"Fui víctima de abusos en el Seminario de Zuera, Zaragoza, de 1988 a 1997" Testimonio de un encuentro entre una víctima de abuso sexual y el presidente de una Conferencia Episcopal

No a los abusos
No a los abusos

"Por hoy no tengo ni fuerzas ni energías para someterme a un proceso penal"

Quiero agradecerle haya concedido audiencia a mi solicitud contenida en la carta del día 1 de febrero de 2019. Es para mí de suma importancia -y agradezco- el inicio de este proceso en el que puedo ser escuchado por su persona, haciendo eco al llamado del Santo Padre Francisco, que ha solicitado a todos los presidentes de las conferencias episcopales un acercamiento a las víctimas de abusos sexuales:

«El primer paso debe ser reconocer la verdad de lo que ha sucedido, por esta razón, urgimos a cada Presidente de las Conferencias Episcopales a acercarse y visitar a víctimas que han sufrido abusos por parte del clero en sus respectivos países antes de la reunión de Roma, y aprender así de primera mano el sufrimiento que han soportado».

Mi único objetivo es responder al llamado del Santo Padre y compartir con usted el sufrimiento y las graves consecuencias que han generado en mi persona ser víctima, y hoy sobreviviente, de abuso sexual continuado por dos sacerdotes, cuando estuve en el seminario menor de Zuera, Zaragoza, España, entre los años 1988 a 1997, siendo menor de edad.

Por hoy no tengo ni fuerzas ni energías para someterme a un proceso penal.

Tampoco tengo claridad si un proceso penal es lo suficiente para responder a mi historia, mi recuperación y resarcimiento. No quiero que esa parte de mi vida pueda ser de dominio público y sea causa de mayor daño para mi persona y para la Iglesia.

Lo que quiero es ayudar a la Iglesia como víctima y sobreviviente, para que pueda responder con audacia y sin miedo a las víctimas de abuso sexual del clero, y aportar en la construcción de mecanismos y políticas que prevengan a la niñez de estas atrocidades de parte de sacerdotes y otras personas en el seno de la Institución Eclesial.

NO NOS TENGAN MIEDO A LAS VICTIMAS DE ABUSO SEXUAL. Creo que este es el mensaje que quiero dejarle. A los únicos que hay que tenerles miedo es a los abusadores y a quienes se comportan como ellos con actitudes de bloquear, silenciar y acosar a quienes, como víctimas de abuso sexual del clero, un día pudimos romper el silencio. Esto es de los mayores dolores que llevo en mi corazón.

No sólo destrozaron mi tierna piel en el momento más vulnerable de mi niñez, sino que todavía siguen abusando de su autoridad sagrada y de su institucionalidad, y son cómplices de la impunidad y del silencio.

HOY, TODO LO QUE SOY SE LO DEBO A LA IGLESIA y a las consecuencias que ha generado la agresión sexual en mi niñez por sacerdotes.

Hoy solo quiero ser escuchado y relatar mi pasado en un ejercicio de reconocimiento y de memoria. Por lo tanto, tómelo como si fuera un memorial de la verdad, de mi verdad. Después de mi proceso terapéutico, el respeto hacia la memoria y la verdad son condiciones sine qua non para hallar justicia y reparación, para poder vivir, para poder seguir viviendo.

Gracias por este primer momento de otros que vendrán para construir juntos un proceso de reconciliación, pues mi perdón lo he regalado como expresión de la gracia y el perdón divino.

Le deseo un buen viaje y que su cita en el Vaticano del 21 al 24 de febrero nos llene a todos de Esperanza para construir una iglesia sin miedo hacia las Víctimas. Le doy mi Bendición de víctima y Sobreviviente y a la vez la autoridad para compartir mi sufrimiento y mis Esperanzas en una Nueva Iglesia que renazca del dolor de las víctimas.

Gracias de corazón.

Att. Oscar Paz (Seudónimo)
Víctima y Sobreviviente de Abusos sexual del Clero

Después de la Entrevista:

Me siento agradecido del encuentro y del trato del Arzobispo y presidente de la Conferencia. Me duele que la congregación no fuese capaz nunca de disculparse y menos de pedir perdón.

El arzobispo impresionado por mi dolor y conmovido me dio el perdón en Nombre de la Iglesia. Fue un momento muy reparador. GRACIAS.

Seguiré compartiendo con ustedes la experiencia.

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