"¡Qué lejos está usted, señor Nuncio, de la humildad que propone Jesús!" "Nuncio Carrascosa, su soberbia tan desmedida da miedo. ¡Pobre hombre!"

Nuncio Carrascosa
Nuncio Carrascosa

"El sufrido pueblo de Dios, tanto en Jaén como en Guayaquil, está cansado de las infidelidades de la jerarquía de la iglesia al proyecto de Jesús: el Reino"

"¿A quiénes sirven los obispos? No creo equivocarme si me atrevo a pensar y a decir, que, a sus propios intereses, si, a los intereses de su casta"

"Tratan de concentrar todo el poder y todos los poderes, en sí mismos y creen que sólo deben rendir cuentas a ese Dios, alejado del pueblo, al que tratan de comprar con misas y bendiciones. Por eso siguen cobrando aranceles en la iglesia de Riobamba"

Yo y el Papa. Yo, primero, porque soy mujer. Los dos, de igual jerarquía humana porque él no es más hijo de Dios que yo. Los títulos nobiliarios que se queden para las cuestiones oficiales que eso se les da muy bien a los nuncios y otros personajes de la diplomacia vaticana. Ellos, al igual que la mayoría de los cardenales, arzobispos, obispos, curas, viven al margen de la realidad, no sufren como los cristianos de a pie, los que estamos en las afueras de Dios.

Sorprende que la jerarquía de la iglesia “diga” y se “desdiga”. Me da la impresión de que son berrinches de niñatos, consentidos y poderosos que agarran una rabieta y no paran hasta salirse con la suya. Y está también el personaje, con hálito oscuro, que se deja nombrar y renombrar.

Sebastián Chico Y Gerardo Nieves, dos obispos con padrinos en la casta clerical (Religión Digital 01.11.2021). Las dos noticias salieron casi a la par. La una en Guayaquil, Ecuador, la otra en Jaén, España. Me solidarizo con los curas de Jaén que han puesto el grito tanto en la tierra como en el cielo. Dos curas cuestionados, que, por imposición, tienen que ser obispos. Y, ¿quién los va a respetar?

Sebastián Chico y Gerardo Nieves

El sufrido pueblo de Dios, tanto en Jaén como en Guayaquil, está cansado de las infidelidades de la jerarquía de la iglesia al proyecto de Jesús: el Reino. Estas actitudes de soberbia, poco a poco seguirán vaciando las iglesias mientras el pueblo de Dios se llenará de contenido de su Palabra para que su vida se acerque más a Jesús, en una adhesión sincera que les permita seguir creyendo en un mundo mejor desde la praxis de la solidaridad y el compromiso, reuniéndose en las casas y celebrando la vida en la gran catedral que es la naturaleza, la madre tierra y a cielo abierto.

¿Qué tiene todo esto que ver con el Reinado de Dios, con el evangelio, con la tarea, la misión de la iglesia? Nada.

Por eso, no creo estar equivocada cuando hablo de que éstos “no son aptos para el Reino”, porque no son trabajadores del Reino, ahí donde Mt. 25, 34-46, pone el énfasis en la tarea a realizarse en función de los más vulnerables. Creo que es el derecho al pataleo al que ha recurrido Andrés Carrascosa, el nuncio de Ecuador, ya que, según la reflexión que se publica en Religión Digital, es “para dejar buen sentado que una pobre monja, por muy misionera que sea, no puede salirse con la suya”, en otras palabras, para que “una insignificante mujer no le pase por encima”, según refieren algunas lenguas sacerdotales por aquí.

Señor Carrascosa qué lejos está usted de la humildad que propone Jesús (Mt 11,28-30). Su soberbia tan desmedida da miedo. ¡Pobre hombre! Y qué lejos de la búsqueda de la verdad. Al parecer, a usted sólo le interesa salirse con la suya, al igual que otros miembros de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, a los que les falta mucho evangelio y liderazgo desde las bienaventuranzas, que es el programa de vida que propone Jesús a sus seguidores. Dan pena.

Carrascosa

Que tristeza que las rabietas de los jerarcas llenen las páginas de los periódicos y redes sociales y acontecimientos como la masacre de la cárcel de Guayaquil no amerite sino un tímido comunicado, descolorido y tibio de la conferencia episcopal ecuatoriana, que no los interesa, para nada, la problemática carcelaria que vive el Ecuador. ¿Hay pastoral carcelaria en Ecuador? Y, ¿a quién le importa? Qué lejos les quedan las palabras del profeta Proaño que con razón decía: “vale más un indio que una catedral”, para dejar sentado que la valía está en el ser humano, no en la parafernalia de las lujosas construcciones o de los títulos que creen que los ubica por encima de los demás.

Qué lejos la cuestión del servicio. ¿A quiénes sirven los obispos? No creo equivocarme si me atrevo a pensar y a decir, que, a sus propios intereses, si, a los intereses de su casta.

Qué lejos de la ternura de Dios por los pobres y no por títulos (Mt 23, 8-11).

Siguen acomodados en una historia contada desde el concilio de Trento que les atribuye poderes especiales frente al cristiano común. Siguen acomodados en el absolutismo de los reyes de los siglos XVI hasta la primera mitad del XIX. Tratan de concentrar todo el poder y todos los poderes, en sí mismos y creen que sólo deben rendir cuentas a ese Dios, alejado del pueblo, al que tratan de comprar con misas y bendiciones. Por eso siguen cobrando aranceles en la iglesia de Riobamba. Para dar un permiso a un feligrés de una parroquia y que celebre otro sacerdote la misa de difuntos o un matrimonio, esa persona tiene que pagar primero diez dólares ($ 10) para ser atendido. Después lo que el cura de turno les cobre por la celebración.

Estipendios

Vuelvo a ser reincidente con uno de los versos del Arcipreste de Hita: “Lo que puede el dinero”.

“Él crea los priores, los obispos, los abades,

Arzobispos, doctores, patriarcas, potestades,

A los clérigos necios da muchas dignidades,

De verdad hace mentiras, de mentiras hace

Verdades”.

A Francisco le queda más cerca el tango Cambalache de Enrique Santos Discépolo:

“Que el mundo fue y será una porquería,

ya lo sé…..

No hay aplazados, ni escalafón

Los inmorales nos han igualado

Si uno vive en la impostura

Y otro roba en su ambición

Da lo mismo que si es cura

Colchonero, rey de bastos

Caradura o polizón”.

Un cura muy comedido me dijo: “mujer, yo creo que Francisco tiene poco que ver con esto, para eso ya está la firma electrónica” Sólo me sonreí.

Mitras

¿Para qué sirve un obispo?

Al parecer son administradores, gobernadores de un territorio.

Según Wikipedia, desde el punto de vista etimológico, el obispo es aquella dignidad eclesiástica encargada del control y vigilancia del cumplimiento de las leyes de la iglesia católica o derecho canónico en el territorio de su jurisdicción o diócesis.

El ministerio episcopal

Enseñar: no es suficiente la supuesta enseñanza que se hace desde la tribuna de la homilía. ¿Dónde más enseñan los obispos? Me viene a la memoria Don Pedro Casaldáliga, amigo poeta y profeta y, además, obispo de Sao Felix. Nunca olvidaré cuando en Riobamba, en el décimo aniversario de la muerte y resurrección de Mons. Proaño fraguamos el grito de Riobamba, donde la opción por los pobres y la inculturación del evangelio en los pueblos originarios, desde sus propios códigos culturales, nos movió y nos conmovió a todos. Estábamos con los obispos, participamos en las resoluciones y aprendimos unos de otros.

Casaldáliga y la hermana Julia
Casaldáliga y la hermana Julia

No me canso de leer su hermoso poema:

“Nunca te canses de hablar del Reino

Nunca te canses de hacer el Reino,

Nunca te canses de discernir el reino

Nunca te canses de acoger el Reino

Nunca te canses de esperar el Reino”

Esto sí es enseñar.

Santificar: que van a santificar si la soberbia no les permite declararse pecadores igual que el resto de los mortales. En Mt 5,48 Jesús pide que nos aventuremos a ser santos, a ser buenos, pero buenos del todo. Jesús no nos pide la perfección de la observancia de la ley, lo que nos pide es el amor incondicional que es lo que nos hace hermanos, hijos de Dios.

La administración de los sacramentos, la mayoría de las veces es un tedioso ritual que no compromete a nada. Por eso, no nos hace sacramentales, ni perfectos.

Báculo
Báculo

Regir: debe guiar a los fieles en la caridad. Pero, ¿conoce el obispo a sus fieles? Supongo que aquí debería entrar la figura del pastor. Qué difícil ser pastor si no están dispuestos a ensuciarse las manos en el contacto con los indígenas y campesinos porque no es higiénico o les da asco y si saludan para eso están los pañitos húmedos que remedian la solución del contacto un tanto ensuciado. ¡Guías ciegos! (Mt 23,24).

Qué es un nuncio y para qué sirve.

El nuncio apostólico es un representante diplomático de la santa sede, con rango de embajador. Representa a la santa sede ante los Estados (y ante algunas organizaciones internacionales) y ante la iglesia local. Suele tener el rango eclesiástico de arzobispo. Normalmente reside en la nunciatura apostólica, que goza de los mismos privilegios e inmunidades que una embajada. También ellos en su gran mayoría, vienen de carreras diplomáticas.

Qué hace un nuncio: es la persona de contacto entre la iglesia local por un lado y el Papa con el gobierno central de la iglesia en Roma por el otro. El nuncio tiene un papel consultivo importante en el nombramiento de nuevos obispos.

Para nosotros, los cristianos de a pie, nos da igual que haya nuncio o no. No influye en la cotidianidad de nuestras vidas ni en nuestro compromiso pastoral.

Símbolos que dicen mucho frente al cristiano común.

El símbolo trasciende la realidad. “… es el fundamento de todo cuánto es. Es la idea en su sentido originario, el arquetipo o forma primigenia que vincula el existir con el Ser. Por él a modo de puente el ser se manifiesta a sí mismo: crea un lenguaje, inventa los mundos, juega, sufre, cambia, nace y muere” (Diccionario de los símbolos- Jean Chevalier/Alain Cheerbrant. Pág. 9)

La tristeza es que los símbolos utilizados por la jerarquía eclesial, sólo son símbolos de poder.

Anillo episcopal

SOLIDEO

Del latín: soli Deo “para Dios solo”, porque el Papa, los cardenales, los arzobispos y los obispos solo se lo quitan ante el sagrario, o durante la misa desde el prefacio hasta después de la comunión, en presencia de Dios. Los obispos y cardenales también se lo quitan en presencia del Papa como símbolo de respeto, como quien se quita el sombrero al saludar a otra persona. Es muy parecido al Kipá, el gorro que utilizan los judíos en sus ceremonias. Un símbolo detestable.

ANILLO

Según Wikipedia el anillo es el signo de autoridad del obispo católico. El anillo ha sido en todo tiempo y en todos los pueblos un signo de autoridad, de dignidad y preeminencia… El anillo es también un signo del matrimonio espiritual que el obispo contrae con la iglesia y el sello del contrato que con ella celebra. Debe ser de oro o de metales preciosos.

LA MITRA

La mitra, palabra proveniente del latín: mitra y esta del griego, que significa banda o turbante, es el tocado con el que cubren su cabeza durante los oficios litúrgicos aquellas personas con dignidad episcopal.

EL BACULO

El báculo pastoral es un cayado que llevan los obispos como signo de su función pastoral y que se les entrega en su consagración.

Es, además un símbolo del poder eclesiástico que designa habitualmente el rol del obispo o del abad, simboliza un cetro, aunque sus orígenes son humildes, de hecho, el término deriva de “báculus pastoralis”; el bastón del pastor; su ser recto recuerda el buen gobierno eclesiástico, la voluntad de dirigir el rebaño de los fieles a la salvación.

A qué salvación nos quieren llevar si lo único que nos muestran, la mayoría de ellos, es la prepotencia y el autoritarismo.

¿No les parece que estamos más cerca de los reinados de este mundo que del reinado de Dios? Los royal de este mundo llenan las páginas de las revistas dependiendo de la moda, de las cirugías que se hacen y de lo costosos que son para los países que tienen monarquías.

Ningún obispo impuesto

Lo mismo le pasa a la iglesia. Resulta que todos estos titulados, por lo que vemos en su definición de la simbología que utilizan, son funcionarios: del culto, de la diplomacia, de las relaciones sociales, y su presencia sólo resalta, allá donde son exaltados.

Que lejos de los orígenes, de las comunidades, de las primeras elecciones de obispos y cómo la tradición ha superado a la originalidad de los Hechos de los Apóstoles.

Según González Faus, en su libro: Ningún Obispo Impuesto, podemos apreciar en la página 21 y siguientes que: “el principio electivo está presente desde los comienzos, con el lógico privilegio de los Apóstoles, que no aparece como heredable…….. debe ser irreprochable y elegido por todo el pueblo, según la fórmula de la Tradición Apostólica”.

Termino con la cita del mismo Gonzáles Faus, porque mejor, no sabría decirlo: “… la libertad conquistada por la iglesia en el Vaticano II la obliga ahora a volver los ojos hacia sus orígenes, hacia esa fidelidad a sí misma en la que la libertad consiste (y en la iglesia no cabe otra fidelidad a sí misma que la fidelidad a Jesús y al evangelio). Y la obliga, sobre todo, hoy, cuando la historia ha conquistado vigorosamente la conciencia de respeto a lo electivo como manifestación de lo comunitario y, junto con esa conciencia, pequeños caminos prácticos para su puesta en acto. Parece claro que, si hoy la iglesia no manifiesta ese mismo respeto por el principio electivo (en aquello que no toca a la verdad cristiana, sino a la actuación comunitaria), ya nunca más podrá ser vista como ‘sacramento y levadura’, sino como reliquia y escándalo” (Ningún Obispo Impuesto Pág. 155-156).

Y bien, hermanos, con todo esto, sólo sugiero: podemos seguir trabajando en el nombre del Señor en nuestras pequeñas comunidades como signo de fraternidad, de oyentes de la Palabra, de gestores del Reino según la propuesta de Jesús descrita en Mt. 25, 34-46).

Carrascosa y Lasso

Francisco, hermano, sería bueno que no se dejara meter tantos goles, bien dice Jesús: “El Señor eligió a aquel administrador de lo injusto por la sagacidad con que había procedido, pues los que pertenecen a este mundo son más sagaces con su gente que los que pertenecen a la luz” (Lc 16,8).

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