"...Y ha impulsado una incipiente primavera eclesial" Victor Codina: "El misterio Bergoglio se agranda después de 8 años de pontificado, pues ha revertido el invierno eclesial"

El Papa y la esclavina
El Papa y la esclavina

"Que un porteño venido del fin del mundo, en serios conflictos políticos con la dictadura argentina y con su orden religiosa, sea elegido obispo de Roma para suceder al dimitido Benedicto XVI, es un misterio"

"Francisco ha intentado proseguir el impulso del Vaticano II, frenado en tiempo de sus dos inmediatos sucesores. Sus opositores son los que nunca han aceptado el Vaticano II"

"Esta postura profética ha provocado las críticas de muchos sectores políticos y económicos de los países ricos y de las multinacionales, que le acusan de ingenuo, ignorante, utópico y comunista. Se añaden también las críticas de los sectores eclesiales, muchas veces en connivencia con los sectores políticos"

"Tanto el misterio Roncalli como el misterio Bergoglio son inexplicables sin una fe en el Misterio del Espíritu del Señor que actúa desde abajo, se derrama sobre la Iglesia y el mundo y dirige la historia y la creación"

En tiempos de Juan XXIII, la revista francesa Études publicó un célebre artículo titulado El misterio Roncalli: que un anciano cardenal, hijo de campesinos de Sotto il Monte, que había vivido durante largos años en países del Oriente europeo, lejos de Roma, llegase a ser Papa después de Pío XII y que con un gesto inesperado y profético convocase el Concilio Vaticano II, sin tener miedo al avispero en el que se metía, es un misterio.

Algo semejante ocurre hoy con Jorge Mario Bergoglio: que un porteño venido del fin del mundo, en serios conflictos políticos con la dictadura argentina y con su orden religiosa, sea elegido obispo de Roma para suceder al dimitido Benedicto XVI, es un misterio. Quizás por esto pide continuamente que recen por él,

El misterio Bergoglio se agranda después de 8 años de pontificado, pues ha revertido el invierno eclesial y ha impulsado una incipiente primavera eclesial, frágil y amenazada, pero que va abriendo puertas y avanzando.

Elección de Bergoglio

En el fondo, Francisco ha intentado proseguir el impulso del Vaticano II, frenado en tiempo de sus dos inmediatos sucesores. Sus opositores son los que nunca han aceptado el Vaticano II.

Francisco, siguiendo la línea del Magisterio episcopal latinoamericano, de Medellín (1968) a Aparecida (2007), lee el Vaticano II no desde el misterio Trinitario, como Lumen Gentium, sino desde abajo, como Gaudium et spes, desde los signos de los tiempos, desde los pobres, migrantes, excluidos, sobrantes y descartados. Su primer viaje fuera de Roma a Lesbos y su reciente viaje a Irak son símbolos que expresan su deseo de una Iglesia de y con los pobres, hospital de campaña, samaritana, como el buen samaritano de la parábola evangélica.

Esta mirada actual y desde abajo le lleva a defender nuestra casa común (Laudato sí), a convocar el sínodo amazónico y presentar sus sueños sociales, culturales, ecológicos y eclesiales en su bello texto Querida Amazonía.

Ya en el cónclave que le eligió Papa, el cardenal Bergoglio ofreció una original interpretación de Apocalipsis 3,20 “Mira que estoy a la puerta y llamo”, diciendo que lo que pedía Jesús era que le abriéramos la puerta para salir fuera. Hemos de ser una Iglesia en salida, que se dirija a las periferias geográficas y existenciales de hoy.

Papa de la primavera

En Francisco hay una preocupación que va más allá de los muros eclesiales: la ecología, paz, la fraternidad universal, el diálogo entre las religiones, condenar junto con ellas que se use el nombre Dios para matar a hermanos, el compartir los bienes de la creación entre todos, la defensa de las mujeres, ancianos, jóvenes, indígenas y niños, no edificar muros sino puentes de diálogo entre pueblos, culturas, y religiones (Fratelli tutti). En plena pandemia lanzó un grito de esperanza, “No tengáis miedo”, pero añadió “O nos salvamos todos, o no se salva nadie”. Ahora exige vacunas para todos, no solo para los países ricos.

Esta postura profética ha provocado las críticas de muchos sectores políticos y económicos de los países ricos y de las multinacionales, que le acusan de ingenuo, ignorante, utópico y comunista. Se añaden también las críticas de los sectores eclesiales, muchas veces en connivencia con los sectores políticos, que le acusan de no saber teología y de ser hereje.

Y es que Francisco ha emprendido, a la luz del Vaticano II, una reforma de la Iglesia, una Iglesia Pueblo de Dios, comunidad de bautizados que han recibido el Espíritu y el instinto de la fe, pirámide invertida, poliedro con muchos pueblos y culturas, en camino, sinodal (Episcopalis communio), donde todos escuchan, dialogan y son escuchados, donde hay que oír el clamor de los pobres y pequeños y tener en cuenta la piedad del pueblo como un lugar teológico. Ha sido muy duro contra el clericalismo, verdadera lepra de la Iglesia y contra los abusos sexuales que son abusos desde el poder.

Papa de los pobres

Evidentemente esta reforma de la Iglesia nace del evangelio, desde la actividad misionera de la Iglesia (Ad gentes). En Francisco, la sensibilidad franciscana hacia los pobres y la creación, se enriquece con la experiencia ignaciana del discernimiento en el seguimiento de Jesús. De ahí que promueva la alegría de la evangelización (Evangelii gaudium) que no es adoctrinar o hacer proselitismo, sino invitar al encuentro personal con el Señor, iniciar a la fe, en el seno de la Iglesia de la Palabra, de la eucaristía y de la diaconía fraterna, sin desánimos de la acedia, ni mundanidad espiritual, sino con fervor evangélico y respuesta a la llamada universal a la santidad (Gaudete et exultate).

Hay todavía muchas asignaturas pendientes para Francisco: la situación de la mujer en la Iglesia, la postura eclesial ante homosexuales y LGTBI, la apertura del ministerio ordenado a todo tipo de fieles (hombres y mujeres, célibes y casados), la participación del pueblo en la elección de los obispos, la reforma de la curia vaticana, la descentralización del gobierno eclesial y la potenciación de las Iglesias locales, superar la identificación del obispo de Roma con el jefe del Estado Vaticano, etc, etc.

Tanto el misterio Roncalli como el misterio Bergoglio son inexplicables sin una fe en el Misterio del Espíritu del Señor que actúa desde abajo, se derrama sobre la Iglesia y el mundo y dirige la historia y la creación hacia la plenitud escatológica del Reino.

Papa de la primavera

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