"Pero ahí estamos muchos para defender no a él sino al modelo de iglesia que a diario nos presenta" El papa Francisco, piedra de escándalo

El papa Francisco
El papa Francisco

Lucas, al comienzo de su evangelio, nos presenta esa escena tierna del anciano Simeón cogiendo en brazos al Niño Jesús y entonando el “Nunc dimitis”… Pero el final es trágico: anuncia que ese niño será signo de contradicción en Israel

Con toda seguridad, cuando el papa Francisco fue elegido, por el voto de la mayoría de los cardenales en 2013, ni se imaginó que, con el tiempo, iba a ser también él “signo de contradicción”, “piedra de escándalo”, en la Iglesia, comenzando por los cardenales que lo estaban eligiendo

"Nunca, en tiempos recientes, cardenales, obispos, sacerdotes y connotados laicos, se habían atrevido a oponerse tan abiertamente al Papa; nunca nadie, en época reciente y desde dentro de la Iglesia, había afirmado que el Papa era un hereje"

"Está claro, quienes hoy están enfrentados no son el papa Francisco y unos cuantos que se la tienen jurada y se oponen a todo lo que diga o haga. Están enfrentados distintos modelos de iglesia"

"Pero somos muchos los que estamos con él, no por sumarnos a uno u otro lado de la polémica, sino porque sentimos que es él el que está mucho más cerca del evangelio, el que promueve una Iglesia mucho más cercana a lo que Jesús quiso para sus seguidores"

Lucas, al comienzo de su evangelio, nos presenta esa escena tierna del anciano Simeóncogiendo en brazos al Niño Jesús y entonando el “Nunc dimitis” (“Ahora ya puedes, Señor, dejar morir tranquilo a tu siervo…”). Pero el final es trágico: anuncia que ese niño será signo de contradicción en Israel y, como consecuencia, una espada de dolor atravesará el corazón de su madre, María (Lc 2,34-35).

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

Con toda seguridad, cuando el papa Francisco fue elegido, por el voto de la mayoría de los cardenales en 2013, ni se imaginó que, con el tiempo, iba a ser también él “signo de contradicción”, “piedra de escándalo”, en la Iglesia, comenzando por los cardenales que lo estaban eligiendo para poner en práctica “las recomendaciones que le habían dado”, el renovar la Iglesia, comenzando por la Curia.

El nuevo Papa es el argentino Jorge Bergoglio - BBC Mundo - Noticias

"Con toda seguridad, cuando el papa Francisco fue elegido, por el voto de la mayoría de los cardenales en 2013, ni se imaginó que, con el tiempo, iba a ser también él 'signo de contradicción¡, 'piedra de escándalo'"

Hoy, creo, nadie duda que Francisco se ha convertido en esa piedra de escándalo y seguro que, queriendo o buscando la unidad, está generando la división. Pienso -lo veo así- esa división real, que ya nadie deja de ver, es a causa de su consecuencia, de querer llevar a la práctica las recomendaciones, el pedido que le hace la mayoría antes de entrar al cónclave (¿Fue su elección debida a su firme postura ante el terrible informe que el papa Benedicto había encargado a tres cardenales? Algunos creemos que sí). Lo cierto es que nunca, en tiempos recientes, cardenales, obispos, sacerdotes y connotados laicos, se habían atrevido a oponerse tan abiertamente al Papa; nunca nadie, en época reciente y desde dentro de la Iglesia, había afirmado que el Papa era un hereje.

El colmo -por ahora- ha surgido ante el aval del Papa a la declaración Fiducia Suplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que preside el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, y que ha provocado, incluso, que un obispo, en nuestro Perú, haya avalado que sus sacerdotes recojan firmas para que el Papa retire la suya del documento.

"Nunca, en tiempos recientes, cardenales, obispos, sacerdotes y connotados laicos, se habían atrevido a oponerse tan abiertamente al Papa; nunca nadie, en época reciente y desde dentro de la Iglesia, había afirmado que el Papa era un hereje"

Ello, por el lado contrario, ha suscitado cientos de artículos de teólogos y muchos miembros de iglesia pidiendo al Papa que no dé ni un solo paso atrás, pues sería traicionar a la verdadera Iglesia de Jesucristo. Entre los últimos, está la campaña llevada a cabo por el portal español de Religión Digital llamando a pronunciarse a favor del papa Francisco y todos sus serios intentos de renovación de la Iglesia. Lo han hecho y lo siguen haciendo, consecuentemente, defendiendo -suponemos- no solo ni principalmente a Francisco sino lo que él significa en nuestro mundo religioso.

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Pareciera que el propio Francisco, con una paciencia y un aguante únicos, estaría cargando sobre sus anchas espaldas las críticas y sonriendo ante los apoyos hacia él mostrados, que se afirma en la convicción de que el Señor le ha colocado ahí, siendo ese signo de contradicción. Ningún gesto de irritación o de amargura, ninguna señal de vanagloria o soberbia; pareciera impasible siguiendo lo que cree es su camino.

"Somos muchos los que estamos con él, no por sumarnos a uno u otro lado de la polémica, sino porque sentimos que es él el que está mucho más cerca del evangelio, el que promueve una Iglesia mucho más cercana a lo que Jesús quiso para sus seguidores"

Somos muchos los que estamos con él, no por sumarnos a uno u otro lado de la polémica, sino porque sentimos que es él el que está mucho más cerca del evangelio, el que promueve una Iglesia mucho más cercana a lo que Jesús quiso para sus seguidores. Sentimos, por el otro lado, la defensa del “siempre se hizo así”, la defensa de principios fríos y “eternos” frente a las personas que sufren, sienten y padecen, la defensa de un Dios lejano y juez y no un Dios cercano y misericordioso… Vemos en el actuar de Francisco esa Iglesia que él mismo ha definido como “en salida”, “de puertas abiertas”, “samaritana”, hospital de campaña”, “peregrina y en búsqueda”, “que se accidenta por salir”, que “se embarra y se mancha”, frente a esa otra iglesia que se nos quiere imponer como firme y sólida en sus posiciones de siempre, que ya lo sabe todo y segura en sus verdades y certezas, una iglesia encerrada en sus templos y capillas y a la que poco le importan las personas que tocan la puerta buscando “algo” o que se alejan, sin más, una iglesia a la que no le preocupa quedarse vacía con tal de permanecer pura, incontaminada.

"Vemos en el actuar de Francisco esa Iglesia que él mismo ha definido como 'en salida', 'de puertas abiertas', 'samaritana', 'hospital de campaña', 'peregrina y en búsqueda', 'que se accidenta por salir', que 'se embarra y se mancha', frente a esa otra iglesia que se nos quiere imponer como firme y sólida en sus posiciones de siempre…"

¿Se metió el diablo a la Iglesia?

Son los defensores de esta concepción de Iglesia los que, según la teóloga laica colombiana Consuelo Velez ven al diablo por todas partes y lo culpan de que “la Iglesia está como está”. “Lo que es verdad, dice Consuelo, es la falta de coraje para emprender las acciones necesarias para transformar la mediocridad, el atraso y tantas otras realidades que afectan a la iglesia”. No es verdad que la culpa sea del diablo para que “los jóvenes estén cada vez más alejados de ella. Es verdad que nuestros lenguajes, rituales, visiones, mediaciones, explicaciones, narrativas, etc., están tan caducos que los jóvenes no logran entender de qué hablamos y qué queremos decir”.

No es el diablo el que hace que “las mujeres se estén alejando cada vez más de ella. Cuando las jóvenes van a la Iglesia no encuentran una iglesia experta en feminismo, género, derechos para las mujeres, violencia contra la mujer, etc. Y no es verdad que las mujeres se están perdiendo por esas ideologías”. No es que el diablo haya metido el rabo o las patas y “por eso los movimientos sociales rechazan muchas veces el estamento eclesial y ya no son los dóciles líderes que se refugian en las enseñanzas de la Iglesia. Es verdad que los movimientos sociales crecen y conquistan derechos y, muchas veces, defienden más la dignidad de las personas y los pueblos y hablan más del bien común y la solidaridad y los derechos humanos que las instancias eclesiales”. 

Por eso en “la Iglesia que muchos soñamos” (título de uno de mis últimos libros) nos seguimos preguntando y con justa razón: “¿qué estamos haciendo o dejando de hacer nosotros para que se vayan o se alejen?” “¿cómo ofrecer espacios donde esas personas se encuentren y se realicen?”. “¿qué rostro tendrá que mostrar la Iglesia para ser atractiva a esos sectores?” 

"En 'la Iglesia que muchos soñamos' (título de uno de mis últimos libros) nos seguimos preguntando y con justa razón: ¿Qué estamos haciendo o dejando de hacer nosotros para que se vayan o se alejen? ¿Cómo ofrecer espacios donde esas personas se encuentren y se realicen? ¿Qué rostro tendrá que mostrar la Iglesia para ser atractiva a esos sectores?"

Está claro, quienes hoy están enfrentados no son el papa Francisco y unos cuantos que se la tienen jurada y se oponen a todo lo que diga o haga. Están enfrentados distintos modelos de iglesia: por un lado, modelos que consideramos pre concilio Vaticano II (un modelo clerical y piramidal, junto con otro de Iglesia centrada en sí misma, fin ella) y otros, post Concilio Vaticano II (Iglesia Pueblo de Dios y al servicio del Reino: medio, no fin en sí misma).

Hay unos que quieren que la Iglesia no cambie nada y que todos la acepten tal cuál, aferrándose a esos modelos pre conciliares, y otros que quieren que la Iglesia vuelva a ser mucho más cercana al Dios Misericordioso del Evangelio, no al Dios Juez y Castigador ¿Demasiado simple? Es posible, pero creo así se entiende mejor. Y Francisco, por suerte, es también de los que habla y actúa para que se le entienda. Por eso es fácil atacarlo; por eso exhibe sus flancos por donde lo atacan y él ni se defiende casi; pero ahí estamos muchos para defender no a él sino al modelo de iglesia que a diario nos presenta. A nosotros nos interesa más el que -al vernos y oírnos- y sigan al Señor Jesús que el mantenernos firmes en nuestras posiciones de siempre, el defender “nuestras” verdades.

Humor gráfico religioso – Agustin de la Torre Zarazaga

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