"Ah! ¡Tenemos  invitados en casa!  Por eso enterremos pronto los cadáveres y los recuerdos" Fuertes y débiles a los dos lados de la valla

Cadáveres hacinados al otro lado de la valla
Cadáveres hacinados al otro lado de la valla

"Ni es normal que sucedan estas muertes. Ni son ajenas. Ni es normal la represión tan dura de las fuerzas policiales que las provocan . Ni puede ser tildada solo como una actuación excesiva , pero pasajera para pasar pagina pronto"

“La causa de las muertes es que se produjo una avalancha. Y los más fuertes cayeron sobre los más débiles”. ¿Vale como metáfora para la explicación profunda de esta tragedia?

Son muchos los datos, las informaciones, los ecos que se están produciendo estos dias a propósito de  los gravísimos sucesos acontecidos en el puesto fronterizo de la valla de Melilla en el que los muertos ya se cuentan por decenas y los heridos por centenares. No quiero que sea  un episodio más en la gestión de flujos migratorios. No. Ni es normal que sucedan estas muertes. Ni son ajenas. Ni es normal la represión tan dura de las fuerzas policiales que las provocan . Ni puede ser tildada solo como una actuación excesiva , pero pasajera para pasar pagina pronto. Y así volver a unas relaciones de España y Marruecos unidas a la  geopolítica con Argelia y el Magreb que se reconduzca como si no hubiera pasado nada . ¿ Solo lamentamos sus muertes?  ¡Ah! ¡Tenemos  invitados en casa! Por eso enterremos pronto los cadáveres y los recuerdos.  Y en lo pasado pongamos el acento  en la violencia de los migrantes y no en la desesperación de millones de personas que llaman a nuestra puerta. Dios les ampare.

Entre los pronunciamientos  hay  unas notas muy potentes de   muchas instituciones eclesiales que responden, (cada una desde un ámbito propio y con variados acentos),  al mandato evangélico de la defensa de estas vidas tan trágicamente segadas de jóvenes  buscando eso precisamente:  vida. Y libertad , acogida, techo, tierra y pan. En esas voces y en nuestro caso y pese a quien le pese, ( partidos políticos incluidos)  la ideología nunca estará por encima del evangelio , ni medirá sus palabras para no hurgar  demasiado . Se unen así a la corriente de la búsqueda de dignidad que reclaman tantas personas, organizaciones sociales y demás grupos civiles.   Como haríamos nosotros en parecidas circunstancias . Ninguna ideología puede imponerse a la  buena noticia de Jesus ni al modo como la trasmitía. 

Por eso busco en estas letras solamente el reflejo de una mirada. La que me produjo el montón de cadáveres humanos amontonados, acurrucados, hacinados en las cunetas de la valla y de la vida. Quizás el  pudor de determinadas redes y medios advertirían sobre la impudicia de esa visión antes de emitir esas imágenes .

Las he mirado detenidamente,  despacio. Y no por actitud morbosa. Pausadamente . Porque leyendo la información sobre la tragedia descubrí que una fuente oficial conocedora de los hechos indicó a un diario con la condición del anonimato: “La causa de las muertes es que se produjo una avalancha. Y los más fuertes cayeron sobre los más débiles”. ¿ Vale como metáfora para la explicación profunda de esta tragedia? 

Las miradas rápidas sobre la realidad emocionan fácilmente. Ver es relativamente fácil; es un fenómeno biológico. Pero es necesario mirar, contemplar pausadamente, dejar que cale el cruce de lo que ves con lo que sientes, con-sintiendo con lo que al otro le sucede

Porque muchos de los que llegaron a esa valla, y a esas muertes , ( no todo son  las miles , injustas y crueles muertes y asesinatos  en la  guerra de Ucrania)  también habían oteado otros horizontes en su camino desde las  tierras subsaharianas de donde venían. Sus vidas se miden no solo por la edad sino por los  miles  kilómetros y penalidades que sufren en  cada huella que dejan en los caminos . Miles de  pasos a la luz o al silencio de los  mil soles y lunas que sirven de testigos desnudos. Como sus vidas desnudas , empobrecidas, violadas, y violentadas, hambrientas de dignidad y de pan  . Tan sin nada que  se dejan envolver por otros falsos sueños . Incluso los sueños de plástico de colores que ofrece nuestra  Europa almenada de hoy día que es incapaz de ir más allá del “yo” (palabra que por cierto no se reza en el Padrenuestro) y que ojalá se pudiera desplegar en un “nosotros cada vez más grande” (Papa Francisco dixit)  

Lo he repetido muchas veces: Educar la mirada sobre la vida de los pobres –en este caso, los emigrantes– es construir la vida sobre el “principio-misericordia” del que hablaba Jon Sobrino. Que no solo atañe a la gente de a pie de calle. Sino sobre todo a los administradores de la cosa pública. Del primero - el que manda- hasta el último , el que obedece. Es una habilidad necesaria para construir interpretaciones más ricas de la realidad. Y así buscar lo verdadero, dejándonos llevar por el rescoldo que se posa en el corazón. Dejarnos llevar es ver. Profundizar es un ejercicio que nos hace más humanos y mejores. Somos lo que somos capaces de mirar en profundidad. Nuestra mirada puede retener el poso y el paso por la existencia de estos “náufragos huyendo de la vida imposible” –que diría Galeano– o “Nadie abandona su hogar, / a menos que su hogar sea la boca de un tiburón “ que diría una refugiada somalí, Warsan Shire

Es importante pararse y posarse en una cotidianidad conquistada y permanente. ¡Contemplativos, en suma! También contemplativos ante la pila de cadáveres amontonados, estrujados, semidesnudos, sin miradas,  que intentaron saltar la valla …sin papeles . Y ¡sin posibilidades reales de pedir el refugio al que tienen derecho!, y que no puede negar ningún poder político .   

La quietud y la contemplación favorecen la interiorización misericordiosa del sufrimiento ajeno. Que penetre en mis entrañas; lo hago mío y, de alguna manera, me duele a mí. El lenguaje de la misericordia puede quedarse en hacer “obras de misericordia ” en un momento u otro, ( ¡que también! ) , pero sin abordar las causas estructurales concretas del sufrimiento y las injusticias puede entenderse de manera paternalista, sin reaccionar ante una sociedad que funciona de manera inmisericorde. Para evitar malentendidos y reduccionismos, Jon Sobrino hablaba del citado “principio-misericordia”, es decir, de un principio interno que está en el origen de nuestra actuación, que permanece siempre presente y activo en nosotros, también desde y para  la dimensión política y   que imprime una dirección a todo nuestro ser y que va configurando todo nuestro estilo de vivir.

Pues eso. Detente amigo en esas escenas. Hay muchos datos en muchos lugares . Yo te advierto sobre las imágenes. No las esquives. Buscan Justicia. Y si puedes, oye aquello de los que superaron el trance gritando “Boza” “Libertad” . Justicia y libertad. Grabadas en los ojos de unos cadáveres que ya no ven . Justicia y Libertad   que como dice Eduardo Galeano en “El derecho a soñar “  son como dos  hermanas siamesas condenadas a vivir separadas” pero que “ volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda”.

No esquives esa(s)  imagen(es) . A mi me han llevado de nuevo  a lo que S.Ignacio de Loyola me enseñó y que ¡,  muchas veces ¡ esquivo en mi vida cristiana  . Con mis heridas también - como la suya- que quiero terminen en  cicatrices . Es decir a la identificación con el Cristo pobre y humillado de los Ejercicios. Que hoy contemplo en los crucificados de un lado y otro de la valla . Para más amarle y seguirle. Para mi y para todos los heridos que dejan su vida hecha de  jirones en tantas vallas de la vida.

Comprobado. Como entonces. Se repite la historia. Lo dicho párrafos atrás :  “La causa de las muertes es que se produjo una avalancha. Y los más fuertes cayeron sobre los más débiles”.

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