"Estamos ante 'algo' mucho más profundo que unos cambios estructurales " Dolores García: "No sólo voz, sino también voto. El largo camino sinodal se materializa"

Dolores García. Presidenta del Foro de Laicos
Dolores García. Presidenta del Foro de Laicos

"Hace un par de días la Santa Sede hizo públicas diversas 'novedades' para la Asamblea ordinaria del Sínodo de obispos que se celebrará en el próximo mes de octubre. Mucho hemos caminado desde entonces"

"Estos meses he tenido claro que estaba ante 'algo' mucho más profundo que unos cambios estructurales que, a veces, son 'maquillaje'"

"No es menor ahora que los 'no obispos' que participarán sean considerados miembros. De ahí también el hecho de que estas personas (laicos y laicas, personas consagradas, sacerdotes) tendrán no sólo voz, sino también voto"

"La Asamblea de octubre seguirá siendo, sí, Asamblea de obispos. Pero, ¡¡qué regalo que se pueda vivir también esta vez juntos!!, todos corresponsables, porque así nos sentimos los laicos y laicas"

Hace un par de días la Santa Sede hizo públicas diversas “novedades” para la Asamblea ordinaria del Sínodo de obispos que se celebrará en el próximo mes de octubre.

Para entonces llevaremos dos años de proceso sinodal, desde cuando el papa Francisco nos invitó a vivir un tiempo de gracia, poniendo en acto la escucha y la cercanía.

Mucho hemos caminado desde entonces, especialmente los miembros del Pueblo de Dios que acogieron la invitación del Santo Padre y se pusieron en marcha. Hemos experimentado el gozo de caminar juntos, de estar a la escucha especialmente del Espíritu Santo, de sentirnos hermanos y hermanas, de hacernos cargo de la necesidad de renovación de nuestras comunidades, de sentir la llamada a la conversión con un horizonte claro a la evangelización… Lo hemos hecho con pasión, alegría, creatividad y esperanza, conscientes de que el camino es largo, que estamos ante una carrera de fondo… y que los cambios sólo se consiguen iniciando procesos.

"Estos meses he tenido claro que estaba ante “algo” mucho más profundo que unos cambios estructurales que, a veces, son 'maquillaje'"

Personalmente en estos meses he tenido claro que estaba ante “algo” mucho más profundo que unos cambios estructurales que, a veces, son “maquillaje”, cuando lo importante es mucho más radical. Aunque, al mismo tiempo, como muchos otros sentía la necesidad de que el trocito de proceso hecho se materializara, se visibilizara en pasos concretos.

Por eso, los primeros sentimientos al conocer estas “novedades” son el gozo y el agradecimiento. Esto mismo sentí cuando concluyó la Asamblea continental europea en Praga, que también fue vivida bajo el soplo de la novedad del Espíritu.

No es menor ahora que los “no obispos” que participarán sean considerados miembros y deje de existir la figura del auditor. Es el paso de ser alguien capaz y experto que observa y evalúa, pero considerado como “de fuera” a uno que es parte de la misma familia. Se trata de una consecuencia lógica de cuanto repetido en este tiempo sobre la igual dignidad de todos los componentes del Pueblo de Dios.

De ahí también el hecho de que estas personas (laicos y laicas, personas consagradas, sacerdotes) tendrán no sólo voz, sino también voto. Y, evidentemente lo más novedoso, será que las mujeres presentes votarán. Como mujer comparto con otras la alegría de este momento, como una nueva ocasión de aportar esa mirada particular a y de la Iglesia que tenemos, al servicio del entero Pueblo de Dios y del mundo.

Las “novedades” anunciadas son coherentes con el proceso que hemos hecho, donde el acento se ha puesto en todo el Pueblo de Dios. En una fase, quizá, se ha subrayado más una parte que otra, pero siempre todos juntos, reconociendo la diversidad de vocaciones y el don que cada una es para las demás.

La Asamblea de octubre seguirá siendo, sí, Asamblea de obispos, como una de las más importantes estructuras donde se vive el ser sinodal de la Iglesia. Pero, ¡¡qué regalo que se pueda vivir también esta vez juntos!!, todos corresponsables, porque así nos sentimos los laicos y laicas. Sentimos que, con nuestros hermanos sacerdotes y con la vida consagrada, podemos y debemos gozar de las alegrías de nuestra Iglesia, pero también cargar con los dolores y sufrimientos, porque son nuestros.

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