75 años sin reunificación de Bilbao, Vitoria, San Sebastián y Pamplona La alargada sombra franquista en la Iglesia vasca
¿Por qué no se aborda decididamente este tema y se resuelve adscribiendo Bilbao, San Sebastián y Vitoria a la archidiócesis de Pamplona, cuando la colaboración mantenida así lo aconseja y pide y las razones pastorales son evidentes?
| Félix Placer Ugarte
Con la participación de los Obispos de las tres diócesis se celebraron hace unas semanas en el emblemático santuario de Estibaliz, como ya informó RD, los 75 años de las diócesis de Bilbao, San Sebastián y Vitoria que desde 1851 hasta 1950 formaron una única diócesis con sede en Vitoria.
La memoria histórica recuerda el proceso seguido hasta su conformación actual en los tres territorios. Aunque las razones pastorales de esta decisión vaticana eran evidentes dadas sus características demográficas y sociales, el gobierno franquista tuvo un especial interés para que esta división se llevara a cabo en los términos que le interesaban para fragmentar y debilitar la Iglesia vasca y además mantenerla alejada de la sede de Pamplona. Las tres diócesis vascas quedaron adscritas como sufragáneas a la Provincia Eclesiástica del arzobispado de Burgos y la diócesis de Pamplona a Zaragoza. Cuando ésta fue erigida como archidiócesis (1956), incluyó San Sebastián. La maniobra de 1950 tuvo especial importancia y significado políticos; Martín Artajo, ministro de Asuntos Exteriores, informó a Franco, quien calificó esta división como un “triunfo”.
Esta injerencia y presiones políticas respondían a una constante del régimen dictatorial que siempre buscó y logró el apoyo eclesiástico como una de sus bases ideológicas. Y lo logró desde el inicio de la dictadura con la Carta Colectiva del episcopado español en 1937, que bendecía la sublevación franquista como ‘cruzada’, sin las firmas de Mateo Mugica, obispo de Vitoria, y de Vidal y Barraquer, cardenal de Tarragona. El entonces obispo de Pamplona, Marcelino Olaechea proclamaba su deseo "del triunfo de nuestras armas" y veía ya "brotar en la punta de las bayonetas de nuestros soldados el ramo de olivo”; calificaba la guerra de éstos como la más alta cruzada que han visto los siglos, donde "es palpable la asistencia divina a nuestro lado".
Posteriormente, ya en la transición política y régimen democrático, hubo por parte de los Obispos vascos (Añoveros, Argaya, Setien, Uriarte, Cirarda, Blázquez, Asurmendi) demandas razonadas para la unificación en una única ‘Provincia Eclesiástica ’ con sede en Iruñea, que fueron apoyadas por el arzobispo de Pamplona, por los respectivos Consejos Presbiterales y participación popular. Siempre chocaron con la frontal oposición política del gobierno español.
Esta situación ha llegado hasta hoy y los actuales prelados no parecen interesados en remover esta estructuración, aunque la colaboración entre las cuatro diócesis se mantiene. Sin embargo varios grupos, en especial por parte de la Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria, siguen reclamando la realización de este demanda, aunque con poca audiencia ciertamente. Así, por ejemplo lo han hecho en su escrito con motivo de la efeméride de los 75 años: “Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria continúan dividas en dos Provincias por presión política. Solicitada y desatendida en numerosas ocasiones, esta ‘anómala’ situación requiere ser afrontada y resuelta en una Provincia Eclesiástica de las cuatro diócesis. La fase sinodal en que nos encontramos es un momento apropiado e importante para realizarla”.
¿Por qué no se aborda decididamente este tema y se resuelve adscribiendo Bilbao, San Sebastián y Vitoria a la archidiócesis de Pamplona, cuando la colaboración mantenida así lo aconseja y pide y las razones pastorales son evidentes?
En el fondo de este problema subyacen razones y motivaciones simbólicas, ideológico-políticas y culturales. Está claro, en primer lugar, que la relación de las cuatro diócesis en Euskal Herria no es un tema de Iglesia solamente. Implica un importante significado simbólico de reconocimiento de Euskal Herria en su relación e identidad en todos sus territorios por parte de esta Institución donde se realice una Euskal Eliza (Iglesia vasca) que sirve a su pueblo. Al no conseguirse esta demanda surge la sospecha ideológico-política de que el pasado régimen sigue operante y que épocas pasadas de división, que se juzgan ya superadas, todavía continúan proyectando su alargada sombra que oscurece y niega nuestra identidad profunda que nos une a los territorios vascos, también con Iparralde, en Euskal Herria.
A mi entender, esta situación eclesiástica mantenida implica además visiones culturales diferentes y hasta enfrentadas. Las de quienes consideran Navarra, Euskadi e Iparralde culturalmente distantes, ignorando y negando vínculos de unión, y las de quienes vemos una honda relación identitaria desde tiempos remotos, en un territorio común a ambos lados de los Pirineos, con una misma lengua, el euskera, con sentimientos de identidad y, sobre todo, con una espiritualidad profunda con plurales valores compartidos y conciencia de identidad en una tierra, Ama Lur, en la que vivimos y nos sentimos euskaldunes, que ha sido y quiere ser también acogedora de migrantes y desplazados.
La celebración de estos 75 años no debe quedarse, por tanto, en los logros conseguidos en las tres diócesis. Han sido importantes y se han mantenido una cierta relación pastoral y comunes esfuerzos para lograr la paz en Euskal Herria. De todas formas, como afirma el escrito mencionado, hay que reconocer, con honestidad, deficiencias, silencios, ausencias, conflictos, puntos de vista divergentes en la denuncia de situaciones en las que ha faltado más audacia y compromiso, donde también ha pesado el sesgo de posturas conservadoras que han ido alejando a la Iglesia de la sociedad y, en especial, de la juventud.
El presente y futuro inmediatos plantean urgentes desafíos para que los lazos de las diócesis de Bilbao, San Sebastián y Vitoria se refuercen y queden definitivamente establecidos en una única Provincia Eclesiástica con sede metropolitana en Pamplona, que las relacione jurídica y prácticamente con eficacia
El presente y futuro inmediatos plantean urgentes desafíos para que los lazos de las diócesis de Bilbao, San Sebastián y Vitoria se refuercen y queden definitivamente establecidos en una única Provincia Eclesiástica con sede metropolitana en Pamplona, que las relacione jurídica y prácticamente con eficacia.
Esta efeméride debiera ser también impulso para la afirmación y compromiso de una solidaridad con las luchas por un mundo diferente donde los pueblos sean reconocidos en su total identidad y derechos colectivos para lograr la paz desde la justicia.
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