"Pensando con Jean-Yves Lacoste, podemos esperar en las promesas" Cuando Dios y la fenomenología se encuentran: Una escatología anticipada

A propósito de J. Schrijvers y M. Koci (eds.), God and Phenomenology. Thinking with Jean-Yves Lacoste, Eugene: Cascade Books, 2023, 310 pp.
"No es esta la primera vez que la fenomenología se ha topado con Dios (o al revés) pero sí con el autor estudiado en este volumen colectivo y puede afirmarse, de entrada, que el encuentro ha sido o sigue siendo fructífero y prometedor. Hasta el punto de casi anular las consabidas divisiones o distinciones entre la filosofía y la teología"
"Este volumen colectivo de cuatro partes es como un planetario, un firmamento de voces y matices que intenta ser una obra sinfónica con andamios mentales para una obra fecunda entronizado no a lo lejos sino en nuestras cercanías"
"En vez de sistemas o reducciones ideales de la realidad, con Lacoste podemos esperar en las promesas… Por el momento, agradecemos y aplaudimos la salida de los tórculos de este volumen meritorio"
"Este volumen colectivo de cuatro partes es como un planetario, un firmamento de voces y matices que intenta ser una obra sinfónica con andamios mentales para una obra fecunda entronizado no a lo lejos sino en nuestras cercanías"
"En vez de sistemas o reducciones ideales de la realidad, con Lacoste podemos esperar en las promesas… Por el momento, agradecemos y aplaudimos la salida de los tórculos de este volumen meritorio"
| Macario Ofilada Mina
No es esta la primera vez que la fenomenología se ha topado con Dios (o al revés) pero sí con el autor estudiado en este volumen colectivo, puede afirmarse, de entrada, que el encuentro ha sido o sigue siendo fructífero y prometedor. Hasta el punto de casi anular las consabidas divisiones o distinciones entre la filosofía y la teología. Tal vez para producir un sistema híbrido. Es demasiado pronto hacer un juicio definitivo al respecto. Baste por el momento presentar los méritos de este libro.
Ha llovido mucho desde que la fenomenología comenzó con Husserl. Y luego empezó a interesarse por Dios, sobre todo con Levinas, Henry y Marion. Pero no cabe duda que el pensamiento del también francés J.-Y. Lacoste (1953) fue el que más ha abordado el ‘reto’, por así decirlo, de la teología que ha estado presente desde los albores del pensamiento racional, cuando los comúnmente llamados presocráticos, es decir, nuestros ancestros filosóficos quisieron forjar un nuevo discurso acerca de Dios como origen cosmológico inmanente y cercano y no solo como relato de tiempos olvidados y alejados que en su conjunto se denominan ‘mitos’ que siguen dejando cierta pronta lisérgica.
Este volumen colectivo de cuatro partes es como un planetario, un firmamento de voces y matices que intenta ser una obra sinfónica con andamios mentales para una obra fecunda entronizado no a lo lejos sino en nuestras cercanías. La primera parte dedicada a las críticas intentan, además de situar en la historia (Kevin Hart) la obra de Lacoste, saldar las deudas de este pensador con la fenomenología (Steven Delay y Robert Read) hasta llegar a los fundamentos, que son a la vez efectos, metafísicos de los planteamientos lacostianos (John Milbank).

Un comentario textual es lo que se lleva a cabo en la segunda parte, desde la canonicidad (O O’Donovan), desde la oración de la Lectio Divina (C. Gschwandtner), la cuestión de la mente y la poeticidad (J. Rivera) y la cuestión espinosa acerca de la resistencia lacostiana a la división académica entre la filosofía y teología (S. Rumpara).
La obra lacostiana ciertamente tiene aplicaciones que amplían el horizonte. Se dedican a estas posibilidades las exploraciones de la cuarta parte empezando con la relacionalidad y la revelación (J. Alvis), la moralidad y el pensamiento (W. Hackett). De momento, solo dos áreas han sido exploradas. Pero Macario Ofilada Mina, titulada ‘inspiraciones, bucean profundidades para buscar genealogías, con la liturgia y Kierkegaard (A. Bowen), Gregorio de Nisa y H. de Lubac (S. E. Lewis) y el tema de la fenomenalidad de Dios desde Lacoste y Kierkegaard se pone en liza (N. Cassidy-Deketelaere).
Pero la perspectiva definitiva es la escatológica como escribe el mismo Lacoste que remata este volumen. Es como el séptimo o el octavo día de la creación. No es para descansar para seguir bregando e investigando en un campo prometedor. Como ha bien señalado uno de los estudios que colaboran en este mosaico: ‘Reconocemos la realidad de una reducción espontánea y un fenómeno irreductible. ¿Qué sigue a esto? Experiencias de una absorción estética, como ya hemos visto, son un encuentro de tipo fantástico’ (p. 41). De verdad, los matices señalados por estas perspectivas variadas nos inician en un vórtice apocalíptico en que figuras, apariencias y apariciones convergen en un encuentro con la trascendencia, lo cual llama a una conversión.
Quizá pudiera concluirse que la denominada reducción husserliana, al fin y al cabo, es una conversión, tal como nos ha enseñado el mismo Lacoste. Y como aquel Jesucristo Juez, desnudo y apolíneo, de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina podremos fallar que sí se puede hablar de Dios en libertad y amor (p. 179). Mas este supone un camino de kénosis y trascendencia, en que las dos se dan la mano (pp.266-284) y que las dos convergen en la promesa de renovar todas las cosas (p.305).
En vez de sistemas o reducciones ideales de la realidad, con Lacoste podemos esperar en las promesas. Es esta la promesa de firmamento de movimientos, a veces bruscos, mas siempre coloridos aunque tal vez en ocasiones bruscamente trazados que siempre abren un torbellino de discusiones y cuestiones sin fin que nos interpelan a todos.
Pero, ¿captamos a Dios en su esencia, como pretende la fenomenología en sus manifestaciones?¿Son válidas nuestras pretensiones de reducirlo, ponerlo entre corchetes o postular su esencia como captada, vivida incluso en la oración, en la liturgia, en la espiritualidad? O, ¿es Dios más bien una historia, algo histórico que deja huellas?
Más que juicios definitivos, podremos contar con horizontes escatológicos que nos acechan y que nos prometen más nieblas y aventuras.
La lectura de la obra de Lacoste, ayudada por los especialistas en su obra y por los que coinciden con él en la temática de sus propias reflexiones, nos ayudará a remar más lejos aún. Por el momento, agradecemos y aplaudimos la salida de los tórculos de este volumen meritorio.

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