales, un grupo de extremeños, de la siguiente manera:

No hay derecho ni humano ni divino a que Extremadura tenga que estar condenada también eclesiásticamente, y de idéntica manera a como lo está como entidad administrativa civil, a ocupar los últimos puestos en los índices del llamado desarrollo. Entre el resto de las Comunidades Autónomas, por citar un ejemplo, constante noticia en el triste, desdichado y vergonzoso anecdotario ferroviario, se constató y publicó que Extremadura es la única región que no tiene AVE, sino un piadoso remedo del mismo, que apenas si resiste el apelativo de AVITO, dado que casi sistemáticamente llega a deshora tanto a Madrid, como a Badajoz, después de haber tenido que pordiosear sus viajeros algún bocadillo en las estaciones del trayecto los misterios dolorosos del santo Rosario, con velocidades no superiores a los “prudentes” 79 kilómetros por hora.

Y es que, cuando una región como Extremadura ni siquiera tiene Patrona– es decir, AVE, (¡María Purísima¡), es que está “ abandonada de la mano de Dios”, según el catecismo popular”

“De monserga clerical”, tachan ya muchos extremeños la explicación “oficial” que clérigos y obispos les propinan, de que “el problema está y depende de Roma”, con olvido flagrante de que todos ,o casi todos, ya adultos , son sabedores de que “de Roma viene lo que a Roma va; y si es con denarios –moneda romana- más presto será”.

Pedir explicación a quienes corresponde, en este caso, a los señores obispos extremeños, de nacencia o de adopción, es tarea muy dificultosa. En privado, todos proclaman su “guadalupismo” extremeño, pero a la hora de la verdad, y de las gestiones personales , “extremeño” con el Nuncio de SS. o con quien sea y corresponda, ningún obispo mostrará su desacuerdo con lo así establecido en relación con la administración de los bienes materiales de gran parte de las donaciones exigidas aún a título del “Óbolo de san Pedro”, sabedores además de su aplicación a otros menesteres no precisamente “espirituales”.

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Porque, sr. Cardenal Omella, es doctrina común y comentario vulgar y generalizado, de que “el tintineo“ de las monedas-euros y dólares-, está en la raíz misteriosa del santuario de Guadalupe y de su administración por parte de quienes efectúan tal gestión en la “dives toletana”.

“Y mientras tanto, y en tales circunstancias, los curas extremeños que pastorean los 31 pueblos “toledanos” no se muestran partidarios de la redención de la Patrona de Extremadura para su Comunidad Autónoma , resembrando el bulo infamante de que en el Seminario de Toledo se educan más y mejor religiosamente a los futuros sacerdotes que en los de las diócesis extremeñas que hasta se han visto obligadas a cerrar los suyos.

Seglares extremeños “guadalupanamente” organizados” apenas si existen. Y los que a su tiempo se dedicaron a comprometerse en la tarea de “extremeñizar” eclesiásticamente a Guadalupe, se aburrieron y arriaron tal bandera, cansados de solicitar audiencias episcopales. “Guadalupex” es prueba fehaciente de ello, con pérdida de toda esperanza y casi de la fe, en relación con la institución que se erige y en la que se invoca a la Virgen como “Madre de Dios y de la Iglesia. “

Gracias, sr. Cardenal, por haber leído esta carta, con la seguridad de que, por su parte, podrá ser dada a conocer la respuesta a la misma. A usted, “franciscanamente” no le sienta bien “dar la callada por respuesta” y más en tiempos sinodales, y siempre, en los que la buena educación y los buenos modales son normas de convivencia intra y extra religiosa.

El ejercicio ascético del discernimiento hace mucho más obispos a los obispos y laicos a los laicos.

Virgen de Guadalupe
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