"Tu fe te ha salvado" Entre ellos habrá ciegos y cojos

El ciego Bartimeo
El ciego Bartimeo

Cuántas veces los descartados en los sistemas religiosos establecidos molestan a los que en ellos se instalan como justos. Su grito es ahogado por los que se consideran justos. Es el grito de un descartado, alguien que está al margen

La Iglesia quiere caminar junta (Sínodo) y en ese caminar escuchará la súplica de aquellos que quieren ser salvados y sanados. No podemos pasar de largo. Tendremos que escuchar, no acallar la súplica y tender la mano para que puedan acercarse a Jesús y a la Comunidad

El evangelio de este domingo nos habla de la curación del ciego Bartimeo. Marcos pone nombre propio a un ciego que pide al borde del camino y que escucha que se acerca Jesús.

Bartimeo comienza a gritar desde su necesidad: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí». Desde su estado de necesidad, al borde del camino que es lugar en el que se encuentran todos los excluidos de la sociedad, los necesitados, los descartados por el mundo… desde el borde del camino, no en el camino… pidiendo limosna, es decir, pidiendo para poder vivir a aquellos que ven y pasan por el camino. Desde su limitación pide ayuda a los no limitados y desde el lugar que le ha tocado: el margen, no el camino. Toda una metáfora y realidad de todos aquellos que se encuentran en las periferias de todo tipo: personal, existencial, social…

La reacción de la gente no es nada evangélica. Pide ayuda a Jesús y muchos lo increpaban para que se callara. Cuántas veces los descartados en los sistemas religiosos establecidos molestan a los que en ellos se instalan como justos. Su grito es ahogado por los que se consideran justos. Es el grito de un descartado, alguien que está al margen.

Bartimeo
Bartimeo

Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí». Los pobres, los descartados, los excluidos… cuando piden con fe insisten. Primero por necesidad. No tienen nada que perder porque no temen quedar mal. Insisten a quien ya es su única fuente de esperanza, de sanación y salvación… Muchos de ellos insisten, desde un corazón que no es el duro de los que excluyen sino el necesitado de ayuda. Un corazón que alberga la fe y la esperanza.

Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo». A Jesús lo detiene el grito de este pobre hombre y lo hace llamar. Jesús no entiende de márgenes y de camino. Jesús ha venido a todos, pero especialmente a los que están al borde del camino y lo hace llamar.

Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama». La actitud de la gente ha cambiado… dejan que se acerque a Jesús y lo animan a acercarse. Si el Señor llama a Bartimeo… cómo impedir ya que se calle… debe acercarse.

El ciego de Jericó
El ciego de Jericó

Jesús le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le contestó: «“Rabbuní”, que recobre la vista». Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha salvado». Jesús se ha acercado ante la necesidad y le pide al ciego que le diga qué desea. El ciego expresa su deseo más profundo: que desaparezca la barrera que lo separa de la vida, del mundo, del camino: su ceguera.

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. Jesús lo cura por su fe y él regresa lo sigue por el camino. Aquello que impedía que pudiera estar con Jesús en el camino y con los demás ha desaparecido. Consecuencia de la liberación del sufrimiento se produce el agradecimiento y éste se traduce en seguimiento. Seguir a Jesús es fruto del amor.

Amigos y amigas… la Iglesia quiere caminar junta (Sínodo) y en ese caminar escuchará la súplica de aquellos que quieren ser salvados y sanados. No podemos pasar de largo. Tendremos que escuchar, no acallar la súplica y tender la mano para que puedan acercarse a Jesús y a la Comunidad. Aquellos a los que se les ha perdonado mucho, se les ha hecho un gran bien, se les ha escuchado de verdad… son los más agradecidos y, por ello, serán los que seguirán al maestro de verdad.

Iglesia en camino, escucha a todos, especialmente a los más descartados y necesitados. Mira que el Maestro escucha especialmente a los que nadie escucha y… escúchalos.

Primero, Religión Digital
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