El presidente de Ucrania entrega a Sor Lucía la Orden de la Princesa Olga Zelensky en España: un encuentro que aviva la esperanza
Hablamos del Papa Francisco, de su implicación constante y de cómo nunca dejó de referirse a la “martirizada Ucrania”, animando al mundo a sostener a un pueblo que sufre. Y hablamos también del Papa León, que me recibió en agosto para escuchar de primera mano mi testimonio sobre la situación en Ucrania
Esta mañana tuve el privilegio inmenso de reunirme con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, acompañada por Juan Carlos Cruz, miembro de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores. Fue un encuentro sereno, humano, profundamente entrañable. En medio de una guerra que desgarra y agota, Zelensky nos recibió con la calidez de quien valora no solo el trabajo, sino el corazón que se pone en servir.
En este acto, el presidente quiso hacerme entrega de la Orden de la Princesa Olga, de III grado, una de las condecoraciones estatales más importantes que Ucrania otorga a mujeres que se han destacado por su servicio humanitario y su defensa de la dignidad humana. La recibí en nombre de todo el equipo de la Fundació del Convent de Santa Clara, de cada voluntario, empresa y entidad que ha hecho posible salvar vidas en estos años de dolor.
En nuestra conversación, hablamos del Papa Francisco, de su implicación constante y de cómo nunca dejó de referirse a la “martirizada Ucrania”, animando al mundo a sostener a un pueblo que sufre. Y hablamos también del Papa León, que me recibió en agosto para escuchar de primera mano mi testimonio sobre la situación en Ucrania.
El presidente Zelensky se mostró muy emocionado al saber que el Papa estaba profundamente implicado y preocupado por el sufrimiento del pueblo ucraniano. Durante mi relato, asentía con la cabeza, visiblemente conmovido ante cada palabra.
En este encuentro, Juan Carlos Cruz regaló al presidente Zelensky una imagen de la Virgen Desatanudos y le explicó el sentido de esta devoción del Papa Francisco, recordándole la importancia de pedirle a la Virgen que desate los nudos que atenazan hoy a Ucrania, especialmente los nudos de esta guerra injusta que debe terminar.
Zelensky agradeció especialmente el trabajo realizado con los heridos y los enfermos, la evacuación de personas vulnerables y el envío de ambulancias. Compartimos la preocupación por los ataques a las infraestructuras, por el castigo a la población civil y por el sufrimiento de la infancia, que es la herida más profunda y dolorosa de esta guerra.
Hablamos de la cooperación que se ha ido construyendo y de la implicación de la ministra de Defensa, cuya humanidad y compromiso él valoró enormemente. También tratamos la posibilidad de reunirnos con la Primera Dama, que impulsa programas de apoyo a la infancia golpeada por el conflicto.
Le expresé mi gratitud por esta condecoración y le aseguré que seguiremos acompañando a su pueblo hasta que llegue la paz y la victoria. Le expliqué que no solo nos sentimos obligados a ayudar, sino también a contar lo que sucede, y por eso realizamos el documental Ucrania, Resistencia y Esperanza. Zelensky mostró un gran interés; le entregamos una copia subtitulada en inglés y nos dijo que ya había oído hablar de él y que “esto tiene que ser visto por todos”.
Al despedirnos, le dije: “Seguiremos al lado de su pueblo. Dios lo bendiga, y Dios bendiga a Ucrania”. Zelensky volvió a emocionarse profundamente y agradeció con un gesto que no olvidaré.
Hoy me llevo en el corazón un reconocimiento que no es mío, sino de todos los que luchan por la vida.
Que esta medalla no me adorne: que me impulse.
Y desde aquí hago un clamor: ayúdenme a ayudar. Ucrania nos necesita.