A propósito del novenario de la gran fiesta de la Virgen de Extremadura Plante de mitras (es decir, de obispos) en Guadalupe

Misa en Guadalupe
Misa en Guadalupe

"Se trata de un rumor que ha vuelto a la actualidad a propósito del novenario de la gran fiesta de la Virgen de Guadalupe, excelsa patrona (bis) de su Comunidad Autónoma y de su Provincia Eclesiástica"

"Tal rumor definía la posibilidad de que los obispos 'extremeños' se comprometieran de alguna manera a efectuar un plante 'protesta colectiva de personas que trabajan en común, y consiste en abandonar su trabajo o cometido'"

Después de innumerables gestiones 'divinas y humanas', el problema, único en el orbe católico, del exilio forzado de la Virgen “extremeña sigue sin resolver”

"¿Qué opina, señor obispo de Coria Cáceres, sobre la libertad de expresión dentro de la Iglesia? ¿Qué misterios oculta Guadalupe y su adscripción a perpetuidad a Toledo? ¿Son pastorales? ¿Son económicos?… Yo sigo esperando sus respuestas a mi cuestionario"

Se trata de un rumor que durante algún tiempo cabildeó por curias diocesanas y conventículos clericales, y laicos de Extremadura y que ha vuelto a la actualidad a propósito del novenario de la gran fiesta de la Virgen de Guadalupe, excelsa patrona (bis) de su Comunidad Autónoma y de su Provincia Eclesiástica.

Tal rumor, “impiadoso” para algunos, pero piadoso -piadosísimo- para la mayoría, definía y calificaba la posibilidad de que los obispos “extremeños” se comprometieran de alguna manera a efectuar un plante “protesta colectiva de personas que trabajan en común, y consiste en abandonar su trabajo o cometido”

En el caso concreto al que me refiero, se trataría de que los obispos que en la actualidad pastorean el territorio patroneado por la Virgen de Guadalupe, también copatrona de la Hispanidad, no se hicieran presentes en la celebración litúrgica solemnísima presidida por el ex Cardenal Primado de las Españas, a la vez arzobispo de Toledo, diócesis a la que extrañamente pertenecen el complejo guadalupano, con su santuario y basílica, reconocido mundialmente por la UNESCO nada menos que “Patrimonio de la Humanidad”

Después de innumerables gestiones “divinas y humanas”, el problema, único en el orbe católico, del exilio forzado de la Virgen “extremeña”, en territorios mitrales distintos a los de su patronazgo directo, sigue sin resolver, con cuantas consecuencias ello le significa negativamente a la religión popular, a la política y a la convivencia autonómica.

El hecho de que Su ex Eminencia Reverendísima de Toledo sea -tenga que ser- el celebrante que presida la misa solemne, acolitado por los obispos de Extremadura -también por su arzobispo de Mérida-Badajoz-, resulta inédito, inexplicable y hasta “ofensivo” para la Iglesia y para la Comunidad Autónoma, cuyas fiestas expresamente coinciden, con la aquiescencia y fervor democrático de los censados y contribuyentes “extremeños”.

Y siguiendo discretamente los pasos al susodicho rumor clerical, a no pocos extremeños de pro se les ocurrió sugerir que precisamente en este Año Jubilar, definido por “guadalupismos” tan acentuados, los obispos sufragáneos de su Provincia Eclesiástica, “en el nombre del pueblo de Dios” que pastorean, optaran por celebrar la Eucaristía en las catedrales de sus respectivas diócesis, dejándole al arzobispo de Toledo la presidencia de la del santuario, ubicado en la provincia de Cáceres. (Era de suponer que el resto de las autoridades “civiles, militares, políticas y eclesiásticas” habrían de seguir el mismo camino mariológico, con el que también han manifestado estar comprometidos por su condición y vivencias extremeñas))

¿Pero es que no existe otra solución que la del impensable “plante de mitras”? ¿Es que en la Iglesia y entre personas decentes, no hay más razonamientos que el “¡ordeno y mando¡”, el “porque sí”, “porque NOS da la gana”, o el “porque la administración económica y canónica, desde Roma -”el asunto depende de Roma”- ni aconseja ni permite la total integración de Guadalupe en el censo de los extremeños?

En repetidas declaraciones personales, literalmente predicadas y publicadas por los obispos y arzobispos de Extremadura, el tema de Guadalupe y la integración en la Provincia Eclesiástica “es un deber y un derecho su reivindicación pendiente”, hasta el punto de haber tenido que llevarse a la tumba al arzobispo don Antonio Montero que refería una y otra vez, no querer morirse hasta no haber conseguido el término del exilio de la Virgen en tierras “primadas” de la “dives toletana” y de su ex todo poderoso arzobispo, sucesor de los Ximénez de Rada, Mendoza, Cisneros y Lorenzana, entre otros, también Presidentes del Tribunal de la Santa Inquisición y de su “brazo secular”.

La relación con el tema por parte del nuevo obispo de “Coria-Cáceres es otro “cantar”. Después de haber proclamado él su “guadalupìsmo” a la llegada –(“¡toma de posesión¡”) a su diócesis y de enviarle yo un cuestionario sobre el tema, con las correspondientes insistencias, han transcurrido ya cinco meses -¡cinco¡- sin contestarlo y sin contestarme , tal y como pueden certificar su secretario don Antonio y la señorita Lorena, jefa del Gabinete de Prensa .

Señor obispo, ¿es que no le han dado permiso todavía para hacerlo, por falta de autonomía episcopal, o por desmedidos excesos de culto a la obediencia al señor Nuncio de SS. en España, o a quien sea? ¿Qué misterios oculta Guadalupe y su adscripción a perpetuidad a Toledo? ¿Son pastorales? ¿Son económicos? ¿Se corresponden con alguno de los “secretos marianos de Fátima?

¿Qué opina, señor obispo de Coria Cáceres, sobre la libertad de expresión dentro de la Iglesia, cuyo representante –“Sucesor de los Apóstoles “- aseguran ser él y sus “hermanos en el Episcopado”?. ¿Cree, como otros congéneres, que los obispos lo son, solo o fundamentalmente, gracias a las mitras, aunque siempre con la promesa de no ser empleadas estas en posibles plantes reivindicadores, aún después de haber andado y desandado toda clase de caminos canónicos y de los otros?

Pese a todo, yo sigo esperando sus respuestas a mi cuestionario, con la confianza de comprobar que el estilo sinodal que impone el papa Francisco le haga recapacitar y le obligue a ser ejemplo de claridad, respeto, transparencia y EDUCACIÓN, que es lo mínimo que se exige no solo para ser y ejercer de obispos, sino de “buenos cristianos” y “gente de bien”. (Sin educación, no es posible cualquier conato de Sínodo. Esta -la educación- es antes que aquél)

“Dios ama las preguntas”, y “si alguien hace preguntas, es que es joven”, acaba de dogmatizar el papa Francisco. ¿Acaso pensaba en el obispo de Coria- Cáceres, o en otros de sus alrededores, mitrados o en camino de serlo?

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