"¿Cómo decir algo sin herir? ¿Cómo superar la tentación de no aportar palabras de ánimo y consuelo?" La Iglesia española, ante la actual crisis política

Argüello cierra el congreso
Argüello cierra el congreso Archivalladolid

"Cuando el campo político está tan galvanizado y todo el mundo es hipersensible a cualquier gesto, ¿cómo decir algo sin herir? ¿Y por dónde superar la tentación de no pronunciarse ni aportar siquiera palabras de ánimo y consuelo?"

"La sociedad española no solo tiene que poner el foco en la superación de la actual crisis, sino mirar más hondo. Las crisis también abren oportunidades para poder afrontar cambios positivos más profundos y sanar heridas o conflictos que se empozoñan"

"Generemos experiencias significativas de reencuentro, diálogo y cooperación en proyectos transversales. Que los ciudadanos católicos realicemos la unión de ánimos que necesita en su conjunto nuestro país"

Cuando un país atraviesa tiempos convulsos, siempre es delicada la intervención de la Iglesia en la opinión pública. Es fácil que las palabras y gestos sean interpretados como extralimitación y lo es también que se reproche falta de valentía para comprometerse. En el actual contexto de la situación política española, ¿qué podría decir la comunidad católica?

Es crucial aquel prudente consejo de Benedicto XVI: una verdad que no hiere a la libertad. Cuando el campo político está tan galvanizado y todo el mundo es hipersensible a cualquier gesto, ¿cómo decir algo sin herir? ¿Y por dónde superar la tentación de no pronunciarse ni aportar siquiera palabras de ánimo y consuelo?

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Como principio, diría que cuando la crisis política es grave, cualquier afirmación de fondo se convierte en una gran ayuda y es expresión de un intenso compromiso. En la actualidad, la mera llamada al diálogo, la fraternidad o un discernimiento con altura en la mirada ya es una llamada muy implicante para todas las partes.

¿Y qué podría decir no solo la Jerarquía católica, sino el conjunto de la Comunidad católica, donde hay posicionamientos y simpatías políticas tan diversas, presentes y comprometidas en el conjunto de partidos y campos políticos, así como en todos los medios de comunicación, las instituciones públicas, universidades u organizaciones de la sociedad civil?

Humildemente, creo que ayudarían dos prolegómenos y tres cuestiones que son muy de fondo, también prácticas e iluminan.

Corrupcion
Corrupcion

a) Sanar desde el fondo

Como primer preámbulo diríamos que la crisis que padecemos y cierta desolación de la ciudadanía respecto a las instituciones políticas, no es coyuntural, sino que tiene hondas raíces en nuestra historia reciente y algunas forman parte de una crisis internacional más amplia. La sociedad española no solo tiene que poner el foco en la superación de la actual crisis, sino mirar más hondo. Las crisis también abren oportunidades para poder afrontar cambios positivos más profundos y sanar heridas o conflictos que se empozoñan.

b) Los cristianos, creadores de esperanza

Como segundo prolegómeno reconocería que la extensión y capilaridad de la Iglesia en todo el país, al sentirse perteneciente a ella más de la mitad de la población, hace que dentro de la comunidad católica estemos personas posicionadas en casi todas las posiciones que en este momento se sienten opuestas, sienten desánimo o frustración. Así pues, las palabras de la Iglesia van dirigidas en primera instancia a todos los católicos para que sean creadores de esperanza. Generemos experiencias significativas de reencuentro, diálogo y cooperación en proyectos transversales. Que los ciudadanos católicos realicemos la unión de ánimos que necesita en su conjunto nuestro país.

Y la comunidad católica puede estar plenamente de acuerdo en tres consejos al conjunto de los españoles en las actuales circunstancias.

1. Comprometidos con el cuidado de los bienes comunes

Como en crisis políticas anteriores la corrupción irrumpe inesperada y rompe la confianza pública. Aunque la sociedad ha manifestado su repulsa en distintas ocasiones y ha habido una convulsa reflexión pública al respecto, así como compromisos de los partidos por evitarla, de nuevo hace su aparición. El poder judicial tiene sus procesos, garantías e independencia para que proceda un juicio justo, pero con seguridad es necesario reforzar la prevención y lucha contra la corrupción que roba los bienes públicos, tan necesarios para los millones de españoles que sufren exclusión social.

Especialmente los partidos políticos deberían revisar las disposiciones internas que prevengan la posibilidad de corrupción, que reduzcan el riesgo al mínimo posible. La naturaleza humana siempre puede ser tentada y habrá quien pretenda aprovecharse de los poderes públicos para beneficiarse. Las empresas, organizaciones sociales y lobbys deben disponer de rigurosos códigos éticos internos para erradicar cualquier práctica ilegal o que se aproveche inmoralmente del tráfico de influencias o la información privilegiada. Los partidos son especialmente sensibles al aprovechamiento ilegítimo por la concentración de poder y responsabilidades que tienen en casi todas las instituciones públicas. 

Transparencia
Transparencia

Entre las diversas medidas que se pueden sugerir, al respecto, aconsejamos que todas las organizaciones e instituciones cuenten con comisiones permanentes e independientes del llamado Compliance, que permita un cuidado continuo de sus bienes y la limpieza de los procesos. Es claro que se necesita reforzar la seguridad ética en los partidos y en los responsables que envían a las instituciones públicas, y a la vez rendir cuentas de modo transparente a la ciudadanía para dar mucha mayor confianza. Todo partido tiene que poner todos los medios internos y externos para garantizar la fiel y transparente administración de los bienes y evitar cualquier tipo de aprovechamiento ilegítimo.

Las crisis tienen siempre una dimensión de oportunidad y las emergencias son momento para reformas profundas. En la Iglesia lo sabemos por propia experiencia y, aunque no siempre es un camino exento de adversidades, finalmente hace un gran bien a todos.

Polarización
Polarización

2. Una división de poderes que una y dé confianza

En segundo lugar, la división de poderes no es meramente formal, sino que forma parte de la arquitectura y el espíritu de la democracia. La independencia, libertad y examen crítico inspira la actividad de la prensa, la labor de los distintos cuerpos técnicos y profesionales, las distintas instituciones. El poder siempre tiene ante sí la tentación de reducir la pluralidad y el examen, así como invadir y colonizar otras instituciones. Es preciso profundizar en esa profunda libertad entre los poderes y responsabilidades, y apreciar y defender su acción incluso cuando no conviene a nuestros intereses más particulares. Es imprescindible y urgente devolver a la ciudadanía la confianza en la diversidad de instituciones, blindarlas frente a la partitocracia e incluso celebrar con grandeza su libertad. Extender desde el gobierno o la oposición la sospecha, las asociaciones ilegítimas y secretas, o luchar por el control de prensa, jueces, fiscales, etc. son prácticas que deben ser erradicadas de la vida pública. De igual modo, el respeto entre partidos debe cuidarse. Cualquier deslegitimación del otro acaba debilitando a todos y al propio sistema. Crezcamos en la amistad de la diferencia y garanticemos que cada uno puede hacer su función constitucional y pública.

Llamamos a la grandeza y trascendencia de la lucha política que debilite a las instituciones. Llamamos a buscar los medios para reforzar la libertad y el cumplimiento independiente de sus funciones. Llamamos a poner todos los medios para que no se traslade la lógica partidista a las instituciones, sino que se profundice en la profesionalización, la reputación y la libertad de sus dinámicas internas. Y ello debería ser objeto de un examen externo de transparencia por parte de entidades civiles de máximo prestigio que evalúen la calidad de separación de poderes en la acción del sistema político español.

Aunque todavía esperamos que las redes sociales puedan ser usadas para la conversación pública y la fraternidad, es necesario reforzar la profesionalización y la libertad de los medios de comunicación

3. El discernimiento público

Finalmente, aunque son muchas las consideraciones que podrían ser hechas, la comunidad católica podría aconsejar crecer en el discernimiento público. Los últimos años nuestra civilización se ha visto invadida por vías de comunicación que difunden mentiras, confusión y odio. Aunque todavía esperamos que las redes sociales puedan ser usadas para la conversación pública y la fraternidad, es necesario reforzar la profesionalización y la libertad de los medios de comunicación. Es preciso reforzar la calidad del empleo en el periodismo de modo que pueda haber un desarrollo vocacional y profesional a largo plazo. Es necesario que los ciudadanos volvamos a recuperar la lectura y escucha atenta y reflexiva a los medios de comunicación, apoyando moral y económicamente a la diversidad de grupos. Es necesario que se reconozca e incluso agradezca la labor crítica, incluso cuando contradiga los intereses particulares inmediatos. Es necesario que en la sociedad civil haya más lugares donde poder reflexionar equilibra y pluralmente sobre los sucesos y procesos. Es imprescindible y urgente que la opinión pública eleve su nivel de discernimiento público.

Llamamos de nuevo a toda la comunidad católica a ser creadora de esperanza, a hacer algo para mejorar prácticamente la cultura política de todo el país, y a reforzar en tiempos de tribulación la fraternidad

Finalmente, independientemente del camino que el Gobierno y el Parlamento decidan seguir, es un momento idóneo para no dejarse llevar por divisiones, sino confluir en tres o cuatro decisiones de Estado que garanticen la confianza y calidad de nuestras instituciones públicas. De ese modo crecemos todos y solo cuando hay grandes pruebas, nos vemos impulsados a hacer grandes avances. Y esa esperanza sentida cuando mejoramos, nos inducen a hacer en todo lo mejor para el bien y la paz común.

Estas cuestiones que aconsejamos a la vida política actual, también podemos aplicárnosla como institución eclesial para seguir creciendo, y quizás deberíamos conversar y compartir más cómo podemos hacer para que la calidad de nuestras instituciones sirvan mejor al bien común.

Llamamos de nuevo a toda la comunidad católica a ser creadora de esperanza, a hacer algo para mejorar prácticamente la cultura política de todo el país, y a reforzar en tiempos de tribulación la fraternidad. Que el Espíritu de la Esperanza nos inspire a todos desde lo más profundo, en cada relación y en cada acción.

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