Caminos que transitan la luz de la Pascua Reflexión pascual de un cristiano gay y su pareja para la Iglesia, que los ha unido y los cuida

REFLEXIÓN PASCUAL DE UN CRISTIANO GAY Y SU PAREJA PARA LA IGLESIA DEL SEÑOR JESÚS, QUE LOS HA UNIDO Y LOS CUIDA.
REFLEXIÓN PASCUAL DE UN CRISTIANO GAY Y SU PAREJA PARA LA IGLESIA DEL SEÑOR JESÚS, QUE LOS HA UNIDO Y LOS CUIDA. web

"Tu muerte abrazó a todos tus hijos e hijas homosexuales y tu Resurrección los alcanza, también. El Espíritu abrirá camino en su Iglesia.  ¡Feliz Pascua!"

"Hablo concretamente de todos los hermanos y hermanas homosexuales y lesbianas que, siendo cristianos y sintiéndose liberados por el Señor de las ataduras de su sufrimiento, van a buscarlo y… él sale al encuentro"

"Estos hermanos y hermanas nuestras, doblemente marcados por el rechazo de la sociedad y por la Iglesia mantienen la esperanza en esta mañana de Pascua"

"¿Qué sería la Iglesia si todos los homosexuales la hubieran abandonado? ¿Qué sería del clero…? ¿Qué sería de la religiosidad popular?"

Hace falta valentía y seriedad para dar voz al Resucitado allí donde Él encuentra a sus predilectos. Por eso hay que cruzar puentes para asomarnos al otro lado de la incomprensión donde podemos encontrar testimonios que dan esa luz que ansiamos encontrar en la mañana de Pascua. Quiero compartir con vosotros el testimonio de un buen amigo que busca hacerse presente desde su realidad. Una realidad que tiene tras de sí todo un difícil proceso que con el tiempo logra adecuar para seguir luchando por construir Reino desde un profundo sentimiento de unión eclesial.

En la mañana de Pascua “el primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro”. María Magdalena,  la que, después, constituida en apóstol de los apóstoles, les comunicará el encargo de Jesús: anunciar la Resurrección de entre los muertos.

María Magdalena
María Magdalena

María había estado al pie de la Cruz, era una mujer, no había abandonado al Maestro, no se sumó a la huida en masa desde el huerto de los olivos de los discípulos, ni lo traicionó, ni lo abandonó y… es la primera en ir muy de mañana al Sepulcro a buscar el cuerpo de su Señor.

Lo que ella no puede imaginar es que su inmenso amor y fidelidad va a ser correspondido por el Maestro, que se le va a aparecer a la primera de todos, y que la va a enviar a los hermanos encerrados, por el miedo, en el Cenáculo.

En nuestra Iglesia, en este amanecer de la Pascua, salen al encuentro del sepulcro muchos cristianos y cristianas que, sin ser tenidas en cuenta por la Iglesia como miembros de pleno derecho… salen a buscar al que ha salvado sus vidas del rechazo, la muerte y del fracaso.

La universalidad del amor
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Hablo concretamente de todos los hermanos y hermanas homosexuales y lesbianas que, siendo cristianos y sintiéndose liberados por el Señor de las ataduras de su sufrimiento, van a buscarlo y… él sale al encuentro, como con María y los envía a los apóstoles (nuestros obispos y curas) para que les anuncien que el Señor está vivo.

El problema ahora mismo en la Iglesia sigue siendo el mismo que en la vida del propio Jesús. Los jefes del pueblo ante la curación del ciego de nacimiento escogieron no reconocer a Jesús y rechazaon el testimonio del ciego: “¿empecatado naciste tú de los pies a la cabeza y nos vas a dar lecciones a nosotros?”.

Son tantos los testimonios de gays y lesbianas, que ya no se resisten a abandonar la Iglesia y que ahora ven cómo obispos y sacerdotes se animan a bendecir lo que Dios ha hecho nacer y lleva a término: el Amor, pero que la misma institución honorable, presa del legalismo y del rigorismo se adelanta a condenar esas bendiciones, traicionando al propio Espíritu Santo.

“Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús al tener que sanar enfermos y liberar prisioneros en medio de las discusiones y controversias moralistas, clericales que se suscitaban cada vez que hacía el bien” (Homilía Misa Crismal 2021 Papa Francisco).

Estos hermanos y hermanas nuestras, doblemente marcados por el rechazo de la sociedad y por la Iglesia mantienen la esperanza en esta mañana de Pascua de que la Iglesia, por fin, se abra entera a la sorpresa del Espíritu y fecundada por él sea, ante todo, Madre de todo aquel que se sienta discriminado o rechazado.

Gays católicos
Gays católicos

Porque ¿qué sería la Iglesia si todos los homosexuales la hubieran abandonado? ¿Qué sería del clero…? ¿Qué sería de la religiosidad popular? ¿Qué sería de todos aquellos ámbitos en los que nuestros hermanos y hermanas aportan su sensibilidad especial, transida por la experiencia profunda de la fe y del amor de Dios: liturgia, cantos, catequesis, compromiso social…?

Esta mañana es una mañana de esperanza, no de resentimiento o miedo. El Espíritu Santo no necesita del permiso de los guardianes de la ortodoxia para actuar y fecundar la vida de aquellos creyentes que no vamos a abandonar la Iglesia nunca. Tampoco abandonaremos nuestras parejas, ni nos sentiremos culpables al participar de los sacramentos en los que el propio Cristo se nos da. Y nos da fuerza para poder continuar en la Iglesia, a pesar de todo. El algodón no engaña: si permanecemos en una Institución que nos persigue, sólo puede ser porque el que nos ha llamado a permanecer en ella ha puesto morada en nosotros y nos fortalece en el desprecio y persecución.

Y todo esto lo haremos desde la lógica de la Cruz: que no ataca (echando mano de todo lo que sabemos muchos de nosotros del clero…), sino desde la lógica del que sabe esperar a que llegue el momento y que sabe vivir lo que Dios nos pide mirando a él y entendiendo y compadeciendo a los guardianes de la Ley. Rezando por los que nos persiguen, bajo la apariencia de los que nos cuidan.

Pedro vio el sepulcro vacío y quedó pensativo… fue Jesús quien tuvo que salir a su encuentro. El papa Francisco entiende bien que “hay que generar procesos, más que cambios revolucionarios”. En esta mañana pascual deseamos que esta realidad humana un día sea acogida por la Iglesia en su integridad superando definitivamente la idea de “desorden”, “pecado”… que ya ha sido desmentida por la ciencia y la propia teología.

Nuestra mayor fuerza es poder hacer nuestras siempre esas palabras de la Secuencia de Pascua:  

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“Dic nobis, Maria,

quid vidisti in via?

 Sepulcrum Christi viventis

et gloriam eius refulgentis”

“Dinos, María, ¿qué viste en el camino? El sepulcro de Cristo que vive y su gloria refulgente”.

Amen. Aleluya.

Firmado: uno de los dos que iban camino de Emaús y al que el Maestro tuvo que recolocar todo en su interior.

Gays católicos
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