"Teresa es ahora una mujer, un ser humano, con diversidad funcional, con otras capacidades" El cuerpo de Teresa de Jesús

"La polémica suscitada con la oportunidad o no de que el cuerpo de Teresa de Jesús sea exhibido en esta realidad fragmentada es absurda"
"Espero que quienes han decidido que esto se lleve a cabo, no sea sólo por una cuestión meramente religiosa, sino que exista alguien, al menos, que haya sabido mirar con los ojos del cuerpo y los de la conciencia"
| Prof. Dr. Antonio José Mialdea Baena
Aunque resulte increíble y sorprendente, aún a estas alturas de nuestra historia no hemos comprendido un ápice de lo que significa ser humanos. Nada, ni acercarnos. De este conocimiento de lo que somos apenas alcanzamos un cinco por ciento, y esto por decir algo alentador. En ese porcentaje podemos incluir que ya sabemos que ni somos el centro del Universo y que cualquier virus inmensamente pequeño puede provocar una catástrofe en nuestras vidas. Es decir, sabemos que existe lo inmensamente enorme y lo inmensamente minúsculo y que ambos ámbitos, el de lo grande y el de lo pequeño pueden acabar con la vida de cualquier persona.
Para ninguno de los citados ámbitos poseemos lenguaje porque nuestro lenguaje, como seres humanos, sólo existe en la dualidad, en el día y la noche, en el blanco y en el negro, en el calor y el frío, en lo bueno y en lo malo, en la vida y en la muerte. Dentro de esos espectros y de sus múltiples diferencias es posible el lenguaje humano. Nombrar no significa poseer un lenguaje porque la posesión de este implica la comprensión de lo que decimos y ya les digo yo que estamos muy, pero que muy lejos de poseer un lenguaje para lo muy grande y para lo muy pequeño.
Si quieren que hagamos juntos algo de teología, permítanme el excursus, les recuerdo que lo que nosotros llamamos Dios es la traducción manipulada, errónea y desviada de lo que en el imperio romano se conocía como Zeus, mientras que su sentido original es la imposibilidad de nombrar lo que es innombrable (Yahweh). Somos tan atrevidos que hemos conseguido falsificar al mismo Dios (Thomas Ruster).
Uno de los asuntos que deberíamos comprender urgentemente, como seres humanos que somos, es que habitar un cuerpo no significa en modo alguno que seamos sólo un cuerpo. Y ustedes dirán: ¡eso ya lo sabemos! Y yo les digo: ¡de ninguna de las maneras! El cuerpo o la materia que somos se mueve en los mismos minúsculos porcentajes antes citados y eso es porque seguimos viviendo a expensas y esclavizados a una realidad fragmentada que sigue sin dejarnos ver que formamos una unidad con el Universo, con el Cosmos y que somos mucha más energía e interconectividad que la escasa materia que nos conforma y que sólo es, a la postre, la conjunción de unos cuantos elementos que en otras dimensiones adquieren, estoy convencido de esto, otra forma distinta que todavía desconocemos.

La polémica suscitada con la oportunidad o no de que el cuerpo de Teresa de Jesús sea exhibido en esta realidad fragmentada es absurda. Espero que quienes han decidido que esto se lleve a cabo, no sea sólo por una cuestión meramente religiosa, sino que exista alguien, al menos, que haya sabido mirar con los ojos del cuerpo y los de la conciencia. Sólo pensar ya es existir. Teresa sigue en el Universo y fue muchísimo más que el cuerpo que habitó y, por tanto, vamos a dejarnos ya de polémicas absurdas sobre lo bueno o lo malo de exponer su materia desgastada por el paso del tiempo, sobre si es o no morboso que podamos contemplar el lugar material en que pasó el tiempo que estuvo entre nosotros, porque ella lo tuvo meridianamente claro: ¡Ay qué larga es esta vida,/ qué duros estos destierros,/ esta cárcel y estos hierros/ en que el alma está metida!/ Sólo esperar la salida/ me causa un dolor tan fiero,/ ¡que muero porque no muero!
Teresa ya no está en unas cuantas células espacio-temporales, pero les aseguro que se ha repartido en infinitos lugares de este cosmos infinito. Teresa de Jesús es ahora una mujer, un ser humano, con diversidad funcional, con otras capacidades.
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