Necesitamos otra liturgia

"Sin misa no hay Iglesia"

"A las misas les sobran ceremonias y ritos. Y misterios. Ya tenemos bastante con las misterios que tenemos, como para vernos obligados a aceptar y estudiar otros"

"Las misas, y más las televisadas por LA TRECE, con pasarela habitual de mitras, báculos y palios episcopales, están sobradas de incienso, por lo que provocan irreversibles frustraciones"

"A no pocas misas -a la mayoría- les falta hasta el pan. Pan de pueblo o de “Mercadona”. Pero pan que sea pan-pan. El que se consumió en la Santa Cena"

Gran alegoría de la vanidad. Pieter Boel
Gran alegoría de la vanidad. Pieter Boel

Es posible que el título de esta reflexión lo alteren, o modifiquen, algunos, por el de que se necesita-NECESITAMOS es “otra Iglesia”, de la que la Sagrada Liturgia sea expresión y reflejo de los evangelios, con los que la religión rinda el auténtico culto a la Divinidad, teniendo sagradamente en cuenta el servicio sobre todo a los más necesitados y pobres. Verdad catequística tan elemental está siendo ya redescubierta por buena parte de la Iglesia, gracias, y de modo eminente, al empuje doctrinal y ejemplar encarnados en el papa Francisco. De su mano, la Iglesia se hace más Iglesia , al iniciar el proceso de desclericalización iniciado, aunque todavía con incierta y difusa - nula- participación femenina.

En consonancia con las pre-noticias persistentes en los medios de comunicación social “religiosos”, la reforma de la liturgia está llamando ya, aunque tímidamente, a las puertas de la disciplina curial, con posibilidades creíbles de que, cuanto está aconteciendo en otras parcelas eclesiásticas, la “clientela” haya tenido que someterse ya al tiempo más o menos glorioso de la jubilación forzosa.

Incienso
Incienso

Partiendo de la revisión seria, profunda y actualizada de conceptos tales como “Iglesia, sacramentos y evangelización”, por subrayar algunos ejemplos en esta ocasión vuelvo a poner el acento en cuanto se relaciona con la misa y las misas, como síntesis de expresión de catolicismo y de compromiso religioso en su proyección hacia el “otro”, mientras más periférico mejor que mejor, y Dios que es y se llama Jesús y reclama ser adorado, es decir, “servido.”

De la legitimidad y catequizadora misión de las misas, tal y como se celebran en la actualización prisas por falta de curas, o con delectación por sobras de obispos, en solemnidades a veces hasta sociales, la discusión-diálogo urge. por la gran repercusión e interés que estos actos poseen dentro y fuera de la propia Iglesia. Esta -la misa- es y será interpretada y vivida como expresión y fiel testimonio de la verdadera pertenencia a la misma. Sin misa- misa no hay Iglesia, y esta ni es ni será posible registrarse en el nomenclátor de las instituciones religiosas, previa la calificación de celebración eucarística.

A las misas les faltan comensales. Ricos y pobres. Santos y pecadores. Niños y mayores. Hombres y mujeres. Unos y otras habrán de presidir las eucaristías sin discriminación canónica alguna, y ya, hoy, mañana o, a lo sumo, pasado mañana, es decir, lo antes posible. El hecho de haber sacramentalizado en exclusiva para una buena parte de la Iglesia – pueblo de Dios- la presidencia de la misa masculina y clericalizada, resulta hoy chocante , en discordancia , e incomprensible.

Misa
Misa

A las misas les sobran ceremonias y ritos. Y misterios. Ya tenemos bastante con las misterios que tenemos, como para vernos obligados a aceptar y estudiar otros y pedir que se nos desvelen los inherentes a los que “coronan” las mitras, los báculos, las genuflexiones, las oraciones siempre las mismas, ritualizadas y sin posibilidad litúrgica de espontaneidad y con el tiempo exigentemente medido.

A las misas, celebrantes y con-celebrantes, al altar y al mismo pueblo que asiste y que casi participa en la celebración, les sobra el incienso, así como el ritual que lo acompaña y lo sirve. El incienso es conocimiento y reconocimiento de Dios y Dios -nuestro Dios, que se llama Jesús-, ni lo quiere ni lo necesita. Y menos porque así, lo mande la Sagrada Liturgia.

A no pocas misas -a la mayoría- les falta hasta el pan. Pan de pueblo o de “Mercadona”. Pero pan que sea pan-pan. El que se consumió en la Santa Cena, con el significado entrañable de tener que partirlo -compartirlo- como alimento propio y necesario de la comunidad. También le falta el vino . Con o sin “Denominación de Origen”. Pero vino-vino portador de alegría y de fiesta, que dura y perdura no solo en el marco del templo o de la catedral, sino en el de la vida social, familiar, laboral, profesional, religioso y de ocio.

Sanz, durante la misa en Covadonga
Sanz, durante la misa en Covadonga

Insisto en que a las misas les falta espontaneidad. La que dan y confieren el amor y las circunstancias de lugar y de tiempo de su celebración; en definitiva, el Espíritu Santo y no los liturgos, por muchos estudios y diplomas que lo justifiquen y con olvido flagrante de “al principio no fue así como ahora”. Los primeros cristianos, con sus jerarquías, no conocerían hoy lo que son y se dicen ”misas”. Tendrían que readoctrinarse en tan misteriosa y procaz asignatura ”religiosa”

Las misas, y más las televisadas por LA TRECE, con pasarela habitual de mitras, báculos y palios episcopales, están sobradas de incienso, por lo que provocan irreversibles frustraciones, dando la firme impresión de que algo tan religioso se disipa, desacraliza y “des -eucaristiza”.

Con la liturgia vigente, es difícil ser y ejercer de cristiano, ni nutrirse y educarse en la fe. Con mascarillas o sin ellas. Mitras, báculos, anillos, inciensos y gestos raros distraen e imposibilitan el acceso el acceso comunitario a Jesús , quien automáticamente se ausentará de celebraciones de las que los laicos -y sobre todo, las laicas- se las haya desterrado pecadoramente, correspondiéndole todo el “protagonismo” a los varones , por más señas, todos solteros -célibes- por vocación, Código de Derecho Canónico y por ministerio….

Primero, Religión Digital

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