Al nuevo arzobispo de Madrid de un presbítero jubilado Carta abierta a José Cobo, mi obispo: "Luego no digas que nadie te dijo"

Catedral de la Almudena. Madrid
Catedral de la Almudena. Madrid

"Te imagino desbordante de alegría, con un sinfín de asuntos inmediatos que preparar para su gozosa resolución. Apenas tendrás tiempo para rezar el breviario y menos para orar y meditar la que te ha caído"

"Porque tu nombramiento, aunque preparado por Osoro y aceptado con agrado por Francisco, ha sido para ti una efusión del Espíritu Santo, un personal Pentecostés"

"Como sacerdote jubilado y curtido por la vida eclesiástica, lo que pienso y siento te lo digo con todo aprecio y respeto, tú verás lo que haces. Luego no digas que nadie te dijo"

"Suplico tu bendición y tú cuenta con mis rezos. Ánimo, vive con alegría y déjate llevar sobre las alas del Espíritu de Dios"

1.Te imagino desbordante de alegría, con un sinfín de asuntos inmediatos que preparar para su gozosa resolución. Apenas tendrás tiempo para rezar el breviario y menos para orar y meditar la que te ha caído. Porque tu nombramiento, aunque preparado por Osoro y aceptado con agrado por Francisco, ha sido para ti una efusión del Espíritu Santo, un personal Pentecostés.

 2.No te engañes contando tus “talentos” para tal nombramiento, piensa que no vales mucho, lo cual siempre es verdad tratándose de seres mortales y pecadores. Tampoco te preocupes mucho por la “suerte” que has tenido, puede ser el “gordo” o la “pedrea”, según lo asumas; si te dejas llevar por el Espíritu del Resucitado o por tus posibilidades.

3.Cimiéntate sobre la oración, la pobreza, la humildad y la caridad. Mira más a Cristo crucificado que a Roma. Sé pastor y profeta antes que clérigo y curial. No temas ni rehúyas a algunos por su ideología, todos somos pobres personas. No hagas mal encubierto a nadie, aunque se lo merezca. Recuerda como insultaron a David cuando huía de su hijo, y era ¡el rey!, y como siguió su camino. Deja tu cuidado en las manos de Dios.

4.Empápate de la “fragancia” de los hospitales, de las cárceles, de los hospicios, de los refugios de inmigrantes, de los asilos… entonces serás agradable al Señor. Imagínate a Cristo sudando, cansado, sediento y hambriento hablando con la Samaritana. También puedes purificarte con los aromas fétidos de los aduladores y carreristas de la corte episcopal. Tú eliges.

5.Da testimonio de ser un hombre de Dios (no es tan fácil en tu puesto). Sé prudente y astuto, humilde y sencillo, te van a salir “amigos” por todos lados. Recurre a los que sepas o creas que son los más adecuados para ayudarte en tu ministerio, y déjate sorprender por el mismo hombre. Escucha al que te critica, aunque no te guste, pueden ser más útiles sus palabras que los consejos de los advenedizos.

Mateo 10, 16
Mateo 10, 16

6.Ten cuidado con los sacerdotes extranjeros, vienen con ínfulas de ser los nuevos “colones”, pretendiendo evangelizarnos con sus prácticas seudopiadosas, propias de otra cultura. La mayoría son carreristas y charlatanes.

7.Como sacerdote jubilado y curtido por la vida eclesiástica, lo que pienso y siento te lo digo con todo aprecio y respeto, tú verás lo que haces. Luego no digas que nadie te dijo. Suplico tu bendición y tú cuenta con mis rezos. Ánimo, vive con alegría y déjate llevar sobre las alas del Espíritu de Dios.

Un abrazo en el Señor y en María de la Almudena.

José Cobo, arzobispo de Madrid

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