Perú: Situación actual y opción por los pobres Perú arde en su propia hoguera y la Iglesia católica no reconoce al Dios de los pobres del momento

Perú hoy es como una gran hoguera
Perú hoy es como una gran hoguera

"Hoy en el Perú, las palabras de la presidenta o del ministro del interior pueden quedar obsoletas a las pocas horas de ser pronunciadas porque la realidad nacional las desmiente o desautoriza pocas horas después"

"Quizás el mapa electoral de las elecciones en las que ganó el profesor Pedro Castillo en 1921 sea la imagen más clara y significativa: el Perú pobre de toda la sierra, parte de la selva y toda la costa sur frente a Lima, el resto de la costa y buena parte de la gran selva despoblada"

"Y todos recordamos bien que hasta pocos días antes del tope -28 de Julio- no se reconoció la victoria legal de P. Castillo y la oposición se inventó un fraude donde nadie lo vio ni pudo haberlo"

"Todos sabemos que desde el primer día el objetivo de la oposición fue bajarlo a como diera lugar ¿Razones esgrimidas? Muchas y, en parte verdaderas. Pero debajo de todas estaba una: 'no es posible que nos gobierne un simple maestro rural y serrano'"

Algunos hicieron de “profetas” y acertaron; otros preferimos pensar que todo se calmaría en breve y nos equivocamos. El Perú hoy miércoles 14 de diciembre de 2023 es lo más parecido a una hoguera generalizada y nadie nos atrevemos a pronosticar el final. Las palabras de la presidenta o del ministro del interior pueden quedar obsoletas a las pocas horas de ser pronunciadas porque la realidad nacional las desmiente o desautoriza pocas horas después.

Van ya 8 muertos registrados y puede sigan más, ojala no. Ninguno es empresario, ni banquero, ni arzobispo. Y lo digo sin ninguna pizca de odio ni resentimiento; pero es obligado constatarlo y reconocerlo. Y la gente consigna que “siempre fue así”: también los pobres ponen los muertos. Podemos buscar decenas de explicaciones a la situación que estamos viviendo y probablemente todas tengan parte de verdad, pero hay una que se impone por encima de todas: en el Perú, después de 200 años de independencia, cantamos el “Somos libres” (el himno nacional) pero en el fondo, la mayoría del país no se lo cree. Tenemos un muy grave problema de “identidad nacional” que aflora con cierta frecuencia y, en determinadas ocasiones, hace brotar burlas, insultos, sonrisas irónicas, desprecios (todos por una parte) y cabezas bajas, silencio y rabia por otra.

"En el Perú, después de 200 años de independencia, cantamos el “Somos libres” (el himno nacional) pero en el fondo, la mayoría del país no se lo cree. Tenemos un muy grave problema de 'identidad nacional'"

A veces, como en el caso actual, se llega a reacciones mucho más violentas. Y no se trata de justificar nada, pero es preciso constatar hechos y asumirlos si es que queremos, algún día, superar esa falta de identidad que hace que no todos los peruanos valgan lo mismo, pesen lo mismo o sean reconocidos como iguales. Con frecuencia escuchamos estos días frases como éstas: “Nos lo han hecho hace 200 años”, “basta ya”, “se mira el color, el lugar de nacimiento o el apellido”, “que se vayan todos a casa”… O “esos cholos de mierda quieren incendiar el país”, “no están capacitados para gobernar”, “mano dura es lo que se necesita, carajo”… No sigo. Frases todas ellas que reflejan, cuando menos, que no nos consideramos iguales, falta de aceptación de los otros, de disposición al diálogo de igual a igual.

Lo peor es que, tanto numérica como geográficamente hablando, es por un lado una minoría que, es cierto, desde hace 200 años ha mandado y ha dicho cómo debemos vivir y una gran mayoría (que siempre ha perdido) se ha resignado a obedecer, después de rumiar el odio y el rencor, casi siempre en silencio.

Quizás el mapa electoral de las elecciones en las que ganó el profesor Pedro Castillo en 1921 sea la imagen más clara y significativa: el Perú pobre de toda la sierra, parte de la selva y toda la costa sur frente a Lima, el resto de la costa y buena parte de la gran selva despoblada.

Y todos recordamos bien que hasta pocos días antes del tope -28 de Julio- no se reconoció la victoria legal de P. Castillo y la oposición se inventó un fraude donde nadie lo vio ni pudo haberlo. Y todos sabemos que no se le dio ni un solo día de tregua y que desde el primer día el objetivo de la oposición fue bajarlo a como diera lugar ¿Razones esgrimidas? Muchas y, en parte verdaderas. Pero debajo de todas estaba una: “no es posible que nos gobierne un simple maestro rural y serrano”. Añadamos los muchos errores y hasta delitos que él cometió (¿y los presidentes anteriores no están todos presos, prófugos, acusados y pendientes de juicio y hasta uno suicidado para evitar ser juzgado?). ¡No es que hayan sido mejores, no!

"¿Razones esgrimidas? Muchas y, en parte verdaderas. Pero debajo de todas estaba una: “no es posible que nos gobierne un simple maestro rural y serrano”

En las protestas actuales generalizadas me atrevo a decir que no son solo 8.000 (como escuché a un ministro decir anoche), es todo ese Perú pobre, marginado y despreciado que una vez más está diciendo ¡basta! Creo la mayoría no reclama que vuelva Castillo al poder (también les falló); tampoco se conforman con que renuncie la actual presidenta (que no fue elegida y a quien no se ve con buenos ojos por muchas razones). Lo que verdaderamente desea la mayoría es que se adelanten las elecciones lo máximo y “se vayan todos a casa”. Y es que, si ha habido algo vergonzoso y ha debido colmar la rabia en ese mundo pobre, ha sido la celebración pública, como victoriosos, de los congresistas en el propio salón del Congreso el día de la caída de P. Castillo. Ese sector, esa clase política, con sólo 8 % de aprobación popular, atribuyéndose la victoria de haber sacado al presidente y sacándose fotos con señales de victoria, fue sin duda lo más vergonzoso visto ¿Nos extraña que los despreciados se levanten y rebelen contra todo?

Fue en el Perú donde nació, vivió y acuñó el gran teólogo Gustavo Gutiérrez, con términos bien precisos, la Teología de la Liberación. Hubo algo a lo que nunca esa corriente renunció hasta que el propio papa Benedicto XVI en Aparecida 2007, ante todos los obispos del continente, sentenció: La opción preferencial por los pobres no es optativa, es parte integrante de la fe en Jesucristo. O lo que es lo mismo, no se puede ser cristiano si no se opta por los pobres, no puede llamarse la Iglesia de Jesucristo aquella que no opta clara y concretamente por los pobres. Apeló el Papa a la Biblia y hemos seguido profundizando de manera que hoy eso está totalmente claro, bíblicamente hablando.

"Si ha habido algo vergonzoso y ha debido colmar la rabia en ese mundo pobre, ha sido la celebración pública, como victoriosos, de los congresistas en el propio salón del Congreso el día de la caída de P. Castillo. Ese sector, esa clase política, con sólo 8 % de aprobación popular, atribuyéndose la victoria de haber sacado al presidente"

Lo dije entonces y lo repito ahora: un gran sector de nuestra Iglesia Católica peruana no apostó decididamente por el Perú pobre cuando eligieron a P. Castillo y no reconoce al Dios de los pobres en el momento y las luchas actuales. No se trata de defender y justificar todas las acciones que se han llevado o se están llevando a cabo, no; no se trata de justificar la violencia, no. Pero si se trata de decir una palabra clara reconociendo la dignidad y el derecho de los que están luchando por ellos y por un país más justo e igualitario. Creo que como católicos tenemos ahí una grave responsabilidad.

"Un gran sector de nuestra Iglesia Católica peruana no apostó decididamente por el Perú pobre cuando eligieron a P. Castillo y no reconoce al Dios de los pobres en el momento y las luchas actuales"

No es fácil, no. He visto estos días diversos videos de sacerdotes -a veces con sotana y bien identificados ambos- con posturas opuestas. Pero me queda muy claro: donde no vea una defensa rotunda de la vida, dignidad y derechos de los pobres no puedo reconocer al Dios revelado en la Biblia y en Jesucristo. Apelar a que “los pobres están manipulados” o a “la simple condena de la violencia venga de donde venga”, es colocarse abiertamente en contra de los pobres.

Pienso que la iglesia -y especialmente la jerarquía- haría muy bien en exigir diálogo, pero respetando al máximo el derecho de todos y poniéndose siempre del lado de los más débiles: los campesinos, los indígenas, los moradores pobres. No de las clases privilegiadas, culpando, una vez más, a los pobres de “generar inestabilidad”. Ellos han sufrido y están sufriendo la principal violencia.

Iglesia de Perú

Te regalamos ‘Pasado, presente y futuro del Opus Dei’
Volver arriba