"Los ojos del corazón de dos madres se cruzan y se leen" "Iba a ver a la Virgen, porque su hija lleva unos meses enferma y con muchas horas de lucha"

Sierra de Fuentes (Cáceres)
Sierra de Fuentes (Cáceres)

"Era un sábado por la mañana, en el que no pasa nada y pasa todo… El sábado Santo asume el espíritu de nuestra época: Cristo yace muerto, silencio de Dios y quietud humana"

"Eran las doce la mañana … Iba a ver a la Virgen, porque su hija lleva unos meses enferma y con muchas horas de lucha por salir a delante"

"Es ese instante oscuro, ausente de cualquier nota, en el que los ojos del corazón de dos madres se cruzan y se leen. Ella, la Madre del Señor mantiene la Creencia en ese momento; ahora, ya es otra mujer, otra madre la que también quiere custodiar Esperanza, bajo el fuego de su amor"

"Ambas guardan silencio en su dolor. No se quedan paralizadas… vencer el miedo y tener perseverancia"

Era un sábado por la mañana, en el que no pasa nada y pasa todo… El sábado Santo asume el espíritu de nuestra época: Cristo yace muerto, silencio de Dios y quietud humana. Son de estas horas en que se nos pedía a los cristianos: ¡Que hoy más que nunca, no lo dudes!

Eran las doce la mañana, callan las campanas, empieza la parroquia a desmontar los pasos de Semana Santa (guardar las cosas de Dios en cuanto a imágenes se refiere entre los paños de la tradición) Al final de todo eso, entra una mujer en la iglesia, en silencio se coloca en los banco de atrás, con sigilo, mirada triste, rostro cansado (el dolor de una madre no se compara con nada). Iba a ver a la Virgen, porque su hija lleva unos meses enferma y con muchas horas de lucha por salir a delante. Todo a penas sin levantar la cabeza en este sábado de Gloria y oración.

Iglesia de Sierra de Fuentes
Iglesia de Sierra de Fuentes

Es ese instante oscuro, ausente de cualquier nota, en el que los ojos del corazón de dos madres se cruzan y se leen. Hay lenguajes tejidos de silencios, que sólo Dios interpreta. Es ese sábado por la mañana en que no pasa nada y pasa todo… Cuando ella, la Madre del Señor mantiene la Creencia en ese momento; ahora, ya es otra mujer, otra madre la que también quiere custodiar Esperanza, bajo el fuego de su amor.

Mientras muchos discípulos huyeron en esas horas, ellas mantienen una especial renovación en la relación con Cristo, bajo una horizontalidad de Vida y Eternidad. Ambas se sienten acompañadas (una ante la muerte de su Hijo, otra ante la enfermedad de su hija) bajo un amor llevado al extremo.

Todo está extremado en el Hijo de Dios y, todo está extremado en esa madre. Y ya se sabe que el amor llevado al extremo tiene como fruto la Resurrección (frente a la oscuridad de la noche que penetra nuestra alma y, cuando el corazón no encuentra fuerzas para seguir)

Es ese sábado por la mañana en que no pasa nada y pasa todo… cuando la mirada de Dios se hizo presente en esa madre, donde la caricia de Dios (manifestada el jueves Santo en el beso sobre los pies después de lavárselos a los suyos) acariciaba la cruz de esa mujer sierrafuenteña. Matices que nos indican que Dios acontece en cualquier situación, en cualquier persona, y que su luz puede llegar a los rincones menos esperados y más cerrados de la existencia. Basta rescatar el asombro de ver todas las cosas con los ojos de la Fe.

La Piedad. Miguel Ángel
La Piedad. Miguel Ángel

Ambas guardan silencio en su dolor, sienten en el fondo de su corazón que el amor no puede acabar así. Por eso esperan que su noche se vuelva amanecer. No se quedan paralizadas, no ceden a las fuerzas oscuras de la lamentación y del remordimiento, no se encierran en el pesimismo, no huyen de la realidad.

Es ese sábado por la mañana en que no pasa nada y pasa todo… cuando se adelantan en esa mujer-madre y vecina de nuestro pueblo, los frutos del resucitado: vencer el miedo y tener perseverancia. Todavía queda camino por recorrer en la recuperación de su hija, pero el Señor Resucitado nos infunde su Espíritu, y nos dice: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” No podemos dejar llevarnos por nuestros estados de ánimos, ni dejar las cosas a medias. Vivamos con tensión de Espera activa. Y que mejor forma de hacerlo, pensó esa madre, que en compañía de la Virgen.

Es ese sábado por la mañana en que no pasa nada y pasa todo… donde esa madre se mantiene firme ante el pie de la cruz de la enfermedad de su hija, aunque profundamente dolida. Siempre con la esperanza de que se cumplirán las promesas de Dios.

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