"Nadie, gracias a Dios, salió a pedir ridículamente 'santo súbito' para Francisco" Santo súbito: cómo cambian los tiempos

"Francisco canonizó a Juan Pablo II como un reconocimiento a su tarea pastoral y de entrega, aún reconociendo todos que si con algo no pudo fue con la curia vaticana"
"Lo cierto es que Francisco, un Papa de procesos, se atrevió sin temor a que se lo critique a distinguir verdadera Tradición de folclore ridículo"
| Alberto Roselli, diácono y periodista
El mismísimo día de las muertes de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI aparecieron en la Plaza de San Pedro unos remilgados jóvenes embutidos en pulcras sotanas con notable carencia de la frescura propia de la juventud, como si fueran una manada apellidada sosteniendo un lienzo blanco con la leyenda “santo súbito”.¿Recuerdan?
En una columna anterior también firmada por este periodista intentábamos dar cuenta de la intencionalidad y revelábamos la identidad de tal muestra de hipocresía disfrazada de devoción.
Con el Papa Francisco no pasó lo mismo.

Gracias a Dios.
Gracias a Dios por la Iglesia y porque se convirtió en prueba de lo escrito en aquel momento.
Francisco canonizó a Juan Pablo II como un reconocimiento a su tarea pastoral y de entrega, aún reconociendo todos que si con algo no pudo fue con la curia vaticana.
Tampoco está muy claro que Francisco haya podido, pero que pateó hormigueros y puso negro sobre blanco más de una situación con actitudes y documentos es innegable.
Lo cierto es que Francisco, un Papa de procesos, se atrevió sin temor a que se lo critique a distinguir verdadera Tradición de folclore ridículo, obras concretas de homilías moralistas, poses estereotipadas de sonrisas inclusivas y manos extendidas, vocaciones por amor a Cristo vivo de consagrados en zonas de confort.
Nadie, gracias a Dios, salió a pedir ridículamente “santo súbito” para Francisco.
¿Pero a alguien le cabe dudas de que lo es?
Si la santidad es la entrega lo más total posible a la voluntad de Dios con la herramienta del servicio de la caridad, queda poco por decir.
De tapa, puso en evidencia a las de uno. Me incluyo.
Enojarse no sirve para nada.
Encima parece que lo que pasó será profundizado.
Aunque duela y cueste, gracias Señor por estar entre nosotros.

Etiquetas