¿Cuánto cuesta un cardenal?

Preguntas ante el nuevo consistorio convocado por el Papa el 30 de septiembre

"El papa Francisco, con su ejemplo y adoctrinamiento, ha iniciado y propiciado una especie de cruzada de fraternal democratización del colegio del que ha de surgir, en su día, su sucesor pero, pese a todo, las dificultades que se presienten y manifiestan a veces por parte de sus congéneres, resultan ser aún notorias y palpables"

"Conforme a las apariencias litúrgicas y canónicas, que son los casos que más y mejor percibe el pueblo, un cardenal cuesta mucho"

"¿Cuánto le cuesta a la diócesis de Madrid, su nuevo y joven Cardenal José Cobo? ¿Cuánto le sigue costando el Eminentísimo y Reverentísimo Purpurado Cardenal Mons. Don Antonio Rouco Varela?"

Consistorio de cardenales
Consistorio de cardenales

En la terminología canónica se define la palabra “cardenal” como “prelado o superior eclesiástico de categoría inmediatamente inferior a la del papa y consejero de este en los asuntos graves de la Iglesia”.

Sin otros requisitos, y en conformidad con lo que se adoctrina al pueblo-pueblo (también al de Dios), tal definición gramatical se hace referencia correcta y concreta en estas nuestras reflexiones, humanas y divinas, pese a que en temas relacionados con el dinero -denarios- eclesiástico, además de tener que lamentar que suena en demasía alrededor del altar, cualquier otra consideración o constatación es rigurosamente inaccesible, y aun con amenazas anatematizadoras.

Y de entre las preguntas que le sonsacamos al pueblo acerca del tema, de frecuente y exorbitante comunicación social y religiosa en la actualidad, destaca en primer lugar, para bien o para mal, la de qué y cuánto cuesta ser elegido Cardenal de Curia, así como el mantenimiento “digno y proporcionado” de tal título en algunas diócesis o super diócesis, o nombre concreto, por supuesto que, hoy por hoy, todavía masculino, al carecer de género femenino tal distinción y ejercicio en la Iglesia, santa, católico, apostólica y romana.

Conforme a las apariencias litúrgicas y canónicas, que son los casos que más y mejor percibe el pueblo, un cardenal cuesta mucho. Una auténtica exageración, desde supuestos y principios evangélicos y los habituales en la comunidad eclesial a la que pertenece y preside “en el nombre de Dios” , y como valor y en reconocimiento supremo otorgado por el papa, única persona en la Iglesia dotada con la facultad de conceder tal título y condición.

Creación de nuevos cardenales en el consistorio de agosto de 2022
Creación de nuevos cardenales en el consistorio de agosto de 2022 | EFE

Muy por encima, y siempre con piedad y misericordia cristiana, el pueblo-pueblo, y parte del “Alto y Bajo Clero”, echa las cuentas y comprueba que el palacio -a veces “villa” cardenalicia, o casa de recreo situada en el campo”- demanda una notable cantidad de dinero para su mantenimiento. Los ornamentos llamados “sagrados, en su variedad de colores, no le van a la zaga. Mitras, anillos, báculos, “familiares”, “capas magnas”, mesas bien abastecidas sin tener que invocar lo del “bocatto di cardenali”(muy exquisito, delicado y sabroso), sin faltar excelentes bebidas y otras cosas adyacentes, coches de marca “Mercedes” (por aquello de la definición de oración como “ invocar a Dios y pedirle precisamente mercedes”), cortejan a perpetuidad la figura de los cardenales con el correspondiente ritual, e interpretando además y filibusteramente ser esta, y no otra “la santa y sacrosanta voluntad de Dios”

Sí, pero el papa Francisco…

El papa Francisco, con su ejemplo y adoctrinamiento, ha iniciado y propiciado una especie de cruzada de fraternal democratización del colegio del que ha de surgir, en su día, su sucesor pero, pese a todo, las dificultades que se presienten y manifiestan a veces por parte de sus congéneres, resultan ser aún notorias y palpables.

Capelos cardenalicios
Capelos cardenalicios

La vanidad se encuentra demasiadamente cómoda entre los ornamentos cardenalicios, en las “tomas de posesión” (¡¡) de” sus” sedes, en el sobrenombre y trato de “Príncipes de sangre real de la Iglesia”, en sus títulos y escudos de armas, en el “NOS por la gracia de Dios”, aunque en sus lemas las palabras “siervo” y “servicio” se encuentren como predicado o parte de la oración gramatical.

¿Y quién, o quienes, sufragan -pagan- tales y tantos dispendios cardenalicios? ¿El Vaticano? ¿El Óbolo de San Pedro? ¿Los “Años Santos”’ ¿La entidad bancaria que en su día bautizó y protegió san Ambrosio?

¿Y quién, o quienes, sufragan -pagan- tales y tantos dispendios cardenalicios? ¿El Vaticano? ¿El Óbolo de San Pedro? ¿Los “Años Santos”’ ¿La entidad bancaria que en su día bautizó y protegió san Ambrosio?

No sería justo olvidar que la administración de algunas diócesis en crisis económicas, o acaparadoras de riquezas muertas, le fue confiada a expertos profesores en ascética y mística, o en el ejercicio de exorcistas, que expulsan a legiones de demonios, sobre todo a los titulares de pingües cuentas bancarias que, contra toda ley, duermen el sueño de los injustos en “paraísos” fiscales?

El Papa durante el consistorio extraordinario
El Papa durante el consistorio extraordinario

El santo afán reformador del papa Francisco respecto a los cardenales, aún a los más recientemente nombrados por él, exigen con urgencia revisión y reforma. Y ampliación al sexo femenino. En todo colegio, incluido el cardenalicio, para que lo sea y funcione como Dios manda y así lo requieren los tiempos, la mujer habrá de hacerse activamente presente y en igualdad de condiciones -derechos y deberes- que el hombre, sin descartar por “heterodoxa” la posibilidad de ser también aspirante al SOLIO PONTIFICIO. Este, para entonces, feliz y teológicamente, habrá cambiado de nombre y de sobrenombre.

Con respeto, devoción y curiosidad misericordiosa, esta penúltima e indiscreta pregunta: ¿Cuánto le cuesta a la diócesis de Madrid, su nuevo y joven Cardenal José Cobo? ¿Cuánto le sigue costando el Eminentísimo y Reverentísimo Purpurado Cardenal Mons. Don Antonio Rouco Varela?

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