"El Reloj de la Vida nos ayuda a vivir y a caminar en momentos difíciles" El Reloj de la Vida

Voluntarios de El Reloj de la Vida
Voluntarios de El Reloj de la Vida

"El Reloj de la Vida ayuda a las personas que han tenido una pérdida, un duelo, un cambio importante en su vida y sienten que pierden la esperanza y el sentido de la vida"

"El Reloj de la Vida nos ayuda a vivir, a caminar en momentos difíciles, en momentos en los que no hay razones ni respuestas pero en los que podemos encontrar Esperanza"

"Es una herramienta que conjuga la acción con la oración y que cuida los aspectos psicológicos y los espirituales de las personas mayores"

En la última semana, de manera intensiva, voluntarios de la Delegación Episcopal de Pastoral de la Salud nos hemos estado formando en la escucha y acompañamiento con el espíritu Ignaciano, como monitores en el taller El Reloj de la Vida. Se ha profundizado en la herramienta elaborada por los CVX-España (comunidad de Vida Cristiana en España). Han sido unos días de importante convivencia y mucho aprendizaje para poder transmitir esta importante herramienta. El taller ha sido impartido por Marcos Morales Collmer.

El Reloj de la Vida ayuda a las personas que han tenido una pérdida, un duelo, un cambio importante en su vida y sienten que pierden la esperanza y el sentido de la vida. Ayuda a poner “el reloj de nuestra vida” en el momento en que vivamos, en hora, y poder reencontrar la esperanza y el sentido.

Hace más de un año, el 31 de enero de 2020 finalizaba el Congreso Mundial de Pastoral del Mayor denominado “La Riqueza de los Años” organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. El Papa Francisco pedía a las personas mayores “no tirar los remos en la barca” porque “la vejez debemos reinventarla”.

El reloj de la vida

El Congreso finalizaba dando una serie de recomendaciones para poder construir una Pastoral de las Personas Mayores:

1. La pastoral debe ser “saliente” y las personas mayores deben ser sujetos y no sólo destinatarios, “ancianos misioneros, con acción y oración”.

2. Una pastoral transversal intergeneracional.

3. Una pastoral que valore los dones y los carismas de las personas mayores en el apostolado.

4. Una pastoral que apoye a las familias para que éstas puedan convertirse en un "hogar" para sus mayores.

5. Una pastoral que frene la cultura del descarte vigente en nuestro modelo actual de sociedad.

6. Una pastoral que cuide la espiritualidad de todas las personas mayores.

En este sentido, la herramienta El Reloj de la Vida, reúne y cumple muchas de las líneas propuestas en las conclusiones finales del Congreso. Coincide en ser una herramienta “saliente”, para ser utilizada en diferentes espacios: parroquias, grupos, asociaciones y residencias de personas mayores. Contempla al mayor no solo como destinatario de la acción sino como sujeto de cambio y en la cual, se valoran los dones y carismas de las personas mayores.

Es una herramienta que conjuga la acción con la oración y que cuida los aspectos psicológicos y los espirituales de las personas mayores, tanto las que aún preservan su autonomía como aquellas que ven cómo disminuyen y comienzan a precisar la ayuda de terceras personas para llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria. Y lo que es más importante, El Reloj de la Vida ayuda también a personas más jóvenes en situación de duelo, de pérdida por enfermedad u otros motivos.

El reloj de la vida
El reloj de la vida

Los talleres abordan cinco importantes desencadenantes de sufrimiento en las personas. Estos desencadenantes de sufrimiento intentan estructurar cada uno de los seis módulos que brindarán seis “momentos y espacios de reflexión”, desde un abordaje Ignaciano de los mismos:

Tiempo 1: Un momento para agradecer y aceptar. La falta de aceptación ante la perdida de capacidades, perdida de seres queridos, de trabajo, de salud, u otras pérdidas, originan mucho sufrimiento en la persona al ver que no puede hacer ni ser aquello que era; que no tiene a la persona querida o que no tiene el cuerpo que tenía. La gran mayoría de las personas construimos nuestra personalidad sobre nuestras capacidades, dones y virtudes. La mayoría de las personas utilizamos esto para alcanzar nuestras metas, tenemos un oficio o una profesión que nos ha permitido alcanzar nuestros deseos y aspiraciones. Socialmente somos aceptados y reconocidos a través de ellas.

Tiempo 2: Un momento para abrirse a los demás. La Soledad: las pérdidas de seres queridos, de amistades y la ausencia de deseo de entablar nuevas relaciones, van haciendo que el círculo social se reduzca considerablemente y la necesidad emocional comience a presentar déficits importantes, generando mucho sufrimiento. En otros casos la pérdida de trabajo o de capacidades trae consigo una pérdida de movilidad o de desplazamiento hacia los sitios y lugares que se solían frecuentar. Por otro lado, se suman la pérdida de amistades y/o seres queridos y todo esto va haciendo mella en la persona, reduciendo su círculo social y minando las ganas de entablar nuevas relaciones, limitándose a las personas que vengan a visitarles.

Tiempo 3: Un momento para perdonarse y perdonar. A veces las situaciones vividas por enfrentamientos entre seres queridos o por situaciones de conflictos personales o abusos padecidos, no se llegan a elaborar. La ausencia de perdón o reconciliación no permite vivir en paz.

El reloj de la vida
El reloj de la vida

Tiempo 4: Un momento para reconocer y para decidir. Todos en nuestro interior, de forma consciente o inconsciente, tenemos una idea de cómo queremos llegar a vivir. Lo deseado y lo real puede producir frustración, sufrimiento. Cuando la idea de la vida soñada no se ajusta con lo que la realidad ofrece y no existe posibilidad o voluntad de cambio de esa idea preconcebida, se genera un sufrimiento innecesario tanto en la persona mayor como en sus familiares cercanos.

Tiempo 5: Un momento para redescubrir nuestro sentido de la vida. Un momento de reflexión profunda, pues la ausencia de sentido de la vida, de la razón de vivir ante una situación de duelo, de pérdida de salud, de trabajo, situaciones de sufrimiento nos hace preguntarnos en muchos casos ¿Para qué vivir? ¿Para qué estar vivos cuando ya no soy el que era? ¿Para qué vivir cuando no hay razón para mi existencia?

Y por último, Tiempo 6: Un momento para poner en hora el reloj de la vida. Situándonos en el presente, se busca definir con claridad desde dónde se mirará el futuro y en qué bases se cimentará el proyecto vital para la etapa que se tiene por delante, y tender el puente de nuestro futuro.

El Reloj de la Vida nos ayuda a vivir, a caminar en momentos difíciles, en momentos en los que no hay razones ni respuestas pero en los que podemos encontrar Esperanza.

*Doctora en Medicina, Master en Bioética, Voluntaria de la Delegación Episcopal de Pastoral de la Salud

Correo: sanchezcarazo2011@gmail.com

Primero, Religión Digital

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