Pero... ¿no podría ser una Nuncia? España necesita ya un Nuncio

Sede de la Nunciatura en España
Sede de la Nunciatura en España

Los obispos, -nuestros obispos-  por obra y gracia de los respectivos nuncios, siguen encarnando todavía una Iglesia  pre y anti- conciliar  y poco o nada “franciscana”

La Iglesia española necesita con presteza de un Nuncio, más o menos hasta que nos convenzan de que una gran parte y misión de su figura  cae de lleno en lo que se llama piadosamente antigualla…

Se nos fue –es un decir diplomático-  (otros aseguran con conocimiento de causa, que “lo echaron”) el anterior Nuncio de S.S. en España, de apellido Fratini, de tan feliz recordación para algunos, como infeliz para otros,  y seguimos   con   el edificio de la Nunciatura  y no pocas de sus funciones, estén “sede  vacante”.

El hecho tiene gran importancia. Al menos las que de por sí encarnan  tan discutidas figuras  en el organigrama de la Iglesia  - institución religiosa, a la vez que Estado Vaticano, tan libre, tan independiente, tan rico y tan influyente   o más,  que cualquier otro  de los 206 registrados en los mapas y en las representaciones  diplomáticas y políticas  del orbe.

En España destaca el hecho de su ausencia, de manera especial, entre otras, por las siguientes razones:

Son graves, muy graves, los problemas  que en los últimos tiempos  se registran en las relaciones Iglesia-Estado. El concordato, los pactos parciales, con consideraciones idénticas,  los cambios recientes de la sociedad y de sus estamentos e “ideologías” políticas, determinadas corrientes,  oficiales o no,  similares a las que comenzaron a iniciarse  en la llamada “Transición Política”, resulta obvio que apenas si puede considerarse y valorarse  en conformidad con la experiencia y con los resultados últimos del CIS.

Presentación de la Memoria de Actividades de la Iglesia española
Presentación de la Memoria de Actividades de la Iglesia española

Eclesiástica y canónicamente, la Iglesia  española  en la actualidad no coincide en proporciones similares con la que se inició, o comenzó  a iniciarse,  en la del Vaticano II. Aunque algunos piensen  que exagero, son tantos o más los convencidos de que mi diagnóstico se ha quedado corto…

Por supuesto que de tal disonancia, conservadora  de por sí, ultradogmática y excluyente, fueron los nuncios sus protagonistas. Pero son ellos –sí, ellos-  quienes nombran  a los obispos, quienes en definitiva,  acaparan, actúan, y representan a la Iglesia  en todas sus esferas disciplinares, pastorales  y también doctrinales…Ante el pueblo, al igual que ante las autoridades y representantes políticos,  la Iglesia es lo que son  los obispos, con sus Cartas Pastorales,  homilías, reclamaciones, inmatriculaciones, medios propios de comunicación, procesiones y orientaciones clericales  a favor o en contra de opciones de partidos…

Y los obispos, -nuestros obispos-  por obra y gracia de los respectivos nuncios, siguen encarnando todavía una Iglesia  pre y anti- conciliar  y poco o nada “franciscana”.  Sobran argumentos  y noticias que aclaran afirmación  tan rotunda, con el justo reconocimiento  de que, de vez  en vez,  se abran paso algunos –pocos- obispos,  quienes, aún profesándose en público “franciscanos”,  se “petrificaron” en los tiempos del glorioso  San Juan Pablo II, ya canonizado, y del canonizable Benedicto XVI, este probablemente también con la fórmula inapelable del “santo súbito “ y sin necesidad de “milagros”.

MItra, báculo, pectoral y anillo episcopales
MItra, báculo, pectoral y anillo episcopales

España necesita ya un Nuncio… Pero ¿por qué precisamente italiano? Italiano o no, diplomático o menos, con o sin experiencia en tales menesteres – la mayoría de ellos nada religiosos-, buena persona, cristiano a carta cabal, sensato y prudente, que sepa vivir y convivir “ de tú a tú” con el pueblo,  que visita las parroquias sin intermediarios, sin capisayos, sin liturgias rituales y sin privilegios ultraterrenales, sin ceremonias y garabatos crucíferos.. La Iglesia española necesita con presteza de un Nuncio, más o menos hasta que nos convenzan de que una gran parte y misión de su figura  cae de lleno en lo que se llama piadosamente antigualla…

Son muchos los obispos jubilados y jubilables que hay en España, y que siguen al frente de sus diócesis, por la absurda y penitencial razón de que no hay quien los nombre. Otros precisan ser removidos porque su  comportamiento pastoral en público y en privado, no son de recibo ante propios y extraños. La eclesiología, el sentido común  y el Derecho Canónico exigen respuestas a tales demandas.

Entre otras razones, y como punto y aparte por ahora, se necesita un Nuncio, para que obispos y episcopables dejen de runrunear  y  de perder  el tiempo  y el humor, en los “santos” ascensos que hipotéticamente pudieran corresponderles. El carrerismo eclesiástico así lo justifica y hasta lo exige.

¿Pero sabe usted quién será el Nuevo nuncio?. Sí, hay rumores, y rumores en diferentes versiones…Esto no obstante, por fin y ya, ¿no podría ser una Nuncia?.

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