Migrantes hacinados en Necoclí (Colombia): "Bienaventurados, porque ellos son los peregrinos del Reinado de Dios" Julián Bedoya: "La desatención de los gobiernos al fenómeno migratorio se puede calificar de genocidio"

Neocolí (Colombia). Avalancha de migrantes
Neocolí (Colombia). Avalancha de migrantes

"A nuestra región del Urabá, específicamente en el municipio de Necoclí (Colombia) se empiezan a desplazar los migrantes para establecerse y volver a empezar de cero 'sin tierra, sin trabajo ni techo'"

"Han llegado de diferentes países, según la defensoría del pueblo asegura que hay 20.000 migrantes con unos propósitos inciertos producidos por la desesperación"

"En la mayoría de los países centroamericanos y suramericanos hay una decadencia política basada en el acaparamiento económico de los gobernantes que ha llevado a hipotecar algunos de sus territorios a las 'potencias mundiales' provocando la neocolonización"

"Los inmigrantes en la mayoría de las ocasiones han sido mirados con desdén, como rivales. Pero no a todos hay que tildarlos generalizándolos"

Estamos viviendo tiempos difíciles de graves problemas sociales y económicos, como consecuencia de la crisis sanitaria producida por la pandemia del COVID 19. Una crisis que se suma a otras muchas que se han ido sucediendo y acumulando a lo largo y ancho de nuestra región del Urabá, específicamente en el municipio de Necoclí (municipio del noroccidente del departamento de Antioquia, Colombia. Con un área de 1.361 Km², 65. 280 habitantes aproximadamente y está a 8 msnm), de allí se empiezan a desplazar por sus alrededores para establecerse y volver a empezar de cero ‘sin tierra, sin trabajo ni techo’.

Los más afectados son siempre los mismos: los más pobres, aquellos que sufren una falta casi absoluta de recursos, de horizontes y oportunidades… Los migrantes han llegado de diferentes países, según la defensoría del pueblo asegura que hay 20.000 migrantes con unos propósitos inciertos producidos por la desesperación de ver y vivir en sus países en medio de la precariedad y/o el debilitamiento político y económico. En él (migrante) confluyen categorías teológicas como peregrinación, camino, pobres, huérfanos, viudas, el resto. Los migrantes caminan, peregrinan hacia una tierra nueva. No solo son figuras bíblicas de la migración que están, por ejemplo, presentes en el relato del Éxodo, sino que hay que entender en ellos la conformación de identidades.

En la mayoría de los países centroamericanos y suramericanos hay una decadencia política basada en el acaparamiento económico de los gobernantes, que ha llevado a hipotecar algunos de sus territorios a las ‘potencias mundiales’, y estas a su vez aceptan provocando la neocolonización, con el fin de saquear los recursos naturales que allí se encuentran para continuar ubicados en la cúspide del poder. Estos factores han llevado a: elevar impuesto y servicios públicos; disminuir las ofertas de empleo; terminar con algunas empresas, microempresas o negocios; provocar el estallido de la violencia. Mientras que las grandes fortunas no dejan de crecer y quedarse en el bolsillo de unos cuantos, como diría el papa Francisco: “el diablo entra por el bolsillo”.

Los inmigrantes en la mayoría de las ocasiones han sido mirados con desdén, como rivales que vienen a trabajar ‘por huevo’, que se le miden a lo que sea y por extensas horas sin importar cuanto se van a ganar… el hecho es subsistir en el exilio. Aunque muchos de los inmigrantes han causado estragos siendo promotores de fenómenos como el narcotráfico, secuestro, trata de blancas, extorsiones, homicidios, etc. pero no a todos hay que tildarlos generalizándolos que son así; los que se han vinculado estas estructuras en algunas ocasiones han sido ‘gancho ciego’. A la hora de hacer un juicio valorativo hay que tener en cuenta tres temas de suma importancia que son inherentes: espacio y tiempo, geografía e historia.

La migración ha sido una realidad patente en la humanidad y ciertamente conlleva unos procesos de enriquecimiento en muchos aspectos (espiritual, económico, cultural, científico, etc.). En cuanto a eso la Iglesia tiene que apoyar dicha concepción de la migración, en cuanto somos un pueblo único y universal que se debe extender a todo el mundo para cumplir el proyecto de salvación de Dios (Cfr. Lumen Gentium #13).

Los gobiernos se seguirán lavando las manos, mientras existan niveles de corrupción, aquí la Iglesia está llamada a ser signo de luz y vida, actuar de forma más enérgica. Colaborando y presionando a los gobiernos regionales a involucrar a todos los países afectados para empezar a buscar soluciones en el mediano y largo plazo, soluciones reales, no se necesitan pañitos húmedos para aplacar y edulcorar la realidad del municipio de Necoclí y las regiones aledañas donde hay presencia de los inmigrantes. “Hay que reconocer más y más la fundamental igualdad de todos los hombres... La idéntica dignidad de todas las personas exige que se llegue a una situación de vida más humana y más justa. Porque las excesivas desigualdades económicas y sociales entre los miembros o pueblos de una misma familia humana dan motivo de escándalo y contradicen la justicia social, la equidad, la dignidad de la persona humana y hasta la paz social e internacional” (Gaudium et spes #40).

No solo es una invitación a la Iglesia particular de Apartadó, sino a toda la Iglesia universalo por lo menos la Iglesia Colombiana quien tiene que zambullirse y echar cara a esta situación, puesto que, la misma Iglesia debe ser signo de contradicción y debe ir puyando al gobierno avestruz que, en vez de propinar solución ha dejado a uno municipio encartado con una multitud de migrantes que necesitan los servicios sanitarios, los migrantes están tras el sueño americano, por ello se les ha impedido el desplazamiento.

Muchos han buscado soluciones alternas contratando ‘coyotes’ transportes ilegales que los acerque a la frontera, ya que los transportes legales están disponibles posiblemente para después de 22 de octubre. El sistema de salud en el municipio de Necoclí está colapsado, no cuenta con la capacidad ni los recursos para atención.

Desde la diócesis de Apartadó afirma Monseñor Hugo Alberto Torres Marín – instamos a la comunidad urabaense y grupos que acogen a los migrantes, a ser solidarios con quienes han llegado a nuestro territorio, reconociendo que en este momento son personas que sufren y enfrentan una realidad difícil. Al comercio, evitar los sobrecostos en productos o servicios y la explotación de las personas.

También pedimos a las instituciones municipales, departamentales y nacionales a cumplir con la debida atención que requiere está situación - el obispo hace hincapié en el Papa Francisco invitando a: acoger, proteger, promover e integrar. Es un buen llamado exhortativo, porque se entiende que no hay que quitar la pobreza, hay que quitar el aspecto destructor de la pobreza; el sujeto – en este caso – el migrante, él es quien tiene que luchar contra la pobreza es el mismo pobre y no solo para dejar de ser pobre, sino para vivir lo que la pobreza le impide.

Traigo a colación el credo de los migrantes de José Luis Casal, un texto provocador:

"Creo en Dios Todopoderoso, quien guio a su pueblo en el exilio y en el éxodo, el Dios de José en Egipto y de Daniel en Babilonia, el Dios de los extranjeros e inmigrantes.

Creo en Jesús Cristo un desplazado de Galilea, quien nació lejos de su gente de su casa, quien tuvo que huir del país con sus padres cuando su vida estuvo en peligro, y quien al volver a su propio país tuvo que sufrir la opresión del tirano Poncio Pilato, el sirviente de una potencia extranjera. Fue perseguido, golpeado, torturado y finalmente acusado y condenado a muerte injustamente. Pero que en el tercer día, este Jesús rechazado resucitó de la muerte, no como un extranjero sino para ofrecernos la ciudadanía celestial.

Creo en el Espíritu Santo, el inmigrante eterno del Reino de Dios entre nosotros/as, quien habla todos los idiomas, vive en todos los países y une a todas las razas.

Creo que la Iglesia es el hogar seguro para todos los extranjeros y creyentes que la constituyen, que habla el mismo idioma y tiene el mismo propósito.

Creo que la comunión de los santos comienza cuando aceptamos la diversidad de los/as santos/as. Creo en el perdón, el cual nos hace iguales y en la reconciliación, que nos identifica más que una raza, lenguaje o nacionalidad.

Creo que en la resurrección, Dios nos une como un pueblo en el cual todos somos distintos e iguales al mismo tiempo.

Creo en la vida eterna más allá de este mundo, donde ninguno será inmigrante sino que todos seremos ciudadanos/as del Reino de Dios que no tiene fin. Amén"

La desatención y las faltas de prospectivas de los gobiernos ante esta situación se puede calificar de genocidio pandémico, o magnicidio (del mismo modo como se denominó el asesinato del presidente de Haití: Jovenel Moïse). Las migraciones ligadas a las desigualdades entre el mundo desarrollado y el resto y a la violencia y a las guerras, iban a poner contra las cuerdas al universalismo de los derechos humanos; el fundamentalismo acérrimo ha cultivado discursos xenófobos que van contra la inmigración y la convierte en un chivo expiatorio de todos los males.

La migración es una pandemia que expone los quejidos de los ciudadanos inconformes con los gobiernos fascistas, neoliberales o leviatanes que tendrá que definir la hegemonía, la soberanía de los otros, que se sirven del pueblo, lo exprimen y saquean todo lo que han construido y a ganado en su vida dejando en la penuria incierta de qué hacer, si exiliarse o morir en su nación.

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