"Lo que debiera haber sido obra y praxis eclesiásticas, lo fue -o lo será- del Congreso de los Diputados" ¿Decanos y decanas en Teología?

Congreso de los Diputados
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"Acaba de aprobarse en España la ley apodada de la PARIDAD… El sexo, por sexo, ni da ni quita derechos ni deberes de ninguna clase y condición. El ser humano está muy por encima de reglamentaciones elaboradas virilmente"

"Los decanos de las Facultades de Teología de las Universidades de España y de Portugal celebraron en Sevilla una reunión con el fin de estudiar el futuro de la docencia universitaria teológica. El grupo de decanos estaba compuesto por 14, de los cuales 13 eran varones y una sola mujer"

"Acabo de contemplar las solemnísimas ceremonias de la consagración episcopal de dos obispos auxiliares, precisamente de Sevilla, y en las mismas solo participó una mujer, monja por más señas, recitando una de las lecturas bíblicas. Mitras y más mitras y todo en masculino"

"No es de extrañar que, a este paso, la Iglesia no sea ya fiel respuesta de salvación en los tiempos actuales, en los que el Espíritu Santo ha de servirse del Congreso de los Diputados para imponer, por ley, la 'paridad' evangélica de hombre-mujer"

El de la marginación-desnaturalización de la mujer en la Iglesia, y por la Iglesia, es uno de los pecados más graves, a la vez que más absurdos -fuera de tiempo y lugar- inscritos en el listado de los llamados “capitales”. Menos mal que su sinsentido y oposición a la razón-, y por tanto al Espíritu Santo, insta a muchos al convencimiento de que ya se está en vísperas de que en las misteriosas interioridades de su actividad eclesial, y de su misión salvadora universal, es inconcebible detener la historia, obligados a seguir siendo considerado ”pecado oficial”.

El Espírito Santo abre cuantos caminos sean precisos para que leyes, cánones y normas que pudieran haberse dictado al servicio del pueblo, perdieron el sentido y el contenido, y hubieron de deslegalizarse “para mayor honra y gloria de Dios y en beneficio de fieles e infieles”.

Rezado este “introito” tan elemental, subrayo un par de informaciones recientemente publicadas:

Acaba de aprobarse en España la ley apodada de la PARIDAD - “igualdad o semejanza”- , por la que democráticamente y con sus defectos y posibles correcciones, la mujer por mujer, será sujeto de derechos y deberes exactamente lo mismo que el hombre-varón. El sexo, por sexo, ni da ni quita derechos ni deberes de ninguna clase y condición. El ser humano está muy por encima de reglamentaciones elaboradas virilmente, a veces con la mejor intención paternalista, pero siempre en calidad de sierva o esclava. Los casos que se registran y practican en cualquier esfera de la convivencia (¿?) cívica, profesional, familiar, social y religiosa, son muchos y tan lamentables como humillantes.

Esto no obstante, no dejará de producir satisfacción y alegría constatar que, gracias a la santa democracia, las puertas de la redención y del progreso “religioso”, y humano en general no les fueron clausuradas a cal y canto al Espíritu Santo, hasta el punto de que, lo que debiera haber sido obra y praxis eclesiásticas, lo fue -o lo será- del Congreso de los Diputados, previa revisión y “placet” de los miembros del Senado.

En las mismas fechas del calendario se hizo pública la noticia de que “los decanos de las Facultades de Teología de las Universidades de España y de Portugal celebraron en Sevilla una reunión -la 107- , con el fin de “estudiar el futuro de la docencia universitaria teológica”. A título puramente informativo se añade que los componentes de la reunión “visitaron el palacio arzobispal y la cubierta de la catedral –“Magna Hispalensis”- , junto con la “Giralda”. El grupo de decanos estaba compuesto por 14, de los cuales 13 eran varones y una sola mujer cuyo sobrenombre de “decana”, no dejó gramaticalmente de llamar la atención a los informadores de tal evento docente, con carácter religioso.

Las preguntas que suscita la noticia son muchas y de colores diversos, con mención especial entre los liturgos, incluídos todos aquellos que ni saben ni tienen por qué saber “de la misa la media”.

"¿Pero es que teología y mujer es la relación exacta existente hoy en la Iglesia en la proporción que indica el número de decanos y decana?"

¿Pero es que teología y mujer es la relación exacta existente hoy en la Iglesia en la proporción que indica el número de decanos y decana? ¿Acaso la sagrada Teología, solo por el género femenino que ostenta, ha de seguir masculinizada en el futuro y a perpetuidad?

¿Podrá ser, y seguir siendo, Iglesia la Iglesia, registrándose proporciones tan machistas como las que constituyen el alma de esta noticia, con constancia fotografiada de una sola mujer y trece hombres-varones? ¿No debieron ya haber pasado a la historia noticias tan insólitas como esta?

¿Es Iglesia la Iglesia y Teología la Teología, siendo sus profesores universitarios todos hombres y una sola mujer? ¿Para cuándo la realidad de que la proporción sea la misma o, si acaso, a favor de la mujer, adoctrinadora de por sí? La Teología y su enseñanza universitaria no es exclusiva del hombre varón.

"¿Acaso la sagrada Teología, solo por el género femenino que ostenta, ha de seguir masculinizada en el futuro y a perpetuidad?"

Nuestra Santa Madre la Iglesia, y sus grandes verdades teológicas, resultan ser hoy machistas por imposición de los cánones, por lo que demandan ser renovadas -reconvertidas - a la luz, y por exigencias del santo Evangelio. La mujer también es teóloga. Y Teología. Es asimismo Iglesia. Dejó ya de ser y ejercer de objeto y subjeto de lujo y de placer, tal y como adoctrinaron la mayoría de los decanos, “por los siglos de los siglos”, con inclusión doctores y papas de la Iglesia.

"¿Para cuándo la realidad de que la proporción sea la misma o, si acaso, a favor de la mujer, adoctrinadora de por sí?"

NOTA: Acabo de contemplar las solemnísimas ceremonias de la consagración episcopal de dos obispos auxiliares, precisamente de Sevilla, y en las mismas solo participó una mujer, monja por más señas, recitando una de las lecturas bíblicas. Mitras y más mitras y todo en masculino. Con espectáculos como este, con su liturgia, prosopopeya, adoctrinamiento, además de la marginación total de la mujer. No es de extrañar que, a este paso, la Iglesia no sea ya fiel respuesta de salvación en los tiempos actuales, en los que el Espíritu Santo ha de servirse del Congreso de los Diputados para imponer, por ley, la “paridad” evangélica de hombre-mujer.

Sevilla

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