Una Pastoral Rural más misionera Sacramentalización sin evangelización: Católicos de Cultura

Pastoral rural
Pastoral rural

"Si observamos la pastoral que se lleva en multitud de pueblos rurales de España, no va más allá de la misa en tiempo record"

"Sin embargo, y a pesar de la tenacidad de esta presencia de la Iglesia, los curas rurales viven con bastante desconcierto los resultados de ese esfuerzo y entrega; la llegada de emigrantes en busca de trabajo hace que la hegemonía de los católicos se haya trasformado en una estampa plural donde tienen cabida y aprenden a convivir"

"Hace ya años que algunos sacerdotes rurales detectábamos la falta de procesos de evangelización y las consecuencias de una excesiva sacramentalización sin la debida evangelización"

"Urge replantear la organización pastoral que sólo quiere asegurar la aglomeración de sacramentos/ misas los domingos en cada pueblo, sin apenas considerar en la práctica pastoral de cada día, la necesidad de un serio proceso de Evangelización que llevaría a la adultez en la fe"

"Es en el escenario de la pluralidad cultural y religiosa donde ha de plantearse la acción pastoral rural para este momento. Estamos LLAMADOS a definir mejor nuestra misión cristiana en un mundo diferente  al que nacimos"

La presencia en Televisión Española del testimonio de un sacerdote rural de Burgos, enamorado de su presencia en una treintena de pequeños pueblos y entregado a un trabajo misionero, que acompaña y trata de aportar vida en medio de la España, hoy llamada, vaciada, nos hace pensar en otros muchos curas rurales que, sin apenas aparecer en los medios de comunicación y sin recibir nunca un bien merecido homenaje -ellos nunca lo han reclamado-,  permanecen al pie del cañón e intentan aportar con su presencia un poco de esperanza, como respuesta al olvido que de este mundo suelen tener los poderes públicos.

Conviene no olvidar que desde el inicio del vaciamiento de nuestros pueblos rurales de Castilla-León, un grupo minoritario de campesinos y otro más grande de sacerdotes ya denunciaron esta situación de emigración obligada y apostaron por permanecer acompañando con su entrega esta situación.

Pueblos

Cada fin de semana, los sacerdotes durante años y años, han cuidado la celebración de la Eucaristía con pequeños grupos de cristianos, en su mayor parte gente mayor…  El toque de campana, cada sábado y domingo, ha hecho  posible que un grupo de vecinos --hace mucho que ya no es todo el pueblo—se muden de ropa y se acerquen a la Iglesia para encontrarse en la eucaristía y, al mismo tiempo, hacer frente al desafío de la soledad y a la tentación de un individualismo atroz. Esta experiencia de fin de semana, es la única  que les hace sentirse pueblo y vecinos, en medio de la España vaciada. Vecindad que es vivida con gozo por quienes vuelven al medio rural, bien los hijos de pueblo que un día emigraron, bien los  nuevos habitantes que ahora se acercan  en  busca de salida para sus vidas.

Sin embargo, y a pesar de la tenacidad de esta presencia de la Iglesia, los curas rurales viven con bastante desconcierto los resultados de ese esfuerzo yentrega: hasta nuestros pueblos la globalización y los cambios socio-culturales –entre ellos la secularización—han hecho y hacen que el escenario de las parroquias/pueblos sea totalmente diferente al que aparecía  hace sólo unas décadas. La llegada de emigrantes en busca de trabajo hace que la hegemonía de los católicos se haya trasformado en una estampa plural donde tienen cabida y aprenden a convivir: el grupo de cristianos que persisten en su intento de seguir siéndolo, la presencia de otros cristianos ortodoxos, la llegada de musulmanes…, y los grupos que son parte del contexto de cultura secular en que vivimos.

"En el imaginario social de los españoles perdura el residuo cultural religioso, que fue soporte de una concepción política impuesta por la fuerza. Por lo que en España, las reacciones de increencia tienen un componente eclesial"

Aparte, añadir que la religión, sobre todo para jóvenes y niños también en el mundo rural, es considerada como algo del pasado; algo tradicional que no coincide con la época científica e ilustrada. El peso de la filosofía, ha sido ocupado por el paradigma tecnológico. Y, además, en el imaginario social de los españoles perdura el residuo cultural religioso, que fue soporte de una concepción política impuesta por la fuerza. Por lo que en España, las reacciones de increencia tienen un componente eclesial: la desunión y ruptura entre conservadores y progresistas, tradicionales y progresistas…

Estos y otras cosas, aparecen como desafío para la Iglesia rural actual, y en especial para sus animadores los sacerdotes que, de repente, ven cada domingo la Iglesia casi vacía y, al mismo tiempo, solo contemplan la iglesia con gente en los actos religiosos y culturales de las fiestas patronales, y en los repetidos y dolorosos entierros de cada vecino que nos va abandonado.

La progresiva escasez de sacerdotes -junto a la creciente cantidad de parroquias que les van correspondiendo-, unida a la continuidad del proceso de secularización en estos tiempos de postsecualridad,  amplían la agonía de esta situación irreversible, necesitada con urgencia de nueva misión evangelizadora. Realmente, cuando el objetivo primero de las parroquias es la evangelización, las comunidades cristianas van creciendo hacia la formación de cristianos adultos, adheridos libre y personalmente a Jesús y a la Iglesia del Reino, y a una celebración adulta de los sacramentos ( la eucaristía). Por el contrario, la ausencia o escasez de evangelización convierte los sacramentos en ritos religiosos que engordan el catolicismo cultural, pero no la comunidad de seguidores de Jesús.

Por eso se amontonan las preguntas que reclaman respuestas serias y creatividad pastoral: ¿realmente nuestras parroquias rurales dan signos de vitalidad y madurez cristiana? Y con tantos años de presencia de la iglesia en los pueblos, ¿podemos hablar de una comunidad cristiana renovada? ¿Se la puede considerar como un RESTO que alumbra y regala los valores del Reino al mundo actual?  ¿Cuántas parroquias pueden sentirse en  verdad una Comunidad Cristiana Adulta? ¿Cuántas parroquias o comunidades, podrán subsistir sin la presencia continua del sacerdote? Y ¿cuántas horas  de trabajo misionero se están invirtiendo para renovar lo renovable?...y muchas más.

En ocasiones, la falta de respuestas creativas en los animadores de las parroquias y en los animadores diocesanos, está generando posturas de desaliento, ante un lento trabajo con un residuo sin muchas garantías de crecimiento hacia la adultez cristiana. Un conformismo atroz hace que el proceso pastoral derive hacia un estancamiento de la creatividad y a observar cómo todo va languideciendo hacia un final agónico.  Evidentemente que siempre hay excepciones, y éstas invitan a la renovación pastoral.

"Nuestras parroquias, salvo honrosas excepciones, tienen un déficit grande de cristianos adultos y de comunidades maduras que testimonien de verdad a Jesús"

La reflexión profunda de esta situación nos hace mirar atrás y valorar críticamente el trabajo evangelizador  que hemos realizado a través de años, siglos…  Siendo verdad que siempre hemos de estar abiertos, individual y comunitariamente, al proceso de aprender cada día a ser CRISTIANOS y aprender a considerarse parte activa y comprometida en la Comunidad de Jesús (Iglesia), también lo es que nuestras parroquias, salvo honrosas excepciones, tienen un déficit grande de cristianos adultos y de comunidades maduras que testimonien de verdad a Jesús.

El peso del cristianismo cultural es grande: el papa Francisco lo recuerda: “se cae en el formalismo cultual y la costumbre; aparece como una religión de ceremonias y devociones, de ornamentos de consuelos vulgares… un cristianismo clerical y formalista, apagado y endurecido”. Un cristianismo que con frecuencia se presenta cargado de nostalgia, de vuelta atrás: a la cristiandad… en la que los soportes de ese nacional-católicismo—la Familia, la escuela y la parroquia—aunque tienen todavía mucho peso en cristianos, sacerdotes y hasta obispos, han dejado de ser transmisores de la fe.

Pluralidad religiosa

El momento que vivimos ya no es Religioso, sino PLURAL: ahora coexisten religiosidad e irreligiosidad…Y esto ha de resituar a católicos, religiosos y seculares… y a toda la pastoral. La secularización en España no ha supuesto la eliminación de lo religioso pero ha condicionado la “vida cotidiana”: costumbres, consumo…  y “ los discursos narrativos”:medios de comunicación, intelectuales… Ha generado la confrontación entre catolicismo/laicismo; modernidad frente a religión; y liberación frente a sumisión global.  En la iglesia católica  española esta tensión, ante la llegada de una fuerte secularización, ha generado en ocasiones la reacción de la reconservadurización: reactivación de los fieles católicos, y la  reunificación de los posicionamientos eclesiales. Así, en ocasiones, se han llegado a identificar conservadurismo y cristianismo. ( Andrés Ruiz . La secularización en España )

El escenario que vivimos en la Iglesia rural, como decíamos anteriormente,  se ha transformado con la evolución cultural y religiosa  y con  la expansión que conlleva la globalización . Es desde este escenario Plural en lo cultural y lo religioso, desde donde hemos de plantear nuestra presencia misionera y evangelizadora.

Nostalgia

Pensar a la hora de la acción pastoral en claves de la hegemonía católica de la etapa de cristiandad, no hace sino entorpecer los procesos misioneros necesarios para hoy. Celebrar misas –y no digo eucaristías, sino misas con carga excesiva de rito- y acompañar entierros… ocupa el tiempo total de muchos sacerdotes rurales como tarea prioritaria en las parroquias, y justifica en muchos casos la no presencia en otras parcelas de la misión como son la cercanía a sectores como los emigrantes, el desarrollo de una catequesis más experiencial y menos adoctrinadora , el diálogo interreligioso cada vez más necesario en los pueblos,  el tiempo gratuito a los más necesitados en el propio medio rural o en el campesinado internacional, los refugiados, el hambre…etc., el trabajo con el deterioro ambiental y  la  naturaleza,  y el diálogo con las personas que viven los valores y contravalores de la cultura secular en el mismo pueblo.

"Pensar a la hora de la acción pastoral en claves de la hegemonía católica de la etapa de cristiandad, no hace sino entorpecer los procesos misioneros necesarios para hoy… ocupa el tiempo total de muchos sacerdotes rurales como tarea prioritaria en las parroquias, y justifica en muchos casos la no presencia  en otras parcelas de la misión"

Es imprescindible llegar, a la luz de todo lo dicho hasta ahora, hasta las causas y raíces de esta ausencia de cristianos adultos y la falta de madurez en las comunidades cristianas.

Hace ya años que algunos sacerdotes rurales detectábamos la falta de procesos de evangelización y las consecuencias de una excesiva sacramentalización sin la debida evangelización, y el apoyo incondicional que se daba a una religiosidad popular necesitada de discernimiento y también de evangelización. Por experiencia sabemos que muchos cristianos nacidos en el tiempo de la cristiandad (es decir en la hegemonía de lo católico), así se sentían con solo declarar su identificación cultural, sin apenas dar tiempo a la adhesión personal a Jesús y a su comunidad de seguidores.

El crecimiento de los cristianos llamados “católicos de cultura”, es un dato relevante del momento, que no podemos olvidar y no confundir con el “seguidor de Jesús”. Pueden ser considerados como “una parte del proceso y del camino cristiano”, pero no como “modelo y referencia de cristiano adulto”. El catolicismo ambiental no siempre supone experiencia de fe. Ha dominado entre nosotros una creencia basada en la herencia y costumbre social, que parecía suficiente. La Iglesia es una sociedad en la que se nacía católico y ejercía una tarea educativa fundamentalmente doctrinal y moral a través de la escuela, el ambiente social, la catequesis infantil, y sobre todo, el culto y los sacramentos… Faltaba la experiencia de conversión: la opción libre y personal. Hemos vivido una falsa cristiandad: la Fe ha sido más un barniz que apenas ha impregnado el corazón de los católicos. Por eso hay ahora tantos católicos no practicantes.

Se puede afirmar entonces que la sola sacramentalización en este tiempo de cultura plural, sin un proceso serio de evangelización, deriva en catolicismo cultural, más que en una comunidad de Cristianos adultos. Y precisamente por esto, urge replantear la organización pastoral que sólo quiere asegurar la aglomeración de sacramentos/ misas los domingos en cada pueblo, sin apenas considerar en la práctica pastoral de cada día, la necesidad de un serio proceso de Evangelización que llevaría a la adultez en la fe y en la verdadera celebración de los sacramentos, propia de los seguidores de Jesús. La realidad nos dice que seguimos priorizando los sacramentos con personas que apenas han sido evangelizadas… y los resultados nos deben de hacer pensar en la renovación: sin cristianos adultos  convertidos a Jesús , no hay testigos, sino católicos culturales y costumbristas. O sea, que crece el número de participantes en los ritos del catolicismo cultural en la parroquias, y decrecen los cristianos que realmente quieren participar en la Comunidad Cristiana.

Si observamos la pastoral que se lleva en multitud de pueblos rurales de España, no va más allá de la misa en tiempo record, porque esa es la normativa a seguir en la mayoría de las diócesis…aunque ya conocemos los resultados misioneros que nos ha dejado la cristiandad. La ausencia de un serio programa evangelizador nos está dejando cantidad de problemas sin resolver, aparte del deterioro a que se somete una eucaristía celebrada más como rito religioso que como celebración del misterio pascual de Jesús de Nazaret, y su necesaria aportación en estos momentos de pluralidad cultural y religiosa.

Es en el escenario de la pluralidad cultural y religiosa donde ha de plantearse la acción pastoral rural para este momento"

No quiero entrar en el terreno de las aportaciones económicas a los curas por la misa… pero sí en el mucho tiempo dedicado a estos ritos religiosos y el mucho menos tiempo dedicado a la Vida de los cristianos, al conocimiento del Evangelio, al encuentro con los pobres: emigrantes, ancianos, solos…y el encuentro con las  otras religiones ya presentes en cada pueblo,  y al poco  tiempo dedicado al encuentro misionero con las gentes de la cultura de la secularidad… Si observamos la práctica pastoral, veremos los tiempos dedicados a cada cosa, y nos llevaremos muchas sorpresas: a veces da la sensación de que estamos en una nebulosa donde nos sentimos todavía los jefes de la tribu social, como en los tiempos de la hegemonía católica.

Es en el escenario de la pluralidad cultural y religiosa donde ha de plantearse la acción pastoral rural para este momento. Estamos LLAMADOS a definir mejor nuestra misión cristiana en un mundo diferente  al que nacimos. Sin comprender las causas de tantos cambios, jamás podremos vivir una fe  que se hace Cultura, y mientras, navegamos entre la nostalgia y las imprecaciones.

Es en este mundo de Pluralidad donde estamos llamados a formarnos para crecer y testimoniar nuestra condición de cristianos. Porque los valores del Reino, Dios los está sembrando también en este tiempo de Pluralidad. La parroquia ha de seguir acogiendo a todos en las fiestas culturales y religiosas pero sin amontonar las cosas y ayudando a discernir que un católico cultural, no es lo mismo que uno que se “adhiere a Jesús”.

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