"Ojalá como Iglesia no nos cansemos nunca de ser misericordiosos" Juan Manuel Ribeiro: "Francisco y el escándalo de la misericordia"

Papa Francisco
Papa Francisco

"Recuerdo al cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco, que en cada ordenación sacerdotal decía en su homilía a los ordenandos: 'No se cansen de ser misericordiosos' …  Desde el inicio de su pontificado Francisco dirigió la mirada de la Iglesia a la misericordia de Dios"

"Hoy cuando recibe fuertes críticas por ser misericordioso se me vienen a la mente algunos versículos… Los fariseos y escribas de ayer y de hoy parecen escandalizarse de la misericordia"

"La misericordia solo escandaliza a quienes entienden con rigidez la doctrina siempre perenne de la Iglesia"

Recuerdo al cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco, que en cada ordenación sacerdotal decía en su homilía a los ordenandos: “No se cansen de ser misericordiosos”. Con el pasar del tiempo pude comprender y sigo comprendiendo la hondura de estas palabras. Todo su ministerio sacerdotal estuvo marcado por la misericordia, por eso, desde el inicio de su pontificado Francisco dirigió la mirada de la Iglesia a la misericordia de Dios. Su magisterio pontificio puede comprenderse desde y por la misericordia de Dios, siendo él mismo quien se dejó misericordiar por el Señor.  

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Hoy cuando recibe fuertes críticas por ser misericordioso se me vienen a la mente algunos versículos evangélicos como estos: ¿Este come y bebe con cobradores de impuestos y con pecadores?» (Mc 2, 16);  “Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!»” (Lc 7, 39); “Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos»” (Lc 15,1). 

"Los fariseos y escribas de ayer y de hoy parecen escandalizarse de la misericordia"

Los fariseos y escribas de ayer y de hoy parecen escandalizarse de la misericordia. Una última muestra de esto fueron algunas reacciones ante la Declaración “Fiducia Supplicans” donde la posibilidad de una simple bendición pastoral y de auxilio a quienes la solicitasen generó ríos de tinta en diversos ámbitos de la Iglesia manifestando su disenso.

Me llamó la atención por parte de algunos de sus detractores, la falta de reflexión sobre la teología de la bendición. Vale recordar lo que el Papa Francisco señalaba en Gaudete et Exsultate: “Quiero recordar que en la Iglesia conviven lícitamente distintas maneras de interpretar muchos aspectos de la doctrina y de la vida cristiana que, en su variedad, «ayudan a explicitar mejor el riquísimo tesoro de la Palabra». Es verdad que «a quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión»” (Nro. 43).

Hay quienes interpretan la bendición solo en un contexto litúrgico y sacramental o como una acción que tiende a convalidar una determinada situación como las parejas en situación irregular, pero en su reflexión teológica olvidan que la bendición es una invocación a la grandeza de Dios y su misericordia. Por lo cual lejos de convalidar, como sucede en la bendición del matrimonio, la bendición puede ser invocada como un pedido de auxilio a Dios que ayuda a acrecentar la Fe y la confianza.  

Me pregunto si esta mirada teológica no responde a una mentalidad pelagiana o semipelagiana, aunque hablen de la gracia de Dios con discursos edulcorados «en el fondo solo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico»” (Gaudete et Exsultate, Nro. 49).

Fiducia supplicans: El amor de Dios es inclusivo siempre

La declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe aclaraba que estas bendiciones no son más que un simple gesto que expresa la maternidad de la Iglesia y son un auxilio a los fieles para crecer en la confianza en el amor misericordioso de Dios Padre (Nro. 36; 39 y 40). 

"La misericordia solo escandaliza a quienes entienden con rigidez la doctrina siempre perenne de la Iglesia"

La misericordia solo escandaliza a quienes entienden con rigidez la doctrina siempre perenne de la Iglesia. Vale recordar que si bien no hay evolución en el magisterio si existe un crecimiento en la profundización y comprensión de la verdad (Lc 16,13). 

Sin misericordia se estaría diluyendo la verdad del Evangelio, vale recordar en este punto las palabras de apertura del Concilio Vaticano II del Papa Juan XXIII: “Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del "depositum fidei", y otra la manera de formular su expresión; y de ello ha de tenerse gran cuenta —con paciencia, si necesario fuese— ateniéndose a las normas y exigencias de un magisterio de carácter predominantemente pastoral”.

Quizás es bueno recordar cuanto escándalo causó que el Papa Juan XXIII dijera que “la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad” que para nada diluye la verdad cuyo centro es la misericordia. 

Ojalá como Iglesia no nos cansemos nunca de ser misericordiosos. 

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