"Los monjes, 'confinados' en nuestros monasterios, seguimos la actualidad" Francisco R. de Pascual: "Este 'virus global' es otro, o uno, de los 'jinetes del Apocalipsis' que llama a los humanos a despertar del sueño"

'La peste', A. Camus
'La peste', A. Camus

"El coronavirus puede ser un estímulo a trabajar juntos y colaborar para compartir proyectos para sobrevivir y mejorar la calidad de una vida integral humanamente hablando"

"Absurdo y frágil son dos calificativos para el sistema económico mundial, como estamos viendo, pues no somos independientes los unos de los otros"

Aunque “confinados” en nuestros monasterios no dejamos de seguir la actualidad e interpretarla desde lo que leemos, bien en la prensa o en lo que hemos leído anteriormente en “nuestros libros sagrados”. Y, desde luego, la situación presente, con su pandemia correspondiente, no es algo nuevo en la Historia de la Humanidad.

Al margen de consideraciones “conspiratorias” y demás incidencias sociales y políticas a nivel global, que el tiempo se encargará de analizar, este “virus global” es otro, o uno, de los “jinetes del Apocalipsis” que llama a los humanos a despertar del sueño (bien se denomine americano, tecnológico o económico) y un estímulo a trabajar juntos y colaborar para compartir proyectos para sobrevivir y mejorar la calidad de una vida integral humanamente hablando.

A veces he hablado en estos comentarios sobre Thomas Merton; hoy añadiría a Albert Camus, ambos enfrentados a lo absurdo y problemático de una condición global humana absurda a veces y frágil siempre. Absurdo y frágil son dos calificativos para el sistema económico mundial, como estamos viendo, pues no somos independientes los unos de los otros y los sistemas de salud están demasiado condicionados por lo político (conveniencias sociales y de ideología) y los “autonómico” (conveniencias territoriales).

Todo tiene sus conexiones; pero la economía mundial no debería permitir nunca que las coordenadas básicas se establecieran solo sobre productividad y beneficios, sobre todo si no se garantiza a cualquier ser humano un puesto de trabajo y una vida digna.

Virus del egoísmo
Virus del egoísmo Agustín de la Torre

"Este virus puede enseñarnos globalmente más que los discursos vacíos de muchos políticos en tiempos de no-crisis"

Este virus puede enseñarnos globalmente más que los discursos vacíos de muchos políticos en tiempos de no-crisis y, desde luego, traernos la sorpresa de que se podría hacer mucho más en tiempo de “normalidad”. Si se puede construir un hospital en diez días, si se pueden “liberar” recursos económicos, si se puede estimular a un menor consumo, si se puede inducir al sentido de responsabilidad frente a la salud propia y de los otros, etc., ¿por qué no hacer eso también en tiempos de “normalidad” y ser todos, unos y otras, más responsables y más consecuentes sin considerar solo los intereses partidistas y no globales?

Thomas Merton se inspiraba en las plagas diarias de nuestra existencia descritas por Camus. ¿Es que solo ante una amenaza global hay que reconsiderar la cooperación internacional en la mejora de la salud, o la previsión de medidas para evitar contagios o recomendar un consumo moderado y evitar desplazamientos innecesarios? ¿Por qué, pues, en tiempos “normales” las políticas económicas y sociales ponen su acento en el consumo? ¿Por qué las políticas en tiempos de normalidad no insisten más en las responsabilidades de todos frente a la salud, las necesidades de los otros y la promoción de la dignidad de los desplazados, refugiados y sin techo? ¿Por qué nos preocupamos de los compatriotas atrapados en países extranjeros y no nos preocupamos tanto de los que están desplazados en tierras de nadie?

"¿Es que solo ante una amenaza global hay que reconsiderar la cooperación internacional en la mejora de la salud?"

Este virus puede ayudarnos a parar unos momentos y reflexionar sobre nuestras prioridades en la vida y en la política. El confinamiento en nuestros hogares nos puede ayudar a rumiar que la solidaridad no está en el encierro sobre sí mismo, sino en la apertura a los otros y en intentar llevar una vida más ordenada y más responsable. Quizá sea una llamada apocalíptica a un renacimiento y a construir una vida en la tierra más compasiva y solidaria y menos violenta y absurda. Y que tomen nota los que rigen las naciones por encargo de sus votantes y “votantas”.

Puede ser también que este virus esté llamándonos a tratar de conseguir unos equilibrios más significativos a nivel global. Las plagas bíblicas apuntaban a una liberación y al castigo de un pueblo opresor, son un relato experiencial y simbólico de los absurdos del poder, la explotación, y de los deseos de cualquier pueblo o persona, mantener su propia identidad y dignidad y conseguir la libertad.

Los cristianos estamos llamados a una colaboración especial, pues predicamos que nos mantiene unidos el Amor... y hemos de luchar para que así sea, para que podamos participar en la construcción de una ciudad terrena más sana, más digna, más libre, más solidaria y menos asolada por los cuatro jinetes del Apocalipsis.

Thomas Merton
Thomas Merton

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