A vueltas con el libro 'Santiago en el fin del mundo' de Jesús Bastante El camino de la juventud

Santiago en el fin del mundo
Santiago en el fin del mundo

"El 24 de mayo pasado tuvimos el privilegio y la suerte de recibir la visita de Jesús Bastante, no sólo para hablarnos de su novela, Santiago en el fin del mundo, sino de su experiencia como peregrino"

"Experiencias como el Camino de Santiago nos ayuden a afrontar con garantías todo el elenco de anomalías y enfermedades sociales que van a alterar la vida personal y social"

"Las etapas fueron haciendo mella. Cada día surgía algo que jamás habían experimentado. He visto lágrimas como puños, orgullos que han querido dar salida a ese cansancio que envolvía cada paso dado y metro recorrido. Es extraordinario verlos despertar"

"El mensaje del Camino es universal, para todas las civilizaciones de la tierra, porque cada persona tiene su camino y misión en la vida"

Estas breves líneas quieren acercar una historia que merece ser contada. Sus protagonistas no ganan elecciones, no poseen una gran empresa con activos y dividendos a destacar, no disponen de un medio de comunicación para expresar sus ideas, principios y convicciones, pero tienen lo más preciado: una vida por delante a la que deben darle un sentido propio y singular. Les hablo de estudiantes de 1ºbachillerato, entre 16 y 17 años, que, de forma sorprendente, el primer día de clase en la asignatura de religión, un jueves 9 de septiembre de 2021, intentando recuperar la normalidad y todo lo que la pandemia se había llevado por delante, ante la pregunta, casi mágica, ¿quién está interesado en hacer el Camino de Santiago al final de curso, entre los días 12 y 18 de junio de 2022?, la respuesta fue unánime, sin pestañear, todas las personas de la clase levantando la mano, con ganas y fuerza, como si fueran a desencajar los brazos de sus omoplatos.

Sólo una persona me comunicó que no iría por cuestiones físicas. Ese día, al regresar a mi casa en metro, me preguntaba si esa determinación la iban a mantener o si la lógica del curso, con sus dimes y diretes, irían haciendo bajar el ánimo y la determinación para recorrer 120 km que separan Sarria de Santiago de Compostela. El tiempo les ha dado la razón. El pasado domingo 12 de junio 66 personitas de 67, partían del barrio de Benimaclet de Valencia hacia tierras gallegas, cargados con sus mochilas, con alegría y esperanza, también con dudas, faltaría más, puesto que una de las grandezas de los viajes es su incertidumbre profunda y radical. 

Santiago de Compostela
Santiago de Compostela

El Camino de Santiago ha aparecido durante todo el curso. El colegio, Sagrada Familia, Patronato de la Juventud Obrera (PJO) lleva alimentando esta experiencia como uno de sus principales proyectos. Sin embargo, no había visto tanto interés por todo lo que implica: ¿Qué deben llevar? ¿Cómo evitar las ampollas? ¿Qué pasa si no puedes más? ¿Cómo son las personas, los otros peregrinos con los que se van a encontrar? ¿De qué tienen que prescindir en ese viaje para llevar una mochila ligera? ¿Qué van a experimentar interior y emocionalmente? Y la más importante, ¿tendrá el Camino el poder para sacar a la luz aquello que no funciona en mi vida, mis miserias, mis debilidades, aquello que no hace contacto con lo que quiero llegar a ser?

El Camino no se inicia en la primera etapa elegida, ya sea en St.Jean Pied de Port, en Villafranca del Bierzo o en Laredo, antes se prepara, con días señalados que nos hacen ilusionarnos para ir cargando esa mochila imaginaria que es la que nos va a llevar a superar las etapas. Uno de esos días fue cuando el 24 de mayo pasado tuvimos el privilegio y la suerte de recibir la visita de Jesús Bastante, no sólo para hablarnos de su novela, Santiago en el fin del mundo, sino de su experiencia como peregrino. Todo el alumnado de 1ºbachillerato ahí estaba escuchando a un narrador que ha escrito la primera y única novela de ficción sobre el apóstol Santiago.

Bastante

Jesús comenzó con una reflexión que les tocó y que han experimentado en el Camino: “No sólo vais a caminar, sino que vais a caminar juntos”. El Camino es una experiencia única porque te invita a ir con personas que hasta ese momento no eran importantes para ti, que la vida había hecho invisible bajo tus circunstancias e intereses, y el Camino, de repente, sin esperarlo, te las planta ahí delante y desde ese momento comienzas a reparar en ellas. Jesús les hacía caer en la cuenta que los peregrinos de antaño tenían que volver, deshacer el camino que habían hecho y en condiciones que nada tenían que ver con las nuestras.

Una de las virtualidades del Camino es que caigamos en la cuenta de lo importante que es saber gestionar las dificultades que la vida nos va ofreciendo. Hoy estamos conociendo cifras y datos que colocan a una parte de la juventud al desnudo frente a la ansiedad, la depresión, el suicidio, la falta de autoestima, en definitiva, una crisis de valores galopante que se ha rendido frente a la dictadura de la gratificación inmediata y la idolatría de la imagen y del consumo perpetuo. Estamos ante una cultura nihilista, como ya profetizó Nietzsche, que nos educa en el tener más que en el ser. De ahí que experiencias como el Camino de Santiago nos ayuden a afrontar con garantías todo el elenco de anomalías y enfermedades sociales que van a alterar la vida personal y social.

Camino
Camino

Las etapas fueron haciendo mella. Cada día surgía algo que jamás habían experimentado. He visto lágrimas como puños, orgullos que han querido dar salida a ese cansancio que envolvía cada paso dado y metro recorrido. Es extraordinario verlos despertar. La distancia me hace caer en la cuenta que los vínculos que los cuatro profesores hemos creado con ellos son más duraderos y profundos de lo que podemos llegar a imaginar. Saben que, a pesar del dolor, tienen que levantarse, colocarse las mochilas a sus espaldas y seguir un camino, una etapa que no saben ni cómo ni cuándo la van a finalizar. El último día, llegando a Santiago comenzaron a cantar el himno de Valencia y el del colegio. Mostraban felicidad, todos juntos desde Monte do Gozo hasta la plaza del Obradoiro. Como un equipo, en comunión fraterna.

Ahora bien, dicha entrada cambió, de facto, el ambiente, de la algarabía se pasó al silencio, a las miradas perdidas, a los abrazos que se tornaban casi infinitos, miradas y voces truncadas por la emoción y por el ambiente divino y mágico de esa plaza universal. Estaban sintiendo lo que millones de persones y generaciones enteras de peregrinos y peregrinas han sentido. Y es en este punto donde hallamos la gran lección del camino que Jesús Bastante destaca a lo largo de su novela y que se fundamenta en la enseñanza, la vida y el testimonio de Jesús de Nazareth.

Camino
Camino

Al anochecer, después de la cena, en un jardín al lado del Seminario Menor, se hizo la actividad final del viaje. De forma voluntaria, tenían que expresar qué les había parecido el Camino, que se abrieran en canal y lo mostraran delante del grupo. Hay que tener mucha humildad y valentía para expresar lo que jamás se ha dicho. Los colectivos borran las individualidades. Aquí, todo lo contrario, el Camino de Santiago te despoja y te quita las caretas.       

Hablaron del dolor, de lo mal que lo habían pasado y que no tenían otra opción que tirar hacia delante. Pero lo más destacado fue que el Camino les enseñó a conocer realmente la valía de las personas. Que los prejuicios se disolvieron como el azucarillo. Todo lo que pensaban de los demás, en su mayoría, cambió, porque reconocieron a la otra persona, ya que este viaje nos enseña la gran lección que nos dejó Jesús de Nazareth y es que la vida sólo puede vivirse desde el amor, la escucha, el respeto, la misericordia, la tolerancia y la solidaridad vengan de donde vengan.

Camino
Camino

Un cambio de perspectiva como el que Torcuato, en la novela de Jesús Bastante, vive al conocer a Santiago cuando lo recibe en su casa. Santiago, al ver que esa bienvenida se hace con esclavos, le dice:

“Muchas gracias joven, pero esto es demasiado. Además, no podemos aceptar que ningún ser humano sea siervo de otro por obligación o cuna. Dios nuestro padre nos hizo a todos iguales. Judíos o gentiles, hispanos o romanos. Hombres o mujeres. Es más: nos enseñó que sólo es señor quien se hace servidor de todos, especialmente de los más pobres. Agradecemos vuestra hospitalidad, pero, si no os importa, nosotros mismos lavaremos nuestras ropas, secaremos nuestras lágrimas, limpiaremos nuestro jergón…” (p.93).

Camino
Camino

El mensaje del Camino es universal, para todas las civilizaciones de la tierra, porque cada persona tiene su camino y misión en la vida. Descubrirlo es uno de los antídotos contra la desorientación y tristeza global que nos embarga. Por otra parte, reconocían que para conseguir cualquier cosa en la vida necesitan de los demás, de otro rostro, de otro hombro, de otra historia y mochila que les sirva de apoyo. El endiosamiento es uno de los síntomas de toda corrupción humana. Tenemos que pasar de una cultura de la autosuficiencia a una cultura del encuentro.

Es difícil y más en los tiempos que corren y vivimos. En cambio, el Camino de Santiago se les quedará grabado de por vida. Esa mochila ya no podrá ser restituida para que en el camino de sus vidas tengan claro que la otra persona merece un cuidado y un respeto absoluto. Sólo así podrán transformar todas las estructuras de exclusión e injusticia que se dan a diario como lo hizo hace 2000 años un joven carpintero de Galilea que acabó muriendo en un madero. Como dice una de las oraciones del peregrino: “Soy peregrino, soy peregrino. Somos peregrinos de la vida, caminantes en busca de paz. Recorremos todos juntos el camino y creamos un mundo de hermandad”. BUEN CAMINO.

Camino
Camino

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