"¿Logrará León XIV penetrar los muros que la polarización, promovida por algunos “think tanks”, ha levantado en el seno de la Iglesia?" La extrema derecha católica global ante León XIV: los “think tanks católicos” para oponerse al Papa (III)
"Según los FOBs, los males de una civilización occidental en declive podrían remediarse abandonando el liberalismo globalista en favor de un conservadurismo político nacionalista y tradicionalista con una fuerte identidad católica"
"El mayor peligro de esta propuesta de un orden católico autoritario, condenado por Francisco como una “plaga” el 18 de noviembre de 2019, estaría representado por el converso estadounidense y flamante vicepresidente J. D. Vance"
"Los 'think tanks' conservadores pasaron de la desconfianza a la desafección contra Francisco a partir de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium de 2013: “sueño con una Iglesia pobre y para los pobres” (EG 198). Un proceso similar podría ocurrir con un Papa nacido en Chicago"
"Las consecuencias de la deslealtad de algunos think tanks al magisterio pontificio son evidentes en la ideologización del discurso católico (con debates morales interpretados desde principios políticos y no tan teológicos), la fragmentación del laicado (agrupado en “tribus” mediáticas más que en comunidades parroquiales y diocesanas) y la reducción de la doctrina social de la Iglesia (de ser un marco integral a ser una mera “bandera política”)"
"Los 'think tanks' conservadores pasaron de la desconfianza a la desafección contra Francisco a partir de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium de 2013: “sueño con una Iglesia pobre y para los pobres” (EG 198). Un proceso similar podría ocurrir con un Papa nacido en Chicago"
"Las consecuencias de la deslealtad de algunos think tanks al magisterio pontificio son evidentes en la ideologización del discurso católico (con debates morales interpretados desde principios políticos y no tan teológicos), la fragmentación del laicado (agrupado en “tribus” mediáticas más que en comunidades parroquiales y diocesanas) y la reducción de la doctrina social de la Iglesia (de ser un marco integral a ser una mera “bandera política”)"
| José Manuel Vidal, con la colaboración de Dawn Eden Goldstein
En las dos entregas anteriores presentamos algunos destellos del activismo político del cardenal Burke y de otros FOBs (“Friends of Bannon and Busch”, Amigos de Bannon y Busch), en particular Steve Bannon y Tim Busch, fundador del “Napa Institute”, en sus esfuerzos por presentar el “capitalismo sin restricciones” de la economía de libre mercado estadounidense como el ideal católico.
Según los FOBs, los males de una civilización occidental en declive podrían remediarse abandonando el liberalismo globalista en favor de un conservadurismo político nacionalista y tradicionalista con una fuerte identidad católica. Para ello, no obstante su condición de católicos fervientes, identificaron la propuesta de Donald Trump con una especie de “verdad política redentora” y, en cambio, acogiéndose al principio de la legítima autonomía de los laicos, aunque olvidando la comunión con los pastores (LG 37), atacaron al Papa Francisco a partir de Evangelii Gaudium por sus postulados presuntamente izquierdistas. Empezaba así un largo periodo de polarización eclesial de matriz ideológica que no perdona ni al nuevo Papa norteamericano, León XIV.
Donald Trump, la “administración más cristiana jamás vista”
Tras una sorprendente nominación republicana en julio de 2016, Steve Bannon y el cardenal Burke verían su oportunidad de subir al escenario gracias al empresario y figura mediática Donald Trump, alguien que no se interesa por la religión más allá de verla como un factor necesario en su “batalla cultural”. La confirmación de que la Providencia les había “regalado” la némesis de Francisco llegó en noviembre, cuando Trump ganó las elecciones presidenciales, marcando el inicio de lo que Busch llamó “la presidencia más cristiana jamás presenciada”.
Bannon, envalentonado por la elección de Trump, se asoció con Benjamin Harmwell, del Dignitas Humanae Institute con sede en Roma, para idear un plan destinado a reforzar la vocación imperial de EE. UU. en el mundo contemporáneo. Juntos intentaron establecer cerca de Roma, en la Cartuja de Trisulti, un centro o “escuela de gladiadores” desde donde exportar a Europa la particular manera estadounidense de entender la política. Todo ello fue respaldado por EWTN, la principal red mediática católica del mundo, que realizó elogiosas entrevistas a Bannon y algunos otros de sus admiradores.
La desesperación cultural del catolicismo “neo-integrista” de J. D. Vance
Algunos católicos reaccionarios han ido aún más lejos: de su desprecio por el liberalismo por haber creado una sociedad individualista, relativista, hostil hacia la familia y la natalidad y carente de cohesión, han pasado a soñar con regímenes católicos autoritarios.
Según este grupo —al que el historiador Fritz Stern denominó los defensores de la “política de la desesperación cultural”—, el objetivo no debe ser ganar elecciones, sino ocupar puestos clave en la política, la administración, las universidades y la Iglesia. Si en otras latitudes esta propuesta puede parecer novedosa, no ocurre así en España: este fue el modus operandi del Opus Dei durante el periodo del desarrollismo y corporativismo católico del franquismo.
Hace poco, el politólogo James M. Patterson, de la Universidad de Tennessee, denunció en una entrevista el “neo-integralismo” de Patrick Deneen y Chad Pecknold, así como el de los aún más radicales Alan Fimister y Thomas Crean. Arraigados en una teología política radical que se remonta al autoritarismo católico del siglo XIX (Joseph de Maistre, Donoso Cortés, Charles Maurras), estos pensadores no solo sueñan con restablecer a la Iglesia católica como autoridad suprema sobre el orden secular y guardiana exclusiva del bien común de los Estados, sino que también proponen discriminar a los no católicos. En esta utopía “integralista”, solo los católicos pueden ser ciudadanos plenos puesto que el orden temporal, por el principio del bien común, debe someterse a la autoridad de la Iglesia.
Por descabelladas que parezcan las propuestas de integristas destacados como Adrian Vermeule, Gladden Pappin y Nathan Pinkoski, no debe olvidarse que no solo “fascistas clericales” como Engelbert Dollfuss, Francisco Franco o António de Oliveira Salazar las aplicaron en el pasado reciente, sino que políticos contemporáneos como Viktor Orbán, Matteo Salvini y Marion Maréchal, con sus respectivos matices, también las sostienen: “expansión del poder ejecutivo, promoción de la familia tradicional, restricción de la libertad de prensa y oposición al pluralismo”. Paradójicamente, son un modelo a seguir Xi Jinping en China o Vladímir Putin en Rusia, pues gracias a las nuevas tecnologías logran un control estatal efectivo sobre toda la sociedad.
El mayor peligro de esta propuesta de un orden católico autoritario, condenado por Francisco como una “plaga” el 18 de noviembre de 2019, estaría representado por el converso estadounidense y flamante vicepresidente J. D. Vance, quien afirma que Estados Unidos, en este periodo de “república tardía”, necesita un César.
Se dice que su adhesión intelectual al “neo-integralismo” ha estado guiada por el padre cisterciense Edmund Waldstein, promotor del proyecto en línea The Josias. En especial a partir del 2022, a raíz de la conferencia “Restaurar una nación: el bien común en la tradición estadounidense” en la Franciscan University of Steubenville, habría descubierto el “integrismo” de la mano del periodista Sohrab Ahmari, del bloguero Rod Dreher y del profesor de Notre Dame Patrick Deneen.
El teólogo luterano H. David Baer, experto en austrofascismo, ha señalado: “No se puede saber hasta qué punto J.D. Vance es un oportunista sin principios, un verdadero creyente o simplemente un tipo muy conectado en línea. Lo que sí sabemos es que se mueve en un pequeño círculo de intelectuales que juegan con ideas peligrosas y profundamente antiestadounidenses”.
El “Ethics & Public Policy Center”: promoviendo una renovación política integral
J. D. Vance, como muchos otros estadounidenses, es producto maduro de los think tanks católicos de derecha. Estas organizaciones son laboratorios de ideas, centros de investigación o despachos estratégicos creados para asesorar o guiar a otros grupos sociales, influyendo así en la opinión pública con posturas ideológicas firmemente definidas y sistemáticas. Estudian políticas públicas y producen investigaciones más o menos independientes con ese mismo fin. Los formatos típicos de sus estudios incluyen policy briefs, white papers o análisis de impacto, entre otros.
Según Goldstein, quien ha realizado varios años de rigurosa investigación sobre este tema, los FOBs controlan casi todos los principales medios católicos que se autodenominan “conservadores u ortodoxos”, las plataformas “verdaderamente católicas” y los portales “nacional-conservadores” de EE. UU., así como numerosos medios de otras confesiones. Además, financian casi todos los think tanks conservadores, sean católicos o no.
Actualmente, uno de los principales think tanks que coordinan la actividad de los FOBs en EE. UU. es el Ethics & Public Policy Center (EPPC). Este think tank se describe en su sitio web del siguiente modo:
“Fundado en 1976, el Ethics & Public Policy Center es el principal instituto de Washington D. C. dedicado a aplicar la riqueza de las tradiciones judía y cristiana a los problemas contemporáneos del derecho, la cultura y las políticas públicas, buscando la renovación cívica y cultural permanente de Estados Unidos”.
Muchas de las prioridades declaradas del EPPC parecen, al menos superficialmente, coincidir con la enseñanza moral católica en temas de guerra cultural como el matrimonio, la identidad sexual y la protección de la vida humana no nacida. Sin embargo, este “think tank” usa su posición en esos temas para ganarse el apoyo de los católicos, aun cuando sus miembros — particularmente George Weigel — desacreditan rutinariamente la doctrina social oficial de la Iglesia.
Weigel, que se hizo famoso por ser el “biógrafo oficial” de Juan Pablo II, acusó a Benedicto XVI de haberse convertido, con su encíclica Caritas in veritate, en un simple portavoz del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Durante el pontificado de Francisco, Weigel intentó “socavar la autoridad y credibilidad del Papa”, en palabras del comentarista Mike Lewis.
Entre los financiadores católicos del EPPC se encuentran Frank J. Hanna III, del “Napa Institute” y el megadonante conservador-libertario Leonard Leo, miembro de su consejo. El Fund 85 de Leo aportó un total combinado de 3.168.000 USD al EPPC en 2020, 2021 y 2022.
La “Federalist Society”: promoviendo la jurisprudencia conservadora
Leonard Leo es un estratega legal de extrema derecha y antiguo vicepresidente de la Federalist Society, otro “think tank” con más de 70.000 miembros en EE. UU., fundado en 1982 para promover una interpretación textualista y originalista de la Constitución en el sistema judicial estadounidense.
A través de su liderazgo en la Federalist Society y las enormes sumas que ha canalizado hacia el cabildeo, se hizo conocido como “el hombre detrás de la supermayoría conservadora en la Corte Suprema”, según una investigación de ProPublica.
Durante las dos últimas décadas, Leo ha canalizado fondos hacia numerosos grupos que presentan amicus curiae briefs ante la Corte Suprema, una función que se intensificó drásticamente desde que Barre Seid le otorgó el control de un fondo fiduciario de 1.600 millones de dólares en 2022.
The New York Times informó que Leo gasta casi 200 millones de dólares anuales para ayudar a reformar las leyes según su agenda ultraconservadora. Él mismo afirmó al Washington Post que simplemente seguía los pasos de los “hombres muy ricos” que financiaron el movimiento por los derechos civiles de los años 50 y 60 y otros movimientos populares. Sin embargo, los jueces que él colocó en la Corte Suprema están desmantelando sistemáticamente el legado judicial del movimiento de derechos civiles y los cimientos de la propia democracia estadounidense.
El “Acton Institute”: promoviendo una economía posliberal
El Acton Institute for the Study of Religion and Liberty, “think tank” fundado en 1990 por el reverendo Robert A. Sirico y Kris Alan Mauren en Grand Rapids (Michigan), promueve la integración de los principios de libertad económica con la moral y la teología cristianas. Algunos teólogos y economistas católicos lo acusan de idealizar el capitalismo, minimizar sus problemas estructurales —como la desigualdad o la explotación— y, en algunos casos, de “bautizar” el neoliberalismo con lenguaje religioso.
De hecho, el Acton Institute elogia a Tomás de Aquino y a Juan Pablo II por el énfasis que ambos ponen en la libertad humana y en el principio de subsidiariedad. En realidad, adoptan este principio sin espíritu crítico pues, por ejemplo, olvidan que en la interpretación que hizo el hagiógrafo del canciller Dollfuss y de su “orden corporativista” Johannes Messner del mismo, una dictadura puede ser compatible con la subsidiariedad.
Además del peligro de promover un orden autoritario, la principal crítica hacia el Acton Institute proviene de su descuido del principio de solidaridad y de la protección que el Estado debe ofrecer a los más vulnerables. Solo así se comprende su aversión al magisterio de Francisco en Laudato si’, Fratelli Tutti y hacia otros muchos documentos que constituyen el corpus consolidado de la doctrina social de la Iglesia.
Otros han señalado la opacidad de su financiación y sus vínculos políticos con los círculos de extrema derecha o libertarios. Es especialmente notable la influencia del destacado filántropo católico Frank J. Hanna III en la junta directiva del “Napa Institute”. Hanna, estrecho colaborador de Timothy Busch y amigo de Newt Gingrich, es uno de los hombres más ricos de Atlanta.
“Mr. Hanna tiene la práctica constante de buscar oportunidades para una mayor influencia del grupo. Siempre nos hace preguntas difíciles”, explicó el Rev. Sirico. “Va más allá del entusiasmo por un proyecto y quiere saber datos concretos sobre cuán influyente será una idea o programa. Busca el máximo retorno por cada dólar invertido y es altamente estratégico en su pensamiento”.
Al igual que Busch, Frank J. Hanna pretende ostensiblemente promover una mayor responsabilidad y transparencia en la Iglesia católica: sin embargo, según se ha informado en línea, sus negocios no son ni responsables ni transparentes. Aprovechando un mecanismo establecido por el gobierno federal exclusivamente para entidades oficiales de la Iglesia católica, opera una estructura financiera que funciona como capas de opacidad entre el origen de los fondos y sus destinos finales.
Los think tanks católicos estadounidenses y su contribución a la polarización eclesial
Como hemos visto, desde la década de 1980 muchos laicos católicos en Estados Unidos — y también en Europa — han creado think tanks para defender la fe en la esfera pública, promover la doctrina social de la Iglesia y formar líderes laicos. Estos think tanks han revitalizado la reflexión pública católica y formado generaciones de laicos instruidos. También han fomentado el diálogo interdisciplinario entre fe, política y economía. Algunos, especialmente los más equilibrados, han mantenido viva la tradición del debate racional en la esfera pública.
Sin embargo, a medida que la política se volvió más polarizada y la cultura más conflictiva en torno a cuestiones morales, económicas y ecológicas, algunos de estos institutos comenzaron a alinearse con polos ideológicos opuestos dentro de la Iglesia: lo que debieron ser debates teológicos se convirtieron en disputas ideológicas.
Esta distancia ideológica abarca desde el Jesuit Social Research Institute, el Center for Migration Studies o la Caritas in Veritate Foundation - promotores de la justicia social, la ecología integral, la migración protegida y el apoyo al magisterio del papa Francisco, especialmente su visión pastoral más inclusiva o de acompañamiento - hasta el EPPC, el Acton Institute o el Napa Institute, que critican la intervención estatal o el progresismo moral.
Como vimos, los “think tanks” conservadores pasaron de la desconfianza a la desafección contra Francisco a partir de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium de 2013: “sueño con una Iglesia pobre y para los pobres” (EG 198). Un proceso similar podría ocurrir con un Papa nacido en Chicago: a partir de su primera exhortación apostólica Dilexi te se ha dicho que “Mientras el papa León XIV irrita a los conservadores, algunos dicen: ‘Solo concéntrense en la Iglesia’” (The Washington Post, 9 de octubre de 2025).
Los “think tanks” financiados por los FOBs, enrocados en postulados ideológicos y protegidos por figuras como el cardenal Burke y el arzobispo Chaput ante la “confusión y división creciente”, no dudaron en lanzar ataques y campañas difamatorias contra el Papa Francisco y sus colaboradores más cercanos. John Yep, presidente del grupo pro-Trump Catholics for Catholics, refiriéndose al papa León XIV, ha declarado: “La mayoría de nosotros estamos atentos, pero no queremos juzgar apresuradamente, pues aún es pronto”.
Como resultado, la brecha entre “papistas” y “antipapistas”, mediada por think tanks que actúan como plataformas para la legitimación teológica de posiciones políticas, sigue creciendo.
Las consecuencias de la deslealtad de algunos think tanks al magisterio pontificio son evidentes en la ideologización del discurso católico (con debates morales interpretados desde principios políticos y no tan teológicos), la fragmentación del laicado (agrupado en “tribus” mediáticas más que en comunidades parroquiales y diocesanas) y la reducción de la doctrina social de la Iglesia (de ser un marco integral a ser una mera “bandera política”).
La comunión en la Iglesia es “generada y custodiada por el Espíritu Santo”. Y esto hace posible en todo tiempo invocar y encontrar el milagro de “una Iglesia humilde, que no está llena de sí misma”, sino que “se abaja para lavar los pies de la humanidad”. León XIV pronunció estas palabras el pasado 25 de octubre de 2025, con ocasión del “Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación”.
Como buen agustino, el Papa propone la unidad en la diversidad desde dos actitudes centrales: la oración-humildad y la conversión continua. El tiempo dirá si sus palabras logran penetrar los muros que la polarización, promovida por algunos “think tanks”, ha levantado en el seno de la Iglesia.
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