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Nació en el comedero de animales

"Los últimos, los del pesebre, os evangelizan a vosotros y a vuestras teologías y liturgias"

La Salvación nace en las afueras, “tan alejada de los centros de poder, del dinero y el consumo, que solo tiene hueco más allá de todo: en el comedero de los animales". Amén

Por mucho que el Espíritu nos revele, paso a paso en la historia, el significado más completo de la salvación integral, la experiencia hermenéutica primordial es un niño marginado, "envuelto en pañales y en un pesebre", y así hasta la cruz y la vida plena

El Niño en el pesebre | Jeswin Thomas

Llega el día, cuenta el evangelista, en que... un niño está… “recostado en el pesebre”. El extraordinario mensajero les dio la pista definitiva: “el pesebre”. El “pesebre” es citado en San Lucas como el gran signo de identificación (2, 12). Designar otros representa un fraude y conduce al desatino, he leído impresionado por ahí. La Salvación nace en las afueras, “tan alejada de los centros de poder, del dinero y el consumo, que solo tiene hueco más allá de todo: en el comedero de los animales". Amén.

Y ahora ¿qué? Pues que la comprensión más rotunda de todo lo demás, el cristianismo, tiene en ello su argamasa; no vale decir “más allá de esto...”, o “más que ética, se trata de la vida y su sentido”, o “junto a esto y a su lado”, y saltarse ese lugar marginal del Mesías para dar cuerpo a una metafísica religiosa que satisface mucho, pero que no es el núcleo del cristianismo. Por tanto, no es “al lado de esto”, o “más allá de esto y de la ética”, sino desde esto y con ética en todo; por tanto, trenzado, más aún, en mezcla indisolublecomo la levadura en la masa, ¡en unión sacramental de todo!

Un pesebre

Desde este presupuesto -que no prejuicio mío- surge este Evangelio de Cristo; si el pesebre como lugar histórico y hermenéutico desaparece de la fotografía inicial, o es ornamental a la imagen "cristológica" del niño, ya toda expresión de la fe va a crecer al lado de eso, pero sin asumirlo como referencia de verdad creída, verdad pensada y práctica cristiana liberadora.

Y lo que digo de la teología, digo de la Iglesia, digo del sacerdocio y digo de todo lo que es fe creída, pensada y practicada. Por mucho que el Espíritu nos revele, paso a paso en la historia, el significado más completo de la salvación integral, la experiencia hermenéutica primordial es un niño marginado, "envuelto en pañales y en un pesebre", y así hasta la cruz y la vida plena. Otras formas religiosas de ver el cristianismo son más asequibles al hombre y la mujer de hoy, y tienen más futuro para recuperar un lugar cultural y social de sentido, pero, ¡ay!, son más religiosas que cristianas.

Este es el problema de algunos movimientos eclesiales que tantas esperanzas despiertan; repiensan en lo posible el desconcierto cultural de Occidente, pero no pueden revelar el camino terreno de Jesucristo; y, entonces, tienen que decir y dicen: “más allá de esto”, o “no es esto, sino más profundamente que esto”... es decir, siempre el mismo modo de llegar a Dios, sin pasar por la historia humana de Jesús y la propia; pero la entera vida, no la del alma encarcelada en el cuerpo; quieren evangelizar, pero apenas pueden elevarse sobre un proselitismo voluntarista lleno de silencios sobre el Cristo samaritano y no clérigo que es Jesús. No se trata de enemistad, en lo que digo, sino de no bajar del Tabor diciendo que allí han encontrado por fin al niño.

Del pesebre a la resurrección

Lo entiendo, es muy tentador, pero ese es un cristianismo sin el niño del pesebre y de la cruz, sin verlo en el centro y contar por qué fue así y sólo pudo ser así; o de otra manera análoga, pero así. Aseguro que pongo todos los oídos por escuchar algo de esto, pero la religión pesa demasiado y el mesianismo samaritano de Jesús, su grandeza ontológicamente kenótica desde el pesebre hasta nuestro días, la cristiana, no encuentra su espacio si no es en clave “cultual”; y es así, por más que una teología de primer nivel universitario lo disculpe y legitime. El orden eclesial y esa teología predicada se retroalimentan fuera del pesebre, de los desvalidos y de la historia con sus límites.

Cómo se plasma lo que digo en un empeño pastoral y organizativo, sinodalidad dicen ahora, es otra cosa y nada fácil, pero la referencia axial del viejo cristianismo es clara: los últimos, los del pesebre, os evangelizan a vosotros y a vuestras teologías y liturgias. Paz y bien. Feliz Navidad.

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