"Con mujeres 'obispas' no pocos casos que lamentamos no hubieran tenido cabida ni dentro ni fuera de la Iglesia" Obispos descorazonadores

Obispos españoles
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"Lo raro, rarísimo e inexplicable, es que no se haya afrontado ya el problema. Culpables- culpables por acción u omisión, fueron y siguen siendo   prioritariamente, los obispos"

"Lo que de verdad, e improrrogablemente importa a cristianos y no cristianos es no tener que seguir engullendo día a día, y episodios a episodios, noticias tan documentadas como las aludidas"

"Por amor a Dios, señores obispos, cambien penitencialmente sus comportamientos mantenidosa hasta el presente y, si no pueden hacerlo, aceleren su jubilación cuanto antes y aun colectivamente"

La Iglesia dejó de ser “evangelio”, y este dato y constatación fueron y son fuente de multitud de noticias.  Pero no de “buenas-noticias  (“evangelio”) , sino de las que  ocupan los titulares  principales  de los medios de comunicación  social en sus secciones  desdichadas y odiosas relacionadas con  sucesos  en sus apartados  de pederastas y de corrupciones  de signo diverso.

El de la pederastia, con todas sus consecuencias e “itíneres” , es de capital importancia,  aunque de su gravedad participan  asimismo los capítulos  correspondientes  a los de  la administración y aplicación  de noticias humanas y “ divinas”, con actualizada mención  del catalogado  de “inmatriculaciones” que con denodada  y documentada  perseverancia, llama con urgencia  a las puertas   de la sensibilidad  cívica y religiosa.

El problema-eje de mis reflexiones se centra hoy en la impresión que puede darles a muchos, de que  lo que importa y está por encima de todo, es  a quien o a quienes  les compete  el estudio y la formación de grupos – comisiones   de denuncia y aplicación  de los medios  con que ya se cuenta, o hay que inventar, - “concordatarios” o no- raro -rarísimo,  para   erradicar de  la faz de la tierra, y “en el nombre de Dios” o de la colectividad ,  tan lamentables situaciones como se detectan y viven.

Obispos españoles

Lo raro, rarísimo e inexplicable, es que no se haya afrontado ya el problema. Culpables- culpables por acción u omisión, fueron y siguen siendo   prioritariamente, los obispos. Ellos, y además etimológica, pastoral y canónicamente por “obispos”, lo sabían y lo saben todo o casi todo en sus respectivas diócesis, dado que para eso están, aunque no pocos prefieran haber vivido y “vivir en el mejor de los mundos”.

Lo sabían, pero se lo callaban.  Y además, - lo que  resulta aún más dramático, antievangélico y hasta inhumano-, queriendo creer que  el silencio  suyo, y el de su clerecía, era y debía ser  verdadero  elemento edificador de la Iglesia, ahorrándole a su clientela  “habladurías y escándalo poco edificantes.”, con lo que contravenían mandamientos  muy elementales en la Ley de Dios, de la convivencia  cívica, de la formación integral  de la persona,  de las exigencias  mínimas de la Teología Moral, de la ética, y del sentido común .

“Pero es que, con los obispos que nos nombraban, y los no pocos que nos siguen nombrando, se explican la mayoría de estos desafueros , tanto humanos como “divinos”.  A estas alturas de la vida y de la Iglesia, carecerán de efectividad y representatividad de “Sucesores de los Apóstoles”, aquellos obispos que no hayan pasado, y superado holgadamente, los procedimientos democráticos a los que debería someterlos su clerecía diocesana y el pueblo-pueblo (laicos y laicas). Conste y quede bien claro además, que a la mujer le sigue estando vedada, todavía y por ahora canónicamente la más remota posibilidad de ser y ejercer de “obispa”, como si se tratara de algo innombrable y nefando. Con mujeres “obispas” no pocos casos que lamentamos no hubieran tenido cabida ni dentro ni fuera de la Iglesia.

Y mientras tanto ¿qué? Pues que el episcopado en general sigue negando “oficialmente” los hechos, aunque ya con notables “defecciones”, haciendo creer que parte importante de la “culpa “ es de terminados partidos políticos  y, por supuesto, mayoritariamente de profesionales de la “la prensa impía y blasfema”, lo que a los cristianos y a la vecindad les resulta  aterrador . 

 Mientras tanto, el tiempo se nos va en disquisiciones leguleyas acerca de quienes habrán de constituir las comisiones previstas o previsibles para afrontar, radicalmente y de una “santa“ vez, el -los- problemas, aunque tengan que  ser sus principales fautores el mismísimo Belcebú y su corte. Lo que de verdad, e improrrogablemente importa a cristianos y no cristianos es no tener que seguir engullendo día a día, y episodios a episodios, noticias tan documentadas como las aludidas.

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Por amor a Dios, señores obispos, cambien penitencialmente sus comportamientos mantenidosa hasta el presente y, si no pueden hacerlo, aceleren su jubilación cuanto antes y aun colectivamente.  Les esperan con las puertas abiertas multitud de parroquias rurales, huérfanas de Eucaristía a consecuencia de la falta de curas. Y no se entretenga en demasía e intensidad, por ejemplo, con la obsesiva organización de “Años Santos”, a propósito de cualquier bagatela conmemorativa de tipo histórico o litúrgico.

No es eclesiásticamente serio que en la casi totalidad de las diócesis estén en activo “Años Santos”, que además de responder a razones cuestionablemente teológicas, estacan otras puramente turísticas, con la consecuente rentabilidad en euros, a no ser que ella ayude a subsanar deficiencias pecuniarias con las que compensar, de alguna manera, a las víctimas y a los familiares de hechos y situaciones aludidas en esta reflexión elementalmente evangélica. 

¿Y los informadores religiosos? También en casos como estos se dedican a abastecer las navetas de sus respectivos incensarios. Y es que “a los señores obispos no se les debe plantear problemas”, tal y como literalmente me confirmo un secretario, Juan de nombre, con explícitas referencias a don José María, el obispo…¿Eran otros tiempos? No todos los tiempos prescriben.

Primero, Religión Digital
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