¿Para cuándo los primeros desahucios episcopales? El Papa prohibirá a los obispos vivir en palacios

Palacio Apostólico
Palacio Apostólico

“Obispo” y “palacio” no riman bien. No hacen verso ni salmo en el misterio de la vida, y menos eclesiástica. Ningún salmo-palacio conduce y prepara el Reino de Dios

En palacios, y menos en los episcopales, no se vive. Se administra, se manda y gobierna, se ejerce la autoridad y se preside. No se sirve. Se es servido. No “se está por casa”, sino que se reside en una mansión arquitectónicamente única en la ciudad en la que se ubica

Son 111 los obispos en activo, o en pasivo, censados hoy en España. ¿Cuántos de ellos viven habitualmente hoy en palacios, aun cuando su condición de “eméritos” les inste a hacerlo en residencias sacerdotales o en casas particulares, sin privilegios vecinales de ninguna clase o condición?

Los palacios “desespicopalizan”, “ipso facto”. A sus usuarios, aún “por la gracia de Dios”, los transforman, alteran, turban y perturban. ¿Para cuándo la primera noticia de los desahucios episcopales? ¿Las da por supuestas ya el Sínodo?

Era de suponer, y esperar, que el papa Francisco tomara algún día la decisión de prohibir que los “Reverendísimos y Excelentísimos Señores Obispos” –“Sucesores de los Apóstoles”- se avecindaran en las casas-palacios, con su dirección postal correspondiente y la cercanía a la catedral, como noble y preciado punto de referencia urbanística divina y humana.

 La reiterada proclamación de favorecer la pobreza en la Iglesia y el ejemplo de vida que ofrece en su residencia-casa sacerdotal en el Vaticano, prescindiendo de los suntuosos “Palacios Apostólicos” de los anteriores papas -santos y canonizados, o por canonizar- demanda hacerlo no precisamente "en” y “desde” un palacio. (Lo único que pueda causarles extrañeza a algunos lectores es que la noticia de la 'prohibición' haya sido difundida coincidiendo litúrgicamente con la festividad de los Santos Inocentes).

“Obispo” y “palacio” no riman bien

Y es que “obispo” y “palacio” no riman bien. No hacen verso ni salmo en el misterio de la vida, y menos eclesiástica. Ningún salmo-palacio conduce y prepara el Reino de Dios, aunque quienes los habiten y pretendan justificarlo, crean hacerlo, y lo hagan, ascéticamente y con comodidades menores a las proporcionadas en un piso cualquiera, rodeado de vecinos y en comunidad de ocupaciones, de alegrías y tristezas.

Vista de los palacios apostólicos
Vista de los palacios apostólicos

En palacios, y menos en los episcopales, no se vive. Se administra, se manda y gobierna, se ejerce la autoridad y se preside. No se sirve. Se es servido. No “se está por casa”, sino que se reside en una mansión arquitectónicamente única en la ciudad en la que se ubica, y además por razones turísticas. La estancia en palacios exterioriza con conocimiento de causa, cuanto es y hay dentro de los muros en los que, con estilos gótico, renacentista, barroco, rococó y hasta “gaudiniano”, se albergan mitras, báculos, -¡baculazos!-, capas magnas, anillos y otros ornamentos que  tan gratuitamente se dicen sagrados” sin faltar a la cita el obligado título festivo, hierático ridículo de “Excelencia”. 

En los palacios episcopales, aun dotados de sus respectivas y devotas capillas, la Comunión -común unión- sacramental, es difícil. Extrañamente difícil. Imposible. Ser y ejercer de hermano, de vecino, de colega y de contertulio, les está prácticamente vedado. Se es y se ejerce de día y de noche, de obispo y ya está. No hay otra fórmula. Y quien la descubra e intente llevarla a la práctica como ha hecho el papa Francisco, será considerado por “los católicos de toda la vida”, de las misas en latín y de espaldas al pueblo, como aspirante a hereje

Un obispo-obispo, elegido por el pueblo, no podrá jamás ser y sentirse poseedor o usufructuario, de una mansión palaciega

No obstante, los palacios no son para los obispos. Un obispo-obispo, elegido por el pueblo, no podrá jamás ser y sentirse poseedor o usufructuario, de una mansión palaciega, sabiéndose además -como se sabe-, lo que cuesta y significa un palacio, su mantenimiento, conservación y la “servidumbre”, compuesta normalmente por curas y monjas.

Por tanto, bienvenida sea la prohibición de los palacios episcopales. Todos ellos se dedicarían a menesteres tan nobles, sagrados, o más, como a la cultura, al arte, a la docencia, a la beneficencia o al ocio, que hace ser más Iglesia-comunidad, a la Iglesia, siempre al servicio del pueblo. Son 111 los obispos en activo, o en pasivo, censados hoy en España. ¿Cuántos de ellos viven habitualmente hoy en palacios, aun cuando su condición de “eméritos” les inste a hacerlo en residencias sacerdotales o en casas particulares, sin privilegios vecinales de ninguna clase o condición?

Imprime carácter

Vivir, o haber vivido, en palacios imprime carácter. Los “Sucesores de los Apóstoles” han de rehuirlo, por definición, y a ejemplo de Pedro, Pablo, Santiago, Juan, Judas Tadeo, Matías, Romero, Casaldáliga y otros. Los obispos, por obispos son, antes que obispos, ciudadanos con derecho a voz y a voto, personas normales, contribuyentes y con sus respectivos carnés de la Seguridad Social y del transporte público.

Pere Casaldàliga y Eduardo Lallana
Pere Casaldàliga y Eduardo Lallana

Los palacios “desespicopalizan”, “ipso facto”. A sus usuarios, aún “por la gracia de Dios”, los transforman, alteran, turban y perturban. ¿Para cuándo la primera noticia de los desahucios episcopales? ¿Las da por supuestas ya el Sínodo?

NOTA: En no pocas diócesis, también españolas, van muy adelantadas las comisiones de mujeres en reclamación del sacerdocio femenino, acrecentadas aún más a consecuencia de las últimas declaraciones “teológicas” del papa Francisco. “Sobre la Teología y más la escolástica, aseguran, priman los Derechos Humanos”, con lo que pronto las “huelgas de feligresas” serán noticias frecuentes, con mayor desertización de los templos.

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N. de la R.: Como es tradición en la prensa española, el 28 de diciembre publicamos alguna noticia 'falsa' (aun con visos de realidad), en las tradicionales 'inocentadas'. Dado que otros años algunas de ellas fueron tan 'reales', nos vemos en la obligación de recordar que estas noticias son sólo eso, 'inocentadas'. Que las disfruten

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