"La Iglesia se definió con el Concilio como 'servidora de la humanidad'" Todo el mundo tiene algo que decir sobre Dios

Teología para una Iglesia en salida
Teología para una Iglesia en salida

"La primera tarea de la pastoral sería la "anamnesis mistagógica" para desenterrar humildemente la experiencia de Dios que está profundamente enterrada en la biografía de cada persona, en su historia de esperanza y de dolor"

La Iglesia "docente" de clérigos y teólogos debe convertirse en una Iglesia que "escuche" y aprenda de la sabiduría del pueblo. Ahí radica la revolución que el Papa Francisco intenta iniciar con el proceso sinodal

Después de décadas de un papado "doctrinario" que frenó por diversas razones el espíritu del Concilio, Francisco no ha olvidado lo que Juan XXIII, Pablo VI y el Concilio pusieron de relieve: que la Iglesia de hoy no ha elegido el camino de las doctrinas dogmáticas y de las condenas en relación con el hombre y su mundo, sino el del "diálogo con él"

Toda buena teología está al servicio de la evangelización. Lo que se necesita hoy no es hablar del exclusivismo salvífico (por ejemplo, según Mc 16,16: "El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado"), sino un retorno al universalismo de la revelación (por ejemplo, según Sb 8,1: La sabiduría divina "Se despliega con vigor de un confín a otro y todo lo gobierna con acierto") y poner el énfasis en la invitación especial del mismo Jesús (Mt 11,28-30): "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera"; y en el último libro de la Biblia nos dice (Ap 21,6): "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente".

San Juan de la Cruz, el "mudejarillo" de Fontiveros, que se orientaba sobre esas palabras, estaba seguro de que esta fuente, la gracia divina, "mana y corre, aunque es de noche"; que sus corrientes son tan caudalosas "que infiernos, cielos riegan y las gentes, aunque es de noche"; que todas las criaturas se hartan de ella, "aunque a oscuras porque es de noche"; que Dios es, en definitiva, "como la fuente, de la cual cada uno coge como lleva el vaso".

San Juan de la Cruz y la fuente
San Juan de la Cruz y la fuente

Si esto es así, cada persona tiene algo que decir sobre Dios. Por tanto, la primera tarea de la pastoral sería la "anamnesis mistagógica" para desenterrar humildemente la experiencia de Dios que está profundamente enterrada en la biografía de cada persona, en su historia de esperanza y de dolor.

Esto requiere una sabia cultura del diálogo, tal como lo expresó en pocas palabras el poeta y agnóstico Antonio Machado: "Para dialogar, preguntad primero, después … escuchad". La Iglesia "docente" de clérigos y teólogos debe convertirse en una Iglesia que "escuche" y aprenda de la sabiduría del pueblo. Ahí radica la revolución que el Papa Francisco intenta iniciar con el proceso sinodal.

Después de décadas de un papado "doctrinario" que frenó por diversas razones el espíritu del Concilio, Francisco no ha olvidado lo que Juan XXIII, Pablo VI y el Concilio pusieron de relieve: que la Iglesia de hoy no ha elegido el camino de las doctrinas dogmáticas y de las condenas en relación con el hombre y su mundo, sino el del "diálogo con él" para "escuchar y comprender a todos" y con el fin de "servir al hombre". Pues la Iglesia se definió con el Concilio como "servidora de la humanidad", según dijo Pablo VI en su alocución de clausura.

Teología en salida
Teología en salida

*Mariano Delgado es catedrático de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología de Friburgo (Suiza) y Decano de la Clase VII (Religiones) en la Academia Europea de las Ciencias y las Artes (Salzburgo).  

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