Congregaciones Generales jesuitas 31-36: 1965-2016 La Congregación General 34 (1995): De la “búsqueda” a la “fidelidad creativa” (IV)

Jesuitas
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"De  lo dicho por el P. Kolvenbach sobre los objetivos propios de la Congregación General 34, retenemos como prioritario lo de 'una fidelidad creativa, capaz de renovar y adaptar la tradición'"

"Los postulados que llegan a Roma desde las diferentes provincias son 635, y 142 los enviados por jesuitas particulares, que son recogidos y reagrupados en quince categorías temáticas"

"La Congregación General XXXIV marca un giro crucial en la vida contemporánea de la orden, en el que llega a su final el largo proceso de experimentación y actualización"

"El conjunto de los títulos de los 26 decretos producidos por la Congregación General 34 dicen mucho a favor del esfuerzo innovador y actualizador de esta Congregación 34 que centró su interés en una misión que se actualiza históricamente y se enriquece progresivamente"

El 8 de septiembre de 1993, el P. Peter-Hans Kolvenbach, Superior General de los jesuitas desde 1983, decide, de propia voluntad e iniciativa, convocar una nueva Congregación General, la 34: “A fin de que el cuerpo apostólico de la Compañía se congregue para renovar su manera de orar, actuar y vivir, y hacer así frente a los nuevos desafíos apostólicos”, fijando la fecha de su comienzo para el 5 de enero de 1995, en Roma. 

En sucesivas entrevistas de prensa, el P. Kolvenbach fue concretizando y enriqueciendo los objetivos que le adjudicaba a  esta nueva Congregación General: “Necesitamos hacer una pausa, reflexionar y orar sobre nuestra situación actual, identificar la orien-tación de nuestro futuro. Nos reunimos para ¨mirar hacia afuera¨ y no para concentrarnos sobre nosotros mismos. No estamos aquí solo para aprobar algún, aunque necesario, ajuste, sino para renovarnos en el perímetro de nuestra vocación, que es la marcada por Ignacio”.

Cingregación general 34

A otros les planteó: “Hoy el mundo ha cambiado y es necesario discernir cuál debe ser la contribución de los jesuitas al anuncio del Evangelio y al diálogo con la cultura. Debemos buscar una respuesta más adecuada a  los desafíos espirituales de nuestro tiempo, trabajando por la paz, en colaboración con las fuerzas vivas de la Iglesia, en particular con los laicos; de lo contrario el ‘solo  repetirnos’ nos hará perder el camino”. 

Y añadió algo que los Congregados asumieron y llevaron adelante: “La Compañía también debe adaptar su legislación, o sea, su modo de orar, de ser y de trabajar conjuntamente, a los nuevos códigos y orientaciones de la Iglesia, con un impulso renovado, con un lenguaje nuevo y con enfoques pastorales adaptados a los tiempos por medio de una ‘fidelidad creativa’, capaz de renovar y adaptar la tradición”. 

De  lo dicho por el P. Kolvenbach sobre los objetivos propios de la Congregación General 34, retenemos como prioritario lo de “una ‘fidelidad creativa’, capaz de renovar y adaptar la tradición”.

Veamos a continuación cómo funcionó la Congregación General 34 y qué resultados, innovadores,  actualizados y duraderos obtuvo, al esforzarse por mantener vivo y activo, dentro de la vida y actividad eclesial,  lo esencial de la tradición ignaciana, en diálogo creativo, constructivo y reconstructivo con las duras y exigentes realidades religiosas, sociales, políticas, económicas y culturales de nuestro mundo.

Kolvenbach

Visión de conjunto de la Congregación General 34

Una vez más, Gianni La Bella, quien ha agrupado su tratamiento de la Congregación General 34 bajo el muy acertado título de  “la unidad en la diversidad”,  nos ofrece concreta información sobre el comienzo de la Congregación General 34: “El 5 de enero de 1995 se encuentran en Roma los delegados, procedentes de 135 países, en represen-tación de 23 179 jesuitas. Por vez primera participan 7 hermanos coadjutores temporales, no elegidos, sino nombrados por el general. Los trabajos duran 77 días y terminan el 22 de marzo”.

El Proemio Histórico a la Congregación nos ayuda a completar la anterior información: “La víspera de la fecha fijada para la primera sesión sólo faltaban  tres de los 223 congre-gados. La diferencia de lenguas, de rasgos y colores, mostró bien a las claras que el conjunto de los congregados representaba a una Compañía auténticamente universal. Edad de los congregados: entre los 78 y los 37 años¨.

Los postulados que llegan a Roma desde las diferentes provincias son 635, y 142 los enviados por jesuitas particulares, que son recogidos y reagrupados en quince categorías temáticas: misión e identidad, justicia y evangelización, el diálogo interreligioso y cultural, la eclesialidad en el vivir y el obrar, la colaboración con laicos y laicas, la labor educativa, intelectual y universitaria, el medioambiente…

Kolvenbach se dirige a los Congregados en tres alocuciones introductorias que tienen como tema: La vocación de la Congregación General, La misión del jesuita, y Las Constituciones, destinadas a recordar a los Congregados la responsabilidad del momento: “No somos una asamblea a administrativa y no funcionamos como un sistema parlamentario, dominado por el juego de los votos. Ignacio nos invita a ser más ‘caris-máticos que democráticos’, capaces de reconocer la voz de Dios”.

Una vez más acudimos a la exacta y estimulante información de Gianni La Bella en Los Jesuitas. Del Vaticano II al Papa Francisco: “Tras un largo y complejo itinerario redaccional, se aprueban 26 decretos, muchos de            ellos particularmente significativos, que ponen fin a los problemas y a las exageraciones del pasado. 

Congregacion general 34

La Congregación General XXXIV marca un giro crucial en la vida contemporánea de la orden, en el que llega a su final el largo proceso de experimentación y actualización, comenzado en cuanto acabó la Congregación General XXXI y que muestra una amplia convergencia de consenso interno, aun en medio de la pluralidad y de la diversificación de las actitudes y de las culturas, en una ¨diversidad desconcertante¨, como reconocerá el mismo Kolvenbach en la conferencia de prensa que dio al día siguiente de la conclusión de las sesiones, en la que aparecen como definitivamente resueltas las tensiones y las fricciones del pasado. 

Los decretos aprobados pueden dividirse en tres bloques. Un primer bloque dedicado  a la ‘misión’ está compuesto por cuatro documentos introducidos por un proemio: 1. Unidos con Cristo en la misión; 2. Servidores de la misión de Cristo; 3. Nuestra misión y  la justicia; 4. Nuestra misión y la cultura; 5. Nuestra misión y el diálogo interreligioso, que representan el emblema del esfuerzo de integración y de síntesis llevado a cabo por la Congregación. 

A estos sigue una serie de documentos sobre la vida interna de la Compañía, que tienen el objetivo de revitalizar el dinamismo de su cuerpo apostólico, como: 6. El jesuita sacerdote: sacerdocio ministerial e identidad del jesuita; 7. El jesuita   hermano; 8. La castidad en la Compañía de Jesús; 9. Pobreza; 10. La promoción de vocaciones. 

Un tercer bloque, por último, está destinado a redefinir las relaciones de los jesuitas con el resto de la Iglesia: 11. El sentido verdadero que en el servicio de la  Iglesia debemos tener; 12. Ecumenismo; 13. Colaboración con los laicos en la misión; 14. La Compañía y la situación de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.

El resto de los decretos está relacionado con la naturaleza y los objetivos de algunos sectores de la misión de la orden, como: 15. Comunicación: una nueva cultura; 16. Dimensión intelectual del apostolado de la Compañía; 17. La Compañía y la vida universitaria; 18. Educación secundaria, primaria y popular; 19. El ministerio de parroquias; 20. Ecología. 

Congregación general 34

Los últimos cinco decretos atañen a las estructuras de gobierno: 21. Cooperación interprovincial y supra provincial; 22. Casas y obras interprovinciales de Roma; 23. Congregaciones y gobierno; 24. Formación permanente de superiores; 25. Facultades concedidas y encomiendas confiadas por la Congregación     General al Padre General. 

El último documento lleva como título: 26. Características de nuestro modo de proceder, y expresa el intento de redefinir «actitudes, valores y patrones de conducta», característicos del modo de ser de la Compañía, precisando su estilo de vida y los ministerios consiguientes, que representa el código genético que todo    jesuita debe seguir y en el que debe inspirarse” (pp. 230-231).

Para terminar esta visión de conjunto de la Congregación General 34, acudamos al autorizado testimonio del P. Urbano Valero, S.J., en El proyecto de renovación de la Compañía de Jesús (1965-2007): “El resultado global del trabajo de la CG 34 fue, por una parte, una nueva visión de la misión de la Compañía en el tiempo presente  y de las exigencias institucionales y personales que ella implica y, por otra, como medio para hacer frente a una y otras, el derecho renovado de aquélla, expresión orientadora-normativa de su adaptación a la nueva situación histórica, a la que se enfrentaba. Se respondía así a los motivos y finalidades por los que la Congregación había sido convocada.

La nueva visión de la misión de la Compañía en el momento presente y las exigencias que de ella derivan se plasmaron en los 26 ‘decretos’ de la Congregación; mientras que la revisión del derecho dio lugar al volumen separado, Constituciones de la Compañía de Jesús y Normas Complementarias” (pp. 254-255).

El P. Urbano Valero, S. J., fallecido recientemente, colaborador de Arrupe y de Kolvenbach, fue el gran articulador en la elaboración de Constituciones de la Compañía de Jesús y Normas Complementarias.

Aportes innovadores de la Congregación General 34

La Congregación comenzó su labor estableciendo sus objetivos esenciales y dando a conocer su relación con las tres Congregaciones Generales que la habían precedido: “Dos han sido los objetivos primordiales de la CG 34: revisión de nuestro derecho y actualización de nuestra misión” (Decreto 1, 1) y “En este objetivo (Servidores de la misión de Cristo) la CG 34 enlaza, en continuidad, con el espíritu y el énfasis de las CG 31, 32 y 33” (Decreto 1, 3).

Generales de la Compañía

El conjunto de los títulos de los 26 decretos producidos por la Congregación General 34 dicen mucho a favor del esfuerzo innovador y actualizador de esta Congregación 34 que centró su interés en una misión que se actualiza históricamente y se enriquece progresivamente.

Estos 26 decretos, con sus respectivos e iluminadores títulos, aparecen, muy bien organizados en cinco bloques, en la anterior cita de Gianni La Bella. Sugiero su relectura con una adecuada valoración e integración de sus contenidos.

Comparto la muy adecuada valoración que Gianni La Bella hace del decreto 26, y que la CG 34 lo considera como su “Conclusión”, Características de nuestro modo de proceder:  “Tal vez sea el decreto que mejor sintetiza la esencia de lo elaborado por esta Congregación” (p. 231).

Considero y les comparto que ese decreto 26 sobre Características de nuestro modo de proceder, no solo es síntesis y conclusión de lo propuesto a la Compañía de Jesús por la CG 34, sino que es su más iluminador, relevante y duradero, permanente, aporte a nuestro vivir, convivir y laborar apostólicos como jesuitas, hoy y en adelante, en todas partes, en todas nuestras labores y ministerios, y en íntima y permanente unión operativa con nuestra misión humanizadora y evangelizadora, marcada por Ignacio desde nuestra fundación, vivida por tantos jesuitas a lo largo de casi cinco siglos y actualizada carismáticamente por las CGs 31, 32, 33 y 34.

Obviamente que los Congregados que elaboraron este esperanzado y esperanzador decreto 26 sobre Características de nuestro modo de proceder, conocían, valoraban y vivían lo plateado por el P. Arrupe en su conferencia “Nuestro Modo de Proceder” del 18 de enero de 1979. 

Los Congregados concluyen el decreto 26 sobre Características de nuestro modo de proceder, citando y proponiendo como deseable para todos los jesuitas, lo propuesto por el P. Arrupe en su conferencia de 1979 sobre El modo nuestro de proceder: “Señor: meditando el modo nuestro de proceder he descubierto que el ideal de nuestro modo de proceder es el modo de proceder tuyo”.

Sosa y Arrupe

A continuación les compartimos las ocho características que los Congregados de la CG 34 en 1995, siguiendo la propuesta del P. Arrupe de 1979 y teniendo en cuenta la historia y la tradición ignaciana, han considerado como inherentes al vivir, convivir y obrar de .los jesuitas, ayer, hoy y siempre.

Agrupamos a continuación, siguiendo el texto del decreto 26, las características esenciales de nuestro modo ignaciano de proceder, en íntima y permanente unión con nuestra misión humano-evangelizadora:

Una misión con un modo nuestro de proceder

1. “Amor personal a Jesucristo: …para que más le ame y le siga…”,

 2. “Contemplativos en la acción: …encontrar a Dios en todas las cosas…”, 

 3. “Un cuerpo apostólico eclesial: Los jesuitas nos unimos, como ‘amigos en el Señor,  al servicio del Señor y de la Iglesia…”, 

 4. “Solidarios con los más necesitados: …los pobres, los marginados, los sin voz…”

 5. “Compañerismo con otros y otras: “…cooperamos con laicos y laicas…, y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.

 6.  “En un ministerio instruido: “…nuestro ministerio requiere erudición e inteligencia, imaginación y perspicacia, estudios sólidos y análisis rigurosos…”

 7.  “Siempre disponibles para nuevas misiones: ¨…abiertos, adaptables, hasta deseosos de cualquier misión que se nos pueda encomendar”.

 8.  “Siempre mirando al mayor servicio: …harán oblaciones de mayor estima y mayor momento…”

A partir de  este decreto 26. Características de nuestro modo de proceder, la realización de la misión humano-evangelizadora de los jesuitas de vivir y obrar consagrados al servicio de la fe y la promoción de la justicia, queda, permanente e indisolublemente, unida a un modo claro y concreto de proceder: el de Jesús, que es también el nuestro.

Jesuitas

Animado por el espíritu y propuesta de esta Congregación General 34, terminamos con las palabras del P. Arrupe, con las que la Congregación General 34 termina esperanzadamente su carismático e iluminador decreto 26. Características de nuestro modo de proceder: “Señor: Enséñanos tu ‘modo’ para que sea ‘nuestro modo’…”

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