"Se acaba el Estado de Alarma si, pero los problemas económicos, sanitarios, sociales, laborales… siguen ahí. Y toca reconstruir" Irene Pozo: "La Iglesia se puso en primera línea. Lo lleva en su ADN, ha sido hospital de campaña"

La Gran Vía, vacía: uno de los símbolos del primer Estado de Alarma
La Gran Vía, vacía: uno de los símbolos del primer Estado de Alarma

"Ha sido un tiempo difícil, donde hemos perdido a muchas personas, donde a la crisis sanitaria se unieron la social, la económica... Han sido unos meses complicados para todos donde además, hemos podido comprobar, que la pandemia ha castigado en mayor grado a las personas más vulnerables"

(Cope).- A escasas horas de que finalice el estado de alarma, vengo reflexionando un poco sobre ello. Hace poco más de un año, cuando la COVID-19 sacudía fuertemente nuestras vidas, el mundo se paró para mucha gente.

Ha sido un tiempo difícil, donde hemos perdido a muchas personas, donde a la crisis sanitaria se unieron la social, la económica... Han sido unos meses complicados para todos donde además, hemos podido comprobar, que la pandemia ha castigado en mayor grado a las personas más vulnerables.

Y en este tiempo, desde el comienzo, la Iglesia se puso en primera línea. Quizá de una forma más silenciosa, pero con la firme convicción de que era donde tenía que estar. Lo lleva en su ADN, ha sido hospital de campaña siempre cerca de quienes han estado más lejos.

Nos tenemos que alegrar y tenemos que mirar al futuro con esperanza. La vacunación avanza y poco a poco vamos volviendo a nuestras tareas rutinarias.

Pero hay que hacerlo sin perder de vista el mundo que queda. Se acaba el Estado de Alarma si, pero los problemas económicos, sanitarios, sociales, laborales… siguen ahí. Y toca reconstruir.

El Papa Francisco, en marzo de 2020, cuando todo comenzó y realmente fuimos conscientes de lo que teníamos encima, en seguida creó una comisión que pensara en el futuro, en el mundo post-covid, sobre todo a través del análisis y la reflexión sobre los 3 desafíos socioeconómicos y culturales que se plantean y la propuesta de pautas para enfrentarlos.

Y es lo que toca ahora. Creo que ahí estamos todos. La caridad, la solidaridad, la búsqueda del bien común debe abrirse en todos sus campos: también en la cultura, la educación, la política, la economía…

Es un reto importante el que tenemos por delante. Y el futuro dependerá de cómo lo afrontemos. Ojalá seamos capaces de reconstruir juntos, mirando al futuro con esperanza.

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