"Renovar, desde el pensamiento cristiano, el compromiso con el bien común y la justicia social en nuestro tiempo" El Significado de un Diplomado en el Corazón del Jubileo

Desde su fundación, la Academia Internacional de Líderes Católicos ha promovido anualmente un diplomado que, más allá de ser un espacio académico, se ha convertido en una auténtica cumbre de pensamiento, vida y fe. Estos encuentros han convocado a líderes, pensadores, académicos, obispos y agentes sociales de muy diversas procedencias, con una intención común: renovar, desde el pensamiento cristiano, el compromiso con el bien común y la justicia social en nuestro tiempo.

Este 2025, en un momento tan significativo para la vida de la Iglesia como es el Año Santo Jubilar convocado por el Papa Francisco —y que en octubre permitirá a las instituciones educativas de todo el mundo celebrar su propia parte del jubileo—, nuestra Academia se prepara para ofrecer un nuevo diplomado internacional en Roma del 22 al 26 de octubre. Esta oportunidad, que nos permitirá participar del espíritu jubilar y acompañar y celebrar el inicio del pontificado del Papa León XIV, se configura como una ocasión histórica para reafirmar nuestro compromiso con la formación de líderes al servicio de la humanidad y del Evangelio, y la fidelidad de la Academia al sucesor de Pedro ya la Doctrina de la Iglesia.

Participar en un diplomado de la Academia no es simplemente acudir a unas sesiones académicas. Es aceptar una invitación al discernimiento profundo sobre el mundo contemporáneo. Es sentarse en torno a una mesa con quienes piensan distinto, pero comparten el mismo anhelo de dignidad, de paz, de solidaridad. Es comprometerse con una cultura del encuentro. La variedad de ponentes y perspectivas —teológicas, filosóficas, políticas y culturales— no pretende uniformidad, sino comunión en la diversidad.

La Doctrina Social de la Iglesia ha sido siempre el corazón doctrinal y espiritual de estos encuentros. En ella encontramos una brújula segura para navegar la complejidad del presente. El magisterio social de la Iglesia, actualizado constantemente por las enseñanzas de los papas, es el suelo común desde el cual se construyen las reflexiones y propuestas de nuestros diplomados. En este sentido, nuestras sesiones han sido expresión concreta del llamado del Papa Francisco a una Iglesia en salida, sin miedo a dialogar con el mundo, pero firmemente enraizada en su misión evangelizadora.

A lo largo de los años, los diplomados han reunido a cientos de líderes emergentes y consolidados: jóvenes universitarios, políticos, empresarios, religiosas, académicos, docentes y profesionales de distintas regiones del continente. Lo que han vivido juntos ha sido algo más que un programa formativo: ha sido una experiencia de comunión y misión. Muchos testimonios dan cuenta de cómo estas semanas han marcado profundamente trayectorias personales y decisiones de vida comprometidas.

Hoy, tras un tiempo de reflexión profunda y de reestructuración interna, la Academia Internacional de Líderes Católicos se prepara para una nueva etapa. Una etapa que, sin renunciar a su historia ni a su espíritu fundacional, quiere responder con renovada claridad y transparencia al llamado de la Iglesia. El diplomado de octubre será, en este contexto, una piedra angular de ese proceso: una forma concreta de manifestar que la misión continúa, que la esperanza permanece, y que la vocación de formar líderes con alma sigue siendo urgente.

Por eso, invita con todo el corazón a quienes han acompañado el camino de la Academia en estos años —miembros del Consejo Directivo, del Consejo Académico, Escuelas nacionales donde la Academia tiene presencia, docentes, egresados y amigos— a sumarse con decisión a este nuevo paso. La reconstrucción y el relanzamiento de nuestra institución requiere del compromiso generoso de todos. No basta con la buena voluntad; Hace falta presencia, oración, trabajo, ideas y sobre todo, confianza mutua. Confiamos en que este nuevo diplomado, en la ciudad eterna, será una señal clara de nuestro deseo de servir mejor a la Iglesia y al mundo.

En este contexto de gracia jubilar, y con la esperanza que nace de la comunión eclesial, reiteramos nuestra fidelidad al nuevo Sucesor de Pedro, el Papa León XIV, ya la misión que él, en continuidad con sus predecesores, nos ha encomendado: construir una sociedad más justa, más fraterna, más humana.

Desde Roma, desde la fe y desde el corazón, les extendiendo esta invitación personal a vivir el diplomado 2025 como un acto de servicio, de testimonio y de comunión. Los esperamos con los brazos abiertos, sabiendo que juntos podemos dar nuevos frutos al servicio del Reino.