"¿Está el Papa hoy como para dar testimonio de 'juvenilidad' de Iglesia en salida y sinodal'?" ¿El Papa en Lisboa?

Francisco, con la mochila del peregrino de la JMJ de Lisboa
Francisco, con la mochila del peregrino de la JMJ de Lisboa RD/Captura

De entre los argumentos que pudieran servirse algunos para desaconsejar la presencia pontificia en estos eventos, destacan los de que ella fue y es propia y específica de pontífices anteriores y aún de vivencias y manifestaciones de otro tipo y clase de fe, más ritual, triunfante y gloriosa

Pese a todo, y a que el papa Francisco haya confesado que “todavía sufre los efectos de la anestesia y le cuesta respirar”, a falta de menos treinta días de que lo veamos en Lisboa, la coherencia le obliga a cumplir la palabra de seguir en sus “trece” pontificios, con el firme propósito de testimoniar y rubricar la “juvenilidad” de la Iglesia. Presidirá la “Fiesta de la Juventud -JMJ. 2023”-, ajustado al programa elaborado por los encargados de la logística vaticana, con las correspondientes anuencias cívicas. 

Para bien o para mal, y siempre, o casi siempre, con la mejor de las intenciones, en no pocos cenáculos clericales y adjuntos, apenas sí se habla de otra cosa. Me limito aquí y ahora a recogerlas con fidelidad y la confianza de que “sea lo que Dios quiera”, que será lo mejor para la cristiandad y para el mundo entero. 

¿Está el Papa hoy como para dar testimonio de “juvenilidad” de “Iglesia en salida y sinodal” y sin que sean muchos -demasiados- los que juzguen lo contrario? ¿Le será posible interpretar, con fidelidad al Evangelio, su afán denodado y martirial por sentirse identificado con él y por transmitírselo al pueblo, sobre todo al más joven, responsable de  su condición de ser y ejercer de “semillas de fe, esperanza y caridad”?

Francisco JMJ Lisboa 2023
Francisco JMJ Lisboa 2023

De entre los argumentos que pudieran servirse algunos para desaconsejar la presencia pontificia en estos eventos, destacan los de que ella fue y es propia y específica de pontífices anteriores y aún de vivencias y manifestaciones de otro tipo y clase de fe, más ritual, triunfante y gloriosa. Con las noticias clericales -jerarquía o no tanto- que hoy se nos han desvelado y se siguen desvelando, ésta no está para fiestas y para concentraciones masivas públicas, que no sean otras que las presididas por eslóganes y penitenciales golpes de pecho con el fervoroso “¡perdónalos, Señor!” por delante. 

Son muchas las víctimas –también en Portugal- con heridas cuyos recientes recuerdos se enconarán al no sentirse ni siquiera aludida la Iglesia, sin colaboración y poco o nada dispuesta a reparar daños y perjuicios, a cambio de seguir salmodiando hipócritamente  que es “santa y además, y sobre todo, madre ejemplar”, con condena explícita solo "contra quieren su mal y el de su jerarquía” y no su urgente y profunda reforma y renovación conciliares, con singular mención para algunos de sus impiadosos desviados y forajidos.

No lo pasará bien en Lisboa

El papa Francisco, primero en desvelar situaciones y comportamientos antievangélicos y antihumanos, no lo pasará bien en Lisboa, también capital metropolitana de graves pecados de corrupción eclesiástica, aunque el dócil coro de informadores “religiosos” haya intentado taparlos y encubrirlos, en contra de lo que demanda la verdad  fotocopiada del santo Evangelio.

El pueblo aguanta. Pero no en exceso. Todo tiene sus límites. Y lo eclesiástico, más. Y “pagar justos por pecadores” es moneda de uso corriente dentro y fuera de la Iglesia.

Una vez más, ¡a rezar por el papa Francisco! 

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