"Seguimos reclamando verdad, justicia, reparación y acompañamiento, no limosnas emocionales" Juan Cuatrecasas, fundador de ANIR: "Se nos ha perdido perdón hasta la saciedad, pero ese perdón nunca se ha traducido en hechos"

Cuatrecasas
Cuatrecasas

"Intentando impresionar y por si ello no resultara suficiente, incluso permitiéndose la osadía de cruzar el límite que nunca debería haber cruzado"

"No se puede, por ejemplo, convertir en oficial y público, un encuentro privado y tampoco apuntar con el dedo una toma de contacto de una víctima de ANIR Asociación Nacional Infancia Robada, con el despacho auditor externo de la Iglesia, que solo se realizó a título informativo"

"Cuanto pedíamos actitud se nos ninguneaba y re victimizaba. Y se continúa haciendo"

John Dryden (1631-1700) fue un influyente poeta, dramaturgo y crítico literario inglés que marcó criterio durante la época de la Restauración, allá por el siglo XVII. No es su obra, conozco el poema MacFlecknoe, satírica modulación y el Religio Laici, ambos de 1682, la que traigo a colación, sino una frase que se le atribuye y que refleja: “El perdón de las injurias corresponde al injuriado, pero el que hace el mal no perdona nunca”.

Estos días estamos presenciando como la prepotencia, el retortijón procedente del orgullo desmedido y el afán de notoriedad pública intentan ganar terreno frente al compromiso incondicional y el afán de trabajo serio, firme y transparente de quienes siempre hemos defendido lo mismo: verdad, justicia, reparación y acompañamiento.

Las víctimas y supervivientes de abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia y por ende en todos los de la sociedad española, merecen un trato de respeto y reconocimiento que hasta el presente se les negó por oscuros intereses. Empezar a tratar el tema desde el gobierno de España y surgir acelerados intentos desde otras instancias de, a través de un despacho de abogados sin experiencia alguna en que supone mediar y atender a víctimas de pederastia, monopolizar la atención pública, intentando, incluso mediante medidas de presión innombrables y lanzadas en maniobras orquestadas desde la oscuridad, capitanear sin rubor la cruzada de la reivindicación.

Cremades y Omella

Fallas lamentables en el planteamiento con un formulario más propio de cualquier opción para la obtención de la tarjeta de cliente de un supermercado o incluso la puesta en contacto con víctimas, sin contar como paso previo con sus letrados personales. Una falta absoluta de criterio que deja ya desde el minuto uno al descubierto las carencias de quien no es capaz de auto identificarse como lo que se supone que es y espera que las víctimas le identifiquen como lo que dice ser.

El poeta Dryden dijo también que “la presencia de ánimo y valor en la adversidad, valen para conquistar el éxito más que un ejercito.” Y luego con boato y afán de deslumbrar llegó el ejército en una presentación de una legión de profesionales del Derecho con luz y taquígrafos siguiendo las directrices del celofán más propias tal vez del Common Law que del marco jurídico español. Intentando impresionar y por si ello no resultara suficiente, incluso permitiéndose la osadía de cruzar el límite que nunca debería haber cruzado.

Porque en esa rueda de prensa se vertieron falsedades e inexactitudes que llevan a su autor, por la vía del camino incorrecto, a resultar del todo inquietante y falto de credibilidad. No se puede, por ejemplo, convertir en oficial y público, un encuentro privado y tampoco apuntar con el dedo una toma de contacto de una víctima de ANIR Asociación Nacional Infancia Robada, con el despacho auditor externo de la Iglesia, que solo se realizó a título informativo conviertiendo el punto concreto en un deseo de colaboración con el despacho por parte de la víctima.

Y sigo con Dryden, “La ambición de la grandeza es un pecado divino”.

Se nos ha perdido perdón hasta la saciedad pero ese perdón nunca se ha traducido en hechos. Porque si pensando bien creeríamos en el examen de conciencia, no vislumbramos el propósito de enmienda y menos aún la voluntad de arrepentimiento sincero y de reparación de las víctimas de la Iglesia.

Comisión Cremades

Cuando la hemos pedido, una y mil veces, se nos ponían excusas, que si esto ha ocurrido en todos los ámbitos de la sociedad, como si quienes como algunos y algunas de nosotros y nosotras no lo supiéramos después de años de atención directa y responsable a gran número de víctimas y supervivientes de pederastia en todos los ámbitos, que si los porcentajes son ridículos, contradicción clara con, incluso las cifras que van apareciendo en prensa y medios y que ellos mismos se han visto obligados a reconocer, que si es una campaña orquestada para acabar con la Iglesia en un intento absurdo e inaguantable de auto victimismo que nadie compra.

Cuanto pedíamos actitud se nos ninguneaba y re victimizaba. Y se continúa haciendo. Véanse casos como el del colegio Gaztelueta, en donde con una sentencia firme del Tribunal Supremo, sin más recorrido judicial, el propio colegio, la Prelatura del Opus Dei e incluso la Congregación para la Doctrina de la Fe, liderada por Ladaria, siguen resistiéndose a acatar una sentencia, en lo que supone un acto indecente de cobardía y falta de humanidad y por supuesto de cristianismo.

Que aún hoy en día sucedan cosas así y que la iglesia oficial y el Opus Dei hablen de reponer el buen nombre de un pederasta, numerario de la Obra, condenado a dos años por abusos continuados a un menor, dicen muy poco de actitud, de voluntad de cambio y desde luego de respeto a las víctimas, porque el ataque a una de ellas supone un ataque a todas. Y eso jamás lo vamos a tolerar, incluso y a pesar de manipulaciones, tergiversaciones y desviaciones interesadas, marcadas por la estrategia del barro y la indolencia.

Una de mis abuelas solía dirigirse a nosotros, sus infantes nietos y nietas con una frase dilapidaría : “si no sabes, pregunta, pero no enredes”. Estos últimos días la he recordado con cariño y complicidad. Ese cariño, llámenlo empatía si lo prefieren y esa complicidad de las que algunos, más allá de su boato leguleyo, parecen carecer. Porque lo dijo el gran Sócrates : “Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia.” Y cuando el camino empieza con piedras, continúa con barro y lodo, tiene muchos visos de acabar en un insalvable y lógico precipicio.

anir

Esa es la dirección elegida por algunos de los agentes de esta historia. Justo la opuesta por el vértice a la de otros, el Gobierno de España, las Cortes Generales y su alto comisionado en derechos humanos, la oficina institucional del Defensor del Pueblo, todos involucrados en el compromiso ineludible de atender el mandato de los ciudadanos y ciudadanas del pueblo español.

Dryden tenía razón. Perdonar alivia pero para hacerlo es necesario que el injuriado observe en el ofensor, en este caso pederastas y agentes vinculados directa o indirectamente, examen de conciencia, propósito de enmienda y contrición, además de la confesión en sí misma y satisfacción ó cumplir la penitencia. No es cuestión de miopía, las víctimas y supervivientes no pedimos nada extraordinario. Pedimos, seguimos reclamando verdad, justicia, reparación y acompañamiento. No limosnas emocionales o aquello que también decía mi querida abuela : ¿Que quieres, que te de la razón como a los tontos?

Cada día que pase sin esa observación, que además debe ser fácil e incondicional, cada segundo que pasa observando justo lo contrario, creando dudas e intuyendo movimientos ocultos y tramposos, es una gota más que juega en su contra, en la de quienes están jugando con la integridad y el respeto de niños y niñas que fueron abusadas y agredidas sexual y emocionalmente en pleno proceso de forja de sus personalidades.

Que ni una palabra ni una mirada obscena manchen la casa en donde haya un niño, así lo estableció con acierto mi admirado poeta romano Juvenal. Desciendan del altar, miren hacia abajo y abandonen brillos artificiales y estrategias delirantes. Paren el carrusel, reflexionen y seguro así verán la luz, pensando bien, claro está. Si es que podemos hacerlo. De ustedes depende.

Juan Cuatrecasas Asua
Miembro fundador de ANIR Asociación Nacional Infancia Robada

Juan Cuatrecasas
Juan Cuatrecasas

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Volver arriba