El "infame" artículo de Sostres "ha convertido al ABC en un vulgar panfleto" Francisco o el “Gran Inquisidor”

Sostres, en los micrófonos de COPE
Sostres, en los micrófonos de COPE Cope

El reciente “Esto se ha llenado de patanes”, publicado en ABC por Salvador Sostres (y convirtiendo así al diario en un vulgar panfleto), no ha dejado indiferente por su impiedad hacia la figura del Papa, donde, desde la cólera propia del intransigente, lo convierte en un comunista cuya obra se vería reventada si Jesucristo volviera a la tierra

La razón del calentón canicular de Sostres no es otra que las últimas decisiones del papa Francisco con respecto al Opus Dei, equiparándolo de facto a una asociación de sacerdotes. Para el columnista, la Obra, con su Prelado al frente, es la “élite” y la única salvación en una Iglesia reconciliada con los criterios del siglo, contagiada por la ideología de género, narcotizada por el populismo y la mediocridad de una jerarquía que sólo aspira a permanecer en el poder, “la más cercana a Francisco y la más deprimente de Europa”

Mostrar que el lado de la sabiduría está en el Opus y el Papa se encuentra en la orilla de la insensatez, pretendiendo corregir la obra de Cristo, sí que resulta pura y burda ideología

La década del pontificado de Francisco se ha caracterizado por un cambio de paradigma respecto a sus antecesores, una reformulación evidente de prioridades, por el desplazamiento de unas categorías y el reforzamiento de otras. Aquellos que estamos al corriente de los temas morales, descubrimos un periodo de singular transformación: se sospecha de la verdad, se exalta la creatividad de la conciencia y de la libertad en el juicio moral, se produce una disociación entre la opción fundamental y las opciones deliberadas de actos concretos. Nada de esto es baladí, porque después lo deberán estudiar en centros de formación académica los católicos que aspiran al sacerdocio o aquellos otros que pretendan dedicarse a la docencia.

Estos cambios también se hacen notar en los juicios personales que ciertos columnistas, en función de sus filias y fobias al actual pontificado, manifiestan en sus artículos. El reciente “Esto se ha llenado de patanes”, publicado en ABC por Salvador Sostres (y convirtiendo así al diario en un vulgar panfleto), no ha dejado indiferente por su impiedad hacia la figura del Papa, donde, desde la cólera propia del intransigente, lo convierte en un comunista cuya obra se vería reventada si Jesucristo volviera a la tierra.

El infame y monumental enfado del columnista contra el Papa el pasado domingo, me ha recordado la Leyenda de Dostoievski. Al cabo, la petición final del “Gran Inquisidor” a su interlocutor silencioso es similar: no vengas a estorbar a la gente, continúas siendo incómodo a la autoridad y al poder. En realidad, escribió Berdiaiev, “la Leyenda combate terriblemente a cualquier autoridad y a cualquier poder; ella rebota del reino del César no tan sólo en el mundo católico, sino también en el ortodoxo, en toda la tradición religiosa, al igual que en el comunismo y el socialismo”.

La razón del calentón canicular de Sostres no es otra que las últimas decisiones del papa Francisco con respecto al Opus Dei, equiparándolo de facto a una asociación de sacerdotes. Para el columnista, la Obra, con su Prelado al frente, es la “élite” y la única salvación en una Iglesia reconciliada con los criterios del siglo, contagiada por la ideología de género, narcotizada por el populismo y la mediocridad de una jerarquía que sólo aspira a permanecer en el poder, “la más cercana a Francisco y la más deprimente de Europa”.

Identificar al Papa como el nonagenario Gran Inquisidor del linchamiento en una repentina venida de Cristo a la tierra porque el Opus padece una indeseable injerencia en su estructura y espiritualidad sí que resulta pura y burda ideología. Hacer de la actual Iglesia en España la causa de todos los males y convertir a Dios en disponible, como pretende la Leyenda y sugiere Sostres al decir que el Papa no crea que “Dios siempre puede más”, que es tanto como afirmar que el actual pontífice representa a los que no aceptan el orden creado por Dios y buscan sustituirlo por otro diferente, sí que es pura y burda ideología. Mostrar que el lado de la sabiduría está en el Opus y el Papa se encuentra en la orilla de la insensatez, pretendiendo corregir la obra de Cristo, sí que resulta pura y burda ideología.

Para el débil y pusilánime rebaño, su única preocupación consiste en descubrir ante qué ídolo debe postrarse. Según Sostres, la tutela del Opus conviene más al temeroso pueblo que la tutela jesuita. El Prelado encarna la libertad, mientras que el Papa se preocuparía por la glorificación de los instintos del rebaño. Difícil pretender servir a Dios y a la Iglesia por estos caminos.

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