La Obra de Escrivá de Balaguer y la pandemia 'OPUS DEI': ni está, ni se le espera

Opus Dei
Opus Dei

¿Es posible que alguno de los dos términos “Opus” (obra) y “Dei” (de Dios) no tenga que admitir necesariamente  la presencia  del prójimo más pobre y necesitado, para ser acogido?

Es a la conclusión a la que llegan no pocos, dentro y fuera de la Iglesia, al plantearse y analizar el comportamiento  personal y colectivo  de adictos y adeptos a cualquiera de las situaciones  y organismos en los que es, actúa y se hace presente la Iglesia, con ocasión de la feroz pandemia  “coronovírica” que define e identifica  la época en la que  vivimos…

Para algunos, el comportamiento eclesial  que se registra  en la administración de la justicia –caridad  en las trincheras  religiosas, es el normal, esperado y refrendado  a lo largo y ancho de los siglos,  en los que Órdenes Religiosas  consagraron, con la fuerza y patrocinio  de sus votos,  sus preferencias  espirituales y mantearles a favor de los  más débiles y enfermos, instruyendo e instando a los poderosos  a dotar sus políticas con soluciones tangibles  que se concretaron  en hospitales, donaciones, fundaciones, además de los rezos, de las procesiones y cultos, que no tienen por qué ausentarse  ahora, siempre y cuando los mantengan la fe  y demás virtudes cristianas.

Según otros,  la Iglesia como tal,  con su teología, evangelios  y todo el Antiguo y Nuevo Testamento como base y justificación, pudiera y debiera comprometerse  más –bastante más-  en la tarea-ministerio  de la sanación de los cuerpos y las almas, que demandan los enfermos, sus familiares y la sociedad entera.  Interpretaciones como la  de “castigos de Dios”, aún por comportamientos irreligiosos o inmorales, están de más y son contrarias  al dogma, a la penitencia, a la sensibilidad, al sentido común, a la lógica,  al “sensus fidei fidelium” y a la misma idea religiosa de Dios. Comportamientos de esta calaña son otras tantas ofensas  para la Santísima Trinidad  y, en definitiva, a los más pobres  que son y serán siempre  los  perjudicados en mayores proporciones.

Las 'herencias' del Opus Dei: una trama de cientos de millones de dólares investigada por la justicia en Argentina y Uruguay
Las 'herencias' del Opus Dei: una trama de cientos de millones de dólares investigada por la justicia en Argentina y Uruguay

La autocrítica profundamente religiosa  habrá de ser elemento clave e indispensable,  en el examen de conciencia  que se lleve a cabo en cristiano, en el contexto  en el que nos hallamos. Huelga reseñar  que precisamente en los estamentos de la jerarquía  eclesiástica  es en los que se habrán de aprender y practicar  las normas, reglas y leyes “anti- coronavíricas”, adelantándose  a otros  a poner a disposición de los enfermos y necesitados  también otros medios que, por “sagrados”,  se creía que habrían de seguir siendo intangibles e inalienables , con flagrante, y a veces, indecente  olvido, de que, lo que de verdad consagró y consagra tales bienes  es su capacidad de servicio  a favor   de la colectividad….

Reconociendo que en  este panorama “religioso“ se contabilizan comportamientos  personales no dignos   de este nombre e invocación, no pocos echan de menos que  el “Opus Dei” apenas si se haya hecho presente,  al menos en España, patrocinando algunas de las  actividades demandadas   por las graves circunstancias  que relejan cada día  los números y las estadísticas  que se nos ofrecen en los medios de comunicación social.  El simple dato  de tener que revestir la cara con la  mascarilla,  y de advertir  que los demás han de hacer lo mismo,  testifica a las claras  que, por muy alejados del mundo que se intente vivir,  hoy no es posible hacerlo, aunque se invoquen normas  y reglar “espirituales”, sean o no canónicas, misteriosas, o no tanto.

De entre las preguntas que se formulan en los alrededores del mundo clerical  -y también en el laical-, en relación con el tema  destaca esta leve antología: “¿Es que el Opus no dispone  de medios de comunicación social para difundir sus obras de  misericordia, precisamente las de carácter  anti-coronavíricas? ¿Acaso la de la humildad y ejemplaridad,  es virtud característica  de la Obra, a la que dedican sus miembros toda clase de cultos y de reverencias? ¿Es que la carencia de medios económicos  es connotación relevante  en la interpretación de la doctrina  y del estilo de vida  que profesan sus devotos y devotas? ¿Es posible que alguno de los dos términos “Opus” (obra) y “Dei” (de Dios) no tenga que admitir necesariamente  la presencia  del prójimo más pobre y necesitado, para ser acogido? ¿Se oculta alguna estrategia pastoral, ascética o mística, en el hecho evangélico de que “la mano derecha no ha de conocer lo que hace la izquierda” o viceversa, sabiendo, como se sabe, y de muy buena tinta, que en la Iglesia,  una y otra mano tienen idéntica vocación, es  decir,  la adoración a Dios, mediante el servicio?

Opus Dei
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“El Opus Dei, ni está, ni se le espera”, es frase que  precisa ser  tachada, arrestada y arrasada cuanto antes, del léxico “religioso”, en beneficio de la propia institución  y de las demás que se relacionan con la Iglesia. De ser frase sin contenido, o inventada con aviesas intenciones, nosotros estamos a la espera  para hacernos eco, con grandes titulares,  de su falta de veracidad, sin escatimar los datos y  detalles que se nos proporcionen o que descubramos.     

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