"¿Es que nadie en el entorno del pontífice sabe lo que es el velcro?" De banderas y atuendos pontificios, esclavina incluida

Solideo volador
Solideo volador

Desde hace años, sigo en detalle todos los viajes de los últimos papas y hay dos temas que siempre me intrigan: la presencia invariable del viento y la recepción con una bandera vaticana de distinto formato al oficial

"En el viaje de Francisco a Irak estos días, el viento le ha hecho volar el solideo, y la dichosa esclavina ha necesitado hasta de la ayuda de sus anfitriones iraquís para intentar mantenerla donde debiera esta"

"Por razones que ignoro, la bandera del Vaticano es cuadrada, no rectangular. Pues bien, casi sin excepción, las que dan la bienvenida a los pontífices en sus visitas internacionales son rectangulares"

"Estoy seguro de que esta situación no se debe ni a ignorancia ni a segundas intenciones. ¿Por qué, pues, este ‘desliz’ que se repite en todos los viajes de los papas fuera de Italia?"

Desde hace años, sigo en detalle todos los viajes de los últimos papas. Creo que el último de Francisco a Irak lo considerará la historia como uno de los más importantes en la historia del papado, sin no es el número uno.

Por desgracia, las condiciones de seguridad y sanitarias no han permitido que fuera lo multitudinario que sin duda hubiera sido, con Francisco haciendo unas de las cosas que mejor sabe hacer: contactar física y personalmente con la gente. Pero, sin duda alguna, para el país ha sido un empujón que de verdad necesitaba; para los pocos católicos que allí quedan, una inyección de optimismo y esperanza; y para las relaciones con el mundo musulmán, un paso de gigantes cuyos frutos veremos en un futuro cercano, si no me equivoco.

Volviendo a mi seguimiento de ya muy numerosos viajes papales, hay dos temas que siempre me intrigan. Si uno va a la filmoteca donde se guardan los reportajes gráficos de esos viajes, descubrirá que en un buen número de ellos el viento ha tenido bastante protagonismo. Y debido al viento, los diferentes papas viajeros se han convertido, sin quererlo ni desearlo, en motivos de preocupación: ¿se le va a salir volando el solideo? ¿su cabeza desaparecerá bajo los pliegues de la esclavina blanca que ondea más que las banderas que esperan su llegada? ¿la sotana blanca va a subírsele a la cintura?

Esclavina

Con el papa Francisco, dado que no usa los más pesados perifollos que lucían sus predecesores, el problema se acentúa. En su viaje de estos días, el viento le ha hecho volar el solideo, y la dichosa esclavina ha necesitado hasta de la ayuda de sus anfitriones iraquís para intentar mantenerla donde debiera esta.

De hecho, al salir del avión en su llegada a Bagdad, una ráfaga de viento me hizo temer que su sotana pudiera acabar como el famoso vestido de Marilyn Monroe en la rejilla de ventilación del metro de Nueva York. Bromas aparte, resulta un poco deslucido que en momentos tan serios como mientras el papa escucha los himnos nacionales, pasa revista a tropas, o escucha el discurso de bienvenida correspondiente, la dichosa esclavina y sus revoloteos alrededor de la cabeza del pontífice, más los movimientos del asistente que acude en ayuda del papa, distraen la atención del observador de lo que en aquel momento está ocurriendo.

Es más, me pregunto si en algún caso no se interpretará esto por los nacionales del país visitado como una falta de seriedad, si no de educación. La costura no es mi fuerte, desde luego, pero estoy seguro, segurísimo, de que la cosa tiene fácil solución. ¿Es que nadie en el entorno del pontífice sabe lo que es el velcro? Estoy seguro de que con unos trocitos diminutos e invisibles, cosidos en las puntas de la esclavina y en la parte posterior de la misma, el problema quedaría solucionado.

Y en cuanto al ‘vuelo’ de la sotana, recuerdo que, cuando las mujeres solamente usaban vestidos, se metían en el dobladillo inferior de los mismos una especie de ‘rosario’ de ‘cuentas’ de plomo que evitaban situaciones como la de la Monroe ya citada –en este caso, buscada- y la posible del papa Francisco. Y ya puestos a esto, no podrían los sastres pontificios usar para las sotanas papales una tela más tupida que evitase se viesen, como ocurre ahora, la camisa y los pantalones del pontífice?

Celebro que el actual haya dejado a un lado una gran parte de la parafernalia que usaban sus predecesores; me encanta ver sus cómodos zapatones negros; admiro la simplicidad con que viste su sotana blanca; pero me parece impresentable que, cuando la cosa tiene muy fácil solución, la esclavina papal y sus vaivenes y la demasiada transparencia de su sotana sirvan de distracción en momentos realmente serios y formales.

El segundo tema es la bandera pontificia. Por razones que ignoro, aunque mi buen amigo José Carlos Alegría, gran autoridad en vexilología (ciencia de las banderas) me podrá poner el día cuando se lo pregunte, la bandera del Vaticano es cuadrada, no rectangular, como lo es la de Suiza: las dos únicas en el mundo con ese formato. Pues bien, casi sin excepción, las que dan la bienvenida a los pontífices en sus visitas internacionales son rectangulares.

En la reciente visita a Irak me parece haber visto alguna cuadrada, aunque sospecho que era más bien una distorsión óptica. Para empezar, tanto la que ondeaba en el avión de Alitalia (colocada en Roma, como es obvio) como en el coche usado por el papa en sus traslados en las diferentes ciudades de Irak, eran rectangulares; como lo eran también las usadas en el palacio presidencial de Bagdad.

No sé mucho de protocolo, pero sí lo suficiente para estar seguro de que esta situación no se debe ni a ignorancia ni a segundas intenciones. (Cierto que hay equivocaciones: más de una vez nuestros atletas ganadores de premios internacionales importantes han sido ‘honrados’ con el Himno Nacional republicano; y yo fui testigo de una recepción al entonces príncipe Juan Carlos en Houston en la que le hacía los honores, junto con las Barras y Estrellas, la bandera de México).

Estos posibles errores aparte, estoy seguro de que todos los gobiernos tienen gente muy preparada en protocolo vexilológico. ¿Por qué, pues, este ‘desliz’ que se repite en todos los viajes de los papas fuera de Italia? ¿No entra este detalle en las responsabilidades de los expertos vaticanos que preparan esos viajes? ¿Es que es más difícil y costoso imprimir banderas en formato cuadrado que rectangular?

Visto lo visto, quizás lo más práctico sería que el Vaticano se acoplase a lo que es más común en el mundo de las banderas y cambiase la suya del formato cuadrado al rectangular. Seguiré observando.

Por una Iglesia mejor informada

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