Relato de una víctima de violación sexual por parte de un sacerdote Por fin entiendo lo que me ha pasado. ¿Quién me ayudará a llegar a la orilla?

"Con 42 años fui consciente que me habían violado (mi tío sacerdote) cuando tenía entre 4 y 5 años, siendo un niño, en el baño de la casa de mis abuelos"
"Cuando pedimos reparación, de todo tipo, pero también económica, si!!! económica, es para poder salir a flote. Solo no podemos. A mí nunca me han reconocido públicamente como víctima, mi caso ha prescrito por todos los lados, mi exposición pública por momento me destrozo aún más, sin este reconocimiento tan necesario"
"No he podido crear un proyecto de vida estable, mi salud no me lo permitía. ¿Volveré a hundirme? ¿Podré llegar a la orilla? ¿Solo? ¿Este Papa, esta iglesia me ayudarán?"
"No he podido crear un proyecto de vida estable, mi salud no me lo permitía. ¿Volveré a hundirme? ¿Podré llegar a la orilla? ¿Solo? ¿Este Papa, esta iglesia me ayudarán?"
| Sergio Decuyper
Lo más difícil de mi proceso de salud es que muchas personas no me creen, o no me creyeron en su día. Tampoco comprenden que yo recuerdo cada detalle, olores, secuencia, de aquel momento tan difícil para mí posterior desarrollo.
Con 42 años fui consciente que me habían violado (mi tío sacerdote) cuando tenía entre 4 y 5 años, siendo un niño, en el baño de la casa de mis abuelos.
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME
Luego de todos estos años de terapia, tratamiento, medicación, deporte, vida sana y cambios vitales; recién esta semana he podido “respirar” (ahora tengo 48 años).
¡Si! Luego de tanto tiempo. La violación fue como meter a aquel niño en lo profundo del mar, del oscuro mar. Mi cerebro, para protegerme, me encerró en una burbuja y me bloqueó aquel recuerdo. Pero esa burbuja solo me aportaba lo mínimo para poder crecer y algunos días el “oxigeno” apenas me alcanzó. Esa burbuja me llenó de miedos, obsesiones, síntomas en mi cuerpo, angustia, ansiedad, migrañas, dolores, problemas del sueño y una gran tristeza. Mi autoestima nunca se desarrolló ahí dentro.

Un día con 42 años, luego de buscar la salida, esa burbuja explotó y me mostró la verdad; fueron segundos donde me vi rodeado de ese mar oscuro y de su verdad. Fue una liberación, momentánea. Lo que parecía la solución fue el comienzo de una lucha para poder llegar a la superficie y respirar.
Seis largos años estuve luchando para llegar hasta arriba, a la superficie. Muchos síntomas de la burbuja desaparecieron, pero otros se profundizaron, como la angustia y la ansiedad. Aparecieron los ataques de pánicos largos, eternos, donde mi cerebro descontrolado me hacía creer que me iba a morir. Las personas que me fueron ayudando me dicen que es normal, pero se pasa mucho miedo. Sé que muchos que no reciben esta ayuda se “ahogan” y nunca llegan a la superficie (es lo que muchos no comprenden y en vez de ayudarnos, nos empujan hacia abajo, aún más).

Cuando pedimos reparación, de todo tipo, pero también económica, si!!! económica, es para poder salir a flote. Solo no podemos. A mí nunca me han reconocido públicamente como víctima, mi caso ha prescrito por todos los lados, mi exposición pública por momento me destrozo aún más, sin este reconocimiento tan necesario.
Esta semana he logrado llegar a la superficie. Seguramente no sea el fin del trayecto. He tomado aire (qué alivio). Me queda llegar a la orilla, nadar, esforzarme, luchar aún más. No he podido crear un proyecto de vida estable, mi salud no me lo permitía. ¿Volveré a hundirme? ¿Podré llegar a la orilla? ¿Solo? ¿Este Papa, esta iglesia me ayudarán?
Etiquetas