"A las misas de La Trece, cadena 'oficial' de la Iglesia, les sobran obispos celebrantes" La 'Doce + Uno'

Misa en Trece
Misa en Trece

"LA TRECE, ni toda ni siempre es 'palabra de Dios', por mucho que pudieran intentarlo, y lo intenten, sus propietarios y sus directivos"

"Las misas retrasmitidas por La Trece habrían de revisarse con mayor atención, liturgia, santo evangelio, catequesis y en fiel consonancia con las circunstancias de lugar y de tiempo de la mayoría de los devotos televidentes"

"Las homilías episcopales son y constituyen capítulo aparte. No las entienden. Y además están convencidos de que ”una cosa es predicar y otra dar trigo”

"Estas misas son un obstáculo para la evangelización de la “sinodalidad” de la Iglesia"

"Deberían dejar de ser pasarela de obispos, arzobispos y cardenales méritos y ex meritísimos"

Aunque el nombre oficial de la Cadena de Televisión sea “LA TRECE”, con una de sus letras “e”, invertida – “alteración de orden de la dirección o sentido de algo”- , a mí se me ha ocurrido titular este comentario como “La Doce + Uno”. La razón es tal vez más de tipo bíblico- apostólico en este caso-, que no la concesión facilona para que a algunos de los lectores empavorecidos por brujerías o creencias extrañas y supersticiosas.(Únicamente descarto algunas de las acepciones de la letra “e” invertida, en unos tiempos en los que también eclesiásticamente el término “inversión” padece tantas y tan diversas lecturas).

Vaya por delante que mi referencia primordial a “La Trece”, propiedad de la Conferencia Episcopal Española-CEE, se centra en esta ocasión de modo particular en la “Santa Misa,” pasando por ahora de largo respecto al resto de programas y a los espacios publicitarios correspondientes..

LA TRECE, ni toda ni siempre es “palabra de Dios”, por mucho que pudieran intentarlo, y lo intenten, sus propietarios y sus directivos, a quienes no hay por qué escatimarles merecimientos de ninguna clase, aunque todo pueda y deba ser mejorable, con esmerada mención para cuanto se relaciona “oficialmente” con Dios.

Misa en Trece

Con gozo y santa complacencia hay que reconocer que tiempos y espacios como los dedicados a la santa misa y sus aledaños son de consolación y provecho para muchos cristianos, quienes de alguna manera mantienen su fe y esperanza al no poder salir de sus casas por enfermedad u otras causas y no hacerse personalmente presentes en los actos de culto de sus respectivas parroquias o lugares sagrados.

Pero para lograr fin tan precioso, preciso y justificador de la creación y sostenimiento de esta cadena avalada y financiada con medios económicos- ofrendas a la vez del pueblo de Dios, las misas retrasmitidas por “La Trece” habrían de revisarse con mayor atención, liturgia, santo evangelio, catequesis y en fiel consonancia con las circunstancias de lugar y de tiempo de la mayoría de los devotos televidentes.

Precisamente para tan feliz logro, el Concilio Vaticano II y las interpretaciones habituales del papa Francisco servirán de guías fieles y evangelizadoras. Desde el convencimiento tan elemental y al servicio del pueblo, creo que a las misas de “La Trece”, cadena “oficial” de la Iglesia, les sobran obispos.

La mayoría de las retransmisiones son “aprovechadas” para hacernos presentes a los obispos, celebrantes o con-celebrantes, en las solemnísimas “funciones” , revestidos con las galas más sorprendentes – “ornamentos sagrados”, se llaman- del vestuario litúrgico, y como protagonistas únicos y supremos en sus diversos escalafones canónicos. Una de estas misas, de “entronización”, “tomas de posesión”, entrega del palio” y otras lindezas, es imposible que resulte acto piados y “misa” en ambientes rurales y no rurales, tantos de ellos, ayunos de interpretaciones imposiblemente litúrgicas y evangelizadoras.

Misa en Trece

Aunque a veces al pueblo les guste este tipo de “funciones religiosas”, se siente ajeno y alejado de ellas. Ni participan, ni les será posible participar. Les resulta más propia de otra institución u organización que si fuera y se llamara Iglesia. Desconocen qué es eso del incienso, báculos, mitras, genuflexiones, gestos tan repetidos, besos y abrazos, que no son ni una cosa ni otra,- con o sin mascarillas- , prefiriendo “no saber de la misa la media” y limitándose a decir AMÉN, . Las misas de “La Trece”, tienen bastante poco de Santa Cena, de comunión eucarística y de sacrificio de Cristo.

Las homilías episcopales son y constituyen capítulo aparte. No las entienden. Y además están convencidos de que ”una cosa es predicar y otra dar trigo”, así como por qué tantos obispos están siempre dispuestos a “celebrar” en televisión, y no a desplazarse como un cura más a cualquiera de sus parroquias rurales, sin sus atuendos, ritos y colorines

¿Y por qué las misas-espectáculos de “La Trece” han de intervenir y ser presididas con denodada frecuencia por los mismos obispos, y la mayoría de ellos de la misma “cuerda “conciliar” tridentina?: ¿Es que no hay otros , ni otra “cuerda” distinta?¿No sería preferible que, así las cosas, las misas de “ La Trece” se celebraran en latín y de espaldas al pueblo?

Estas misas no están abiertas a reforma litúrgica de ninguna clase. Son como son y ya está. Tridentinas, barrocas y anti-Vaticano II, por mucho que en las homilías sea vanamente citado el nombre del papa Francisco. Son un obstáculo para la evangelización de la “sinodalidad” de la Iglesia. La adoración a Dios, que pasa necesariamente por el servicio al prójimo con todas sus consecuencias, no destaca soberanamente en las celebraciones eucarísticas retransmitidas por ”La Trece” y rubricadas por la constante e indulgenciadora presencia de misteriosos obispos . Por supuesto que todos ellos, y sus respectivos acólitos vestidos -revestidos- de raro-rarísimo.

Misa en Trece

La penúltima intervención supra-arzobispal -cardenalicia- de quien lo fuera todo o casi todo en la Iglesia de España, es prueba extraña de que a la total apertura de las puertas de la sinodalidad, los propietarios de la cadena -la CEE- aún no le concedido las debidas licencias .

Buena, ancha y urgente tarea para los informadores religiosos, a quienes su vocación-profesión les instará también a contribuir a que la santa misa de “La Trece” –“La Doce + uno”- deje de ser bastante más, es decir, menos, pasarela de obispos, arzobispos y cardenales méritos y ex meritísimos

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