El Coordinador del Equipo Sinodal de la CEE valora la histórica decisión Vicente Jiménez Zamora: "Esta decisión refuerza la solidez del proceso sinodal en su conjunto"

Monseñor Jiménez Zamora
Monseñor Jiménez Zamora

Con esta decisión, la especificidad episcopal del Sínodo no resulta afectada, sino incluso confirmada. Así lo demuestra, en primer lugar, la proporción numérica entre Obispos y “no obispos”, siendo estos últimos inferiores al 25% del número total de miembros del Sínodo de los Obispos

Se trata de ensanchar el espacio de la tienda (cfr. Is 52,4), retomando la imagen del Documento Final para la Etapa Continental. Así el Sínodo de los Obispos asegura el diálogo existente entre la profecía  de todo el Pueblo de Disco y el  discernimiento de los Obispos. Una circularidad que se ha puesto de manifiesto durante todo el proceso sinodal. Al final, la última decisión la tiene el Papa

El Papa Francisco ha aprobado, el 17 de abril de 2023, la extensión de la participación en la Asamblea del Sínodo de los Obispos del mes de octubre a los  “no obispos”. Esta decisión está en continuidad con la progresiva apropiación de la dimensión sinodal constitutiva de la Iglesia.

El sínodo de los Obispos fue instituido por san Pablo VI con el motu proprio “Apostolica sollicitudo”(15 de septiembre de 1965) como “un consejo estable de Obispos para la Iglesia universal, sujeto directamente a Nuestra autoridad”, con la tarea de aconsejar al Sucesor de Pedro, participando así en la solicitud por toda la Iglesia. No obstante, desde el principio san Pablo VI dejó claro que “este Sínodo, como todas las instituciones humanas, se podrá ir perfeccionando con el pasar del tiempo”. La necesidad de este perfeccionamiento ha surgido con la progresiva recepción y aplicación del Concilio Vaticano II, en particular en la relaciones existentes entre el Pueblo de Dios (todos los bautizados), el Colegio episcopal y el Obispo de Roma.

Laicos y mujeres, con voz (y voto) en el Sínodo
Laicos y mujeres, con voz (y voto) en el Sínodo

En este contexto se inscribe la constitución apostólica del Papa Francisco Episcopalis communio” (15 de septiembre de 2018), que transforma el Sínodo de los Obispos de un acontecimiento puntual en un solo mes en un proceso, articulado en fases sucesivas (preparatoria, celebrativa y ejecutiva). La Asamblea de octubre en Roma pertenece a la fase celebrativa, en continuidad con la primera fase de consulta del Pueblo de Dios en las Diócesis y en las Asambleas Continentales, que han concluido en el mes de marzo. El Instrumentum laboris, que constituirá la base de trabajos para la Asamblea Sinodal de octubre es fruto de este proceso sinodal de escucha de todo el Pueblo de Dios.

Este proceso sinodal, iniciado por el Santo padre el Papa Francisco, “principio y fundamento visible de unidad de toda la Iglesia” (Vaticano II, lumen Gentium 23), ha sido posible porque cada Obispo ha abierto, acompañado y concluido la fase de consulta del Pueblo de Dios en sus Diócesis.

En este horizonte debe entenderse la decisión histórica del Papa Francisco de mantener la especificidad  del Sínodo de los Obispos convocado en Roma, pero al mismo tiempo de no limitar su composición sólo a los Obispos, admitiendo un cierto número de “no obispos” como miembros de pleno derecho con voz y voto.

Sínodo de obispos 2019
Sínodo de obispos 2019

Esta decisión refuerza la solidez del proceso sinodal en su conjunto, incorporando en la Asamblea la memoria viva de la fase preparatoria (Diócesis,  Conferencias Episcopales, Asambleas Continentales), a través de la presencia de algunos de los que fueron protagonistas, restituyendo así la imagen de una Iglesia-Pueblo de Dios y la función de discernimiento propia de los Obispos.

Con esta decisión, la especificidad episcopal del Sínodo no resulta afectada, sino incluso confirmada. Así lo demuestra, en primer lugar, la proporción numérica entre Obispos y “no obispos”, siendo estos últimos inferiores al 25% del número total de miembros del Sínodo de los Obispos.

Por otra parte, la modalidad de designación de los “no obispos” no es resultado de una elección democrática o de un grupo, cuya representación asumirían, sino que son nombrados por el Santo padre a propuesta de los organismos a través de los cuales se realiza la colegialidad episcopal a nivel de las Asambleas Continentales.

Finalmente el Sínodo de los Obispos tendrá la ocasión de reflexionar sobre la experiencia concreta que realizará, con vistas a formular propuestas sobre el modo de proceder ene l futuro.

En definitiva, se trata de ensanchar el espacio de la tienda (cfr. Is 52,4), retomando la imagen del Documento Final para la Etapa Continental. Así el Sínodo de los Obispos asegura el diálogo existente entre la profecía  de todo el Pueblo de Disco y el  discernimiento de los Obispos. Una circularidad que se ha puesto de manifiesto durante todo el proceso sinodal. Al final, la última decisión la tiene el Papa.

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